Marcas

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Narración general

Tras una noche de pasión incandescente y lujuria desbordante la pelimentosa se despertó con bastante pereza. Quería estar unos minutos más en esa plácida cama con su amado el cuál anoche le demostró lo mucho que la amaba, pero por desgracia no podía tenía cita médica, a juro debía asistir no quería que la pusieran en lista de espera otro mes.

Se sentó en la cama frotándose uno de sus ojos con su mano empuñada. De reojo observó a su esposo el cuál no hacía más que dormir, estaba bastante cómo no quería despertarle así que con el máximo sigilo que pudo se levantó levantó de allí.

Fue un transcurso algo doloroso, le dolía un montón las caderas, no debió decirle que le aburría como la embestía.

Cuando llegó al baño se apoyó en el lavamanos suspiró cerrando sus ojos, pero un olor completamente extraño salió de su boca. Con el seño fruncido buscó volver a oler su aliento, tras un segundo de analizar sacó la lengua con repulsión, olía a sexo.

Rápidamente buscó su sepillo de dientes y le colocó algo de pasta en las cerdas del objeto de color morado. Realizó su labor con toda la flojera del mundo, ni a abrir los ojos se dignó. Su sueño la estaba arrastrando a la tentación de volver a acostarse, pero perder esa maldita cita no era opción, no tendría paciencia para esperar a reservar otra. 

Al terminar escupió la espuma blanca enjuagó su boca y limpio su rostro, decidió ver su reflejo desde que se había levantado, palideció.

— ¡SHOTA! — gritó eufórica.

El nombrado se asustó al escuchar ese terrible grito, sin pensarlo mucho saltó de la cama con energías que no sabía que tenía a las 6:50 AM y corrió a ver a su esposa.

Observó la situación, no había peligro, solo su amada con el seño fruncido.

— ¿Que pasa? — preguntó al no ver el problema.

— ¿Que es todo esto? — dijo señalando los chupones que tenía en su cuello, senos, hombros y clavículas, si así estaba delante no quería saber cómo estaría su nuca.

—...Marcas — dijo simple.

— Shota, no me molesta que me hagas marcas pero no tantas — reunió.toda la paciencia que podía.

— No son tantas Emi — dijo restándole importancia y dirigiendose al retrete levantando ambas tapas.

¿Hiba a orinar un plena discusión? A la pelimentosa se le salió un tic nervioso en su ojo derecho, debía estar bromeando. Cerró sus ojos pidiendo paciencia otra vez y si que le costó está vez hacerlo el ruido del choque de la orina y el agua limpia la estaban desconcentrando en su cuenta hasta 10.

— Shota son muchas casi no tengo partes blancas — se quejó con una mirada asesina — no había necesidad de hacer tantas y tan notorias.

— Solo marco lo que es mío — dijo con simpleza mientras entraba a la ducha, necesitaba asearse, la chica se sonrojó notablemente — hoy no la pasaré casi contigo así que es mejor dejar claro las cosas — la pelimentosa procesaba cada palabra de lo que el azabache dijo, si que era desconfiado, desconfiado y celoso.

— Solo voy al médico, no es nada de lo que hay que preocuparse — dijo midiendo sus palabras.

— Por eso mismo, más a mi favor — haba al preguntar porque pero decidió dejarlo así, más bien otra idea pasó por su cabeza.

— ¿Por qué tú me marcas a mí y yo a ti no puedo? — se cruzó de brazos molesta.

Al azabache se le escaparon unas carcajadas estruendosas y gruesas, por unos segundos la femenina creyó haber activado su quirk, pero no fue el casó. Estaba desconcertada y molesta, tras unos minutos de risas por parte del azabache se dignó a explicar lo que le causaba gracia.

— Tu también me marcas Gatita~ — dijo con un tono provocativo, grueso y algo pastoso, la sonrojó al instante, sin esperar más se volteó dejándole ver su espalda ancha y llena de arañazos.

La joven palideció, llevó ambas manos a su boca por la sorpresa. La espalda de su pareja estaba llena de arañazos recientes, muchas de ellas tenían sangre seca. Con preocupación y culpabilidad se acercó tocandolas con muchísimo cuidado.

— Amor — observaba todas y cada una de esas heridas con remordimiento de conciencia — lo siento tanto y-yo...

— No debes disculparte — dijo alandola hacia la bañera abrió ambas perillas para que el agua saliera tibia y seguidamente la besó.

El beso fué romántico y tierno, ella abrazo su cuello y el la rodeó apegandola a él, el agua de la regadera los empapaba, Eno les molestaba en lo absoluto. Cuando se separaron decidió continuar lo que quería decir anteriormente.

— Sonará algo masoquista, pero me gusta cuando lo haces — rascó su nuca algo nervioso por esa declaración.

— Si, suena algo masoquista — dijo riendo a lo cual el le sorprendió acorralándola en una de las paredes de la ducha, sorprendiendola en ese proceso sin prisa se le acercó al cuello besándolo suavemente.

— Lo dice la que quería más a pesar de ya poder resistir — se ruborizó, era verdad, pero honestamente no le importa solo quería que continuara.

Adiós cita médica de hoy, el otro mes será.

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Tiempo sin actualizar, los extrañé muchísimo, las tareas me han tenido algo ocupada jejeje. Sin nada más que decir nos vemos pronto.

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