XI. Los Prisioneros de Dios

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¡Wuuuuuhu! Un capítulo que esperaba con ansias jajajaja Las cosas se pondrán mas intensas que nunca. Me emociona mucho este capítulo, produce muchas emociones fuertes.

*ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas de las que prefiero avisar por si las moscas, aunque no son nada que amerite "maduro" a mi criterio. Pero si hay leves escenas de violencia y tortura (o más bien víctimas de tortura). Asi que estan avisaditos, mis niños lindos.

Sin más ni menos...disfruten como hice yo escribiéndolo. Y no olviden hacer click en esa estrellita tan bonita que hay en la parte superior derecha de sus pantallas, y dejar sus comentarios tan inspiradores en ese espacio para escribir allá al pie de la historia <3 #LosLecotresFantasmasAsustanALosPersonajes :(

PD: dedicado a AnneVanSanten para agradecerle su voto y su maravillosa entrevista a mi persona sensual (Ego? donde?) jajaja fue muy divertido. ¡Me alegro que te guste la historia <3!

Era una tierra hermosa. Flanqueada por altas montañas azules revestidas de pinos, robles, abedules y helechos verdes como una esmeralda.

Lástima que todo aquello pertenecía a un señor romano. O al menos eso creía él.

Temprano por la mañana, el grupo llegó a un amplio camino que marcaba la entrada al estado de Marius Honorius. La carretera no podía ser considerada una proeza romana, ya que carecía de la rectitud tradicional de sus construcciones, y tampoco estaba adoquinada. Pero al menos era llana y lo suficientemente grande para que todos ellos pudiesen ir al galope, así que Arturo les ordenó acelerar el ritmo para compensar el tiempo perdido debido a la tormenta de la noche anterior.

El camino cruzaba un pequeño bosque, con árboles creciendo bastante alejados unos de otros, sus raíces cubiertas por los helechos que crecían al amparo de sus sombras. La tierra todavía estaba húmeda tras la lluvia nocturna, y al pasar raudos los caballos, sus pezuñas levantaban grandes trozos de barro en el aire. Después de menos de una hora de viaje, bordearon a una amplia curva tras una colina y cruzaron el linde del bosque. En una línea recta, el edificio inmaculado de la casa de la familia romana se levantaba imponente, flanqueado por gruesos muros de piedra, como si no quisiese tener nada que ver con las pequeñas y humildes casas de la aldea a sus pies.

Los guardias, al ver jinetes acercándose, se apresuraron a cerrar las grandes puertas de la casa, listos para defenderla de un ataque si fuese necesario. Parecía que no habían sido informados de la llegada de los caballeros; quizás ni siquiera sabían de la invasión sajona.

-¿Quién anda ahí? -inquirió un hombre vestido en cota de malla, casco y una capa amarilla. Se asomó junto a sus compañeros sobre el muro, mirando al grupo de caballeros con desconfianza. Arturo dio un paso con su caballo hacia al frente y se presentó.

-Soy Arturo Castus. Comandante de los caballeros sármatas enviados por el obispo Germanus de Roma. Abran las puertas-.

Mientras que enviaban a alguien a buscar al señor de la casa, y abrían las puertas, Devnet tuvo la oportunidad de estudiar lo que la rodeaba. El pueblo era poco más que un pobre conglomerado de chozas dispersas en torno a un patio principal miserable. Los aldeanos, atreviéndose a dejar su labor en los campos cercanos, se acercaban tímidamente para poder ver mejor a los recién llegados. Devnet nunca había visto gente tan sucia y flaca. Los despojos de sus harapos colgaban sueltos sobre sus estructuras óseas; las caras como absorbidas por el cráneo; ojos miserables y desesperados. La chica se mordió el labio inferior, sintiendo lástima por aquellas pobres almas ¿Cómo podían tenerlos viviendo en condiciones tan humillantes?

Volvió su atención al frente cuando se abrieron las puertas para dejar pasar a Marius Honorius, flanqueado por tres de sus guardias. El señor romano resultó ser un hombre de baja estatura, vestido con esas delicadas túnicas romanas, en tonos pálidos decorados con sencillos motivos oscuros. Se podían ver sus dientes puntiagudos a través de su sonrisa, una sonrisa que demostraba que era alguien con una gran opinión de si mismo. Tenía una nariz ganchuda incrustada en la cara y los ojos demasiado juntos para considerarlo guapo, al menos para Devnet. Además, parecía que no se ejercitaba ni la mitad del tiempo que seguramente pasaba comiendo, ya que sus mejillas colgaban flácidamente de su rostro.

Su Nombre es Poema (TGWNWAP versión castellano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora