Capítulo 12

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— Moroha yo...

— Espero la respuesta... — Aprieto mis puños con MUCHA fuerza.

— La chica de las cartas... Pues ella es — Decía y le interrumpí de inmediato.

— Setsuna — Dije imponente — Y no te atrevas a negarlo.

— ¿Cómo lo sabes? — Preguntó casi sin habla — Si yo no...

Intenté tranquilizarme un poco mientras caminaba de un lugar a otro, tenía que buscar la forma de decirle como lo descubrí sin verme obligada a meter a Riku en esto, tampoco quiero que se arruine la amistad de ellos por mi culpa. Por fin logré pensar bien las cosas y encarándole nuevamente le dije para poner fin a todo el asunto de una vez por todas.

— Ya lo venía sospechando desde hace mucho tiempo — Suspiré — Encontré un peludito en una caja que tenías en el cuarto prohibido, y ese peludito era muy similar al que tiene ella siempre, mentiría si no te dijera que pensé en ella rápidamente, además que todo concuerda con cosas que ella misma ha dicho de a pedazos cuando estoy cerca, pero no fue sino hasta hoy que Towa me tocó el tema y logré aclarar todo... ¿Por qué no me lo dijiste?

— Porque no quería lastimarte y lastimarme yo — Desvía la mirada — No quería que habláramos de eso porque ya no tiene importancia, más sabiendo que yo no le importó a ella.

— Tú le importas mucho más de lo que crees — Pensaba mientras escuchaba todo el asunto — Hisui pudiste habérmelo dicho, yo solo quiero saber de ti... No por eso voy a dejar de quererte — Me callo en seco al recordar algo.

Como otras veces el remordimiento me invade y siento aquella horrible necesidad de contarle a Hisui lo que ya saben, es como si la conciencia me dictara que no debo de exigirle tanto si no voy a dar la misma confianza que estoy exigiendo. Intenté decir algo más, pero no pude así que cerré mi boca de inmediato mientras veía como una expresión de confusión invadía el rostro del chico de la cicatriz fea, cada vez se iba tornando todo más tenso y sofocante — Ahora que recuerdo — Me dijo y sentí un escalofrío que iba desde la nuca hasta la punta de mis pies, como si mi sistema nervioso me dictara que había cierta clase de peligro inminente puesto que su mirada se oscureció varios tonos de repente y se puso tan serio que... Hasta me dio miedo — Tú también tenías que decirme algo y no me lo has dicho.

Literalmente hablando, entré en pánico ya que estaba preguntándome ahora lo que yo quería evitar a toda costa, y sin poder decir o hacer algo ya que está en todo su derecho de reclamarme que se lo diga ya, porque yo también acabo de hacerlo con él y si no se lo digo va a ser una tremenda grosería y es posible que lo pierda para siempre y no quiero eso para nada ¡NO! No quiero que se vaya el único amor que he tenido en toda mi vida.

Así que respiré profundo e intenté sostenerle la mirada aunque a decir verdad, mirarlo ahorita a los ojos es como pedir a gritos que me maten ya que estaba tan serio, su mandíbula estaba tan apretada que hasta puedo asegurar que cualquier cosa que diga con respecto al tema, va a hacer que reaccione de forma violenta y no quiero volver a ver al Hisui violento, al Hisui que es capaz de matar a alguien solo por desobedecerlo, al Hisui que al principio creí que sería capaz de golpearme... No quiero tener que lidiar otra vez con esos demonios, simplemente no quiero que se repita la historia nuevamente — Moroha, eres una cobarde — Pensaba — Tienes que decírselo de alguna forma, él no merece que lo engañes así.

— Es que es difícil de decir — Dije desviando la mirada rápidamente — Hisui yo...

Aprieto mis puños con mucha fuerza y luego de darle una patada a la pared, haciendo que esta se esquebrajara un poco, intenté respirar para no colapsar aún más de lo que ya estaba colapsando en ese preciso momento.

EL CHICO DE LA CICATRÍZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora