Narración general.
La pelimentosa se encontraba devorándose a su pareja con la mirada. El verle hacer ejercicio para ella era como ver la mejor intro de pornografía del mundo. Ella mejor que nadie sabe que él tiene un físico increíble solo que con el traje de héroe y su forma de vestir no se puede apreciar como se debe, pocos han tenido el privilegio de ver a Aizawa Shota por lo menos sin un suéter, ella ha tenido ese privilegio y de ver mucho más.
Ver cómo sus trabajados brazos se encontraban sudados y su piel algo enrojecida le hacía morder su labio inferior de forma inconsciente. Pectorales y abdominales súper marcados la hacían enrojecerse y suspirar. Tenía la buena ventaja de saber que había debajo de sus pantalones, no era la primera vez que se exitaba con solo ver a su esposo entrenar y seguramente tampoco sería la última. Conocía muy bien el cuerpo de su amado, sabía dónde se encontraban todas y cada una de sus cicatrices y las historias que estás relataban. La gran mayoría se las hizo en patrullajes con ella, las de antes de que se conocieran le insistió tanto que le dijera que pasó con esas que el joven hastiado se las contó, incluyendo la que se hizo en el día que Oboro Shirakumo murió. Ese día ella se quedó en su casa, a pesar de que en ese momento solo eran amantes, satisfacción y ya, verlo tan decaído le hizo tener el impulso de consolarle toda la noche, no hubo sexo después del trágico relato solo caricias con dulzura y algo de morbo.
El escuchar el jadeo que se le escapó de los labios de su amado la hizo contener la respiración.
Se puede creer que Aizawa sea un vago total y en parte se tiene razón pero cuando entrena te hace pensar todo lo contrario. El era de esos tipos que explotaban su cuerpo con ejercicio hasta casi ni poderse mantener de pie. Esa era la razón por la cuál su esposa lo vigilaba para que no se sobrepasara, el día que tuvo fué bastante estresante para él ¿Que mejor forma que desahogarse con ejercicio? Emi no lo negaba era bastante liberador pero su esposo no conoce los límites cuando está segado por sentimientos corruptos.
Recordaba que una vez cuando eran amantes y se encontraron en el gimnasio designado para héroes de la zona, casualmente solo estaban ellos en la sección de sacos de boxeo. No muchos entrenan los domingos. Ella al inicio no lo reconoció ya que jamás le había visto con el cabello recogido, tampoco le prestó mucha atención como para saber de quién se trataba, no lo había hecho hasta que en un acto de furia desenfrenada golpeaba el saco de forma brusca, rápida y con tanta fuerza que hizo que captará toda la atención de la joven aquella vez. Había supuesto que era algún método de entrenamiento aflojar y luego ir con todo, pero supo que no era así al escuchar maldiciones con un tono de odio cargado, con solo fijarse un poco más vió que sangre caía al suelo y seguramente se había impregnado en la tela del saco. Acudió rápidamente a auxiliar al extraño, lo había pensado, tomaría las manos de hombre y lo haría caer en cuenta que hacía. Ella no era nada débil, lograría detenerle. Sin embargo todo plan se fue a la mismísima mierda cuando observó esos ojos azabaches enfurecidos. Lo reconoció con solo verle los ojos, esa mirada la intimidó tanto que no reaccionó, se quedó estática, ella aseguraba que la golpearía, no se movió, no pudo hacer absolutamente nada, ni siquiera cerrar los ojos para esperar el impacto.
El joven se había sumergido tanto en sus problemas que no cayó en conciencia cuando fué que sus maldiciones salían de su garganta y tampoco se detuvo a ver o a sentir la sangre que brotaba de sus nudillos y que sus uñas se habían incrustado en la palma de sus manos. Lo único que lo devolvió a la realidad fué ver aquel rostro que ya había visto con expresiones obscenas, ese rostro en ese preciso momento demostraba...miedo y sumisión. Detuvo su acción en seco, su puño no llegó a impactar contra la cara de la joven, se quedó estático analizando el rostro de la jovencita, quizás minutos después ella parpadeo y luego lo hizo un par de veces más, se relajó considerablemente pero con temblores e inseguridad tomó las manos del joven, las vió unos segundos con una expresión de preocupación pura. Hablar sobraba en ese momento.
Shota necesitaba quedar exasusto a toda costa, la jaló y la llevo al baño de mujeres la introdujo allí y el observando a ambos lados para asegurarse que no había nadie entró. La beso con desenfreno y lujuria, tocó su cuerpo de forma brusca y con necesidad, ella no comprendía que ocurría, pero decidió que lo mejor era no preguntar y seguirle el ritmo. En ese momento de lujuria ambos experimentaban sensaciones distintas, el azabache nunca había vista a Emi Fukukado, MS Joke tan sumisa y tan dócil, Emi jamás se había comportado así con nadie, siempre hay una primera vez para todo, siempre. No se le haría costumbre.
Emi jamás se había intimidado con alguien hasta ese momento y Shota jamás se había calmado tan rápido con solo verle el rostro a alguien.
— Cielo, creo que ya entrenaste más que suficiente hoy — dijo la pelimentosa obviando todos sus pensamientos y pensando que lo mejor sería detener a su esposo.
— No he terminado — dijo intentando lanzar una patada más al saco de boxeo.
La joven se apresuró en abrazarle por detrás para que esté no hiciese nada más, y así mismo pasó el joven suspiró y decidió hacerle caso a su amada, quien intentaba controlar las ganas de besa su ancha y trabajada espalda.
— Vámonos mi amor — dijo separándose y fue a buscar el suéter que había dejado en una de las máquinas gindadan.
El joven suspirando con cansancio y derrota cedió a la orden de su esposa.
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Matrimonio
FanfictionAhhhhh el matrimonio, siempre tenemos expectativas muy altas de él, siempre. La verdad es que el matrimonio no es la vida de ensueño que creemos que es. Tampoco diré que es una maldita mierda, porque se tienen momentos felices, pero tampoco todo de...