Narración general.
Era el cumpleaños de la pelimentosa, su cumpleaños número treinta, excelente ¿No? El problema no era ese, el problema era que su cumpleaños calló un día martes, su esposo e "hija" estaban en la UA y ella se había quedado en casa como siempre, se levantó súper tarde y corriendo se fué a Ketsubutsu completamente despeinada, menos mal que estaba medianamente arreglada, y su pañoleta disimulaba un poco el desastre que tenía en su cabeza. Hubieron papeleos por montones, un insufrible dolor de cabeza que le surgió por una reprimenda del director de la institución. Su cumpleaños lo pasó tan estresada con tanto ajetreo que olvidó que era su cumpleaños.
Creyó que su día no podía ir peor, hasta que salió de la academia, al montarse en su vehículo se quedó unos segundos sentada en el asiento del conductor para que este rápidamente se desprendiera y el respaldo se cayera hacía atrás, por inercia busco agarrar el volante evitando un golpe en la cabeza seguro.
Pasmada analizó lo que ocurrió unos cuantos segundos hasta que en su cerebro hizo "click" y con bastante frustración dejó caer su cabeza hacia adelante y por consecuencia el claxon sonó consecutivamente, duró unos cuantos segundos el ruido ya que por el dolor de cabeza de la joven con mala gana subió su cabeza para que el ruido atrudidor cesará.
— ¿Me voy en el carro...o me voy en autobús? — esa era su gran incógnita.
Duró unos segundos más pensando y decidió irse en autobús, sería lo mejor ya que ir en su auto sin el respaldo en su asiento no era prudente por su propia seguridad. Salió del vehículo buscó su mochila que llevaba constantemente al trabajo y cerró la puerta del auto y sin más se resignó a ir en autobús a su hogar. Lo bueno era que su hogar quedaba cerca de su trabajo, debió esperar en la parada de los autobuses unos 45 minutos, 45 largos y tediosos minutos. Al llegar su transporte estaba completamente abarrotado, con pereza decidió entrar allí e intentó acomodarse en algún rincón, no lo logró, solo obtuvo quedar atrapada entre las personas.
A su derecha tenía a un hombre de cabello morado con exceso de gel para el cabello el cuál un poco más y se le recostaba encima como si ella fuese una silla, a su izquierda estaba una mujer de cabello naranja, la cuál hablaba por teléfono estruendosamente, era verdad que había ruido de fondo pero no había razón alguna para que gritara su divorcio y para mala suerte de ella la tenía a 10 centímetros del rostro. Emi sentía que al salir estaría sorda, su risa la aturdía y su voz le irritaba...¿Así era como la veía Shota antes? Eso la dejó pensando tanto así que el ruido y molestias a su alrededor se disiparon, hasta que...una manos se posaron y apretaron su retaguardia.
— ¿¡Pero que mierda!? — la ira se le acumuló en su cuerpo de 1,60cm.
De la rapidez y fuerza que obtuvo en ese arrebato de ira se quitó de encima al hombre de cabello morado y la señora peliroja de la llamada dejó de reír como hiena y prestó atención al chisme. La pelimentosa hizo que el bullicio del transporte parara con solo ese grito, ¿Porque debía ser el centro de atención en ese preciso momento?. Cuando giró completamente no vió a nadie más alto que ella, giró su rostro de derecha a izquierda y nada, bajó la mirada y observó al abusador que la había tocado...era un niño...no mayor de 10 años, o eso aparentaba, cabello largo hasta la altura de los hombros blanco, tez pálida y ojos rojos como la sangre, la veía con culpabilidad y algunas lágrimas en los ojos. Esa imagen la pasmó. Ahora se sentía culpable y sin mencionar las miradas de los de su alrededor que la jusgaban. Le dió rabia eso pero no le tomó importancia en ese momento, lo único que quería hacer era disculparse con el infante pero esas personas no solo se le quedaron viendo, no, no, no, no, también empezaron a jusgarla cruelmente.
— ¿Critandole a un niño? ¿Cómo puede ser posible?
— No la mires a los ojos...en la próxima estación nos bajamos...
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Matrimonio
FanfictionAhhhhh el matrimonio, siempre tenemos expectativas muy altas de él, siempre. La verdad es que el matrimonio no es la vida de ensueño que creemos que es. Tampoco diré que es una maldita mierda, porque se tienen momentos felices, pero tampoco todo de...