Epílogo: El Poema Más Hermoso de Britannia

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Y en un día verano, cuando ni yo misma me lo esperaba, llega al fin el epílogo de esta historia. Y espero que hacerle justicia a todo el amor que me ha dado, y a todo el amor que le tengo a este pequeño fanfic.

Agradecimientos como Dios manda y otras notas las haré en el próximo apartado, pero desde ya, gracias totales. No se olviden de dejar sus comentarios y votos, me han acompañado por tanto tiempo, y se verdad es que son un maravilloso tesoro.

Y disfruten <3

"...How far we've come

So farFrom home..."

  — Jem.


Como espíritus de las aguas y el bosque, las dos mujeres chapoteaban en la laguna, sus risas cristalinas acompañando la canción arrulladora de los árboles que agitaban sus verdes miembros con la brisa del verano. Relucían blancos los espigados cuerpos desnudos de ambas jóvenes mientras se zambullían para volver a emerger. Despreocupadas por comprometer su intimidad, pues fieles guardias se encargaban a la distancia de que nadie se acercase, se dedicaban a salpicarse gotas traslúcidas, con el agua hasta las caderas y sus largos cabellos oscuros caían bien pegados a sus cinturas.

-Ya deberíamos volver-observó la reina Guinevere, recostándose sobre la superficie del agua y flotando lánguidamente-Ya casi es hora-.

Devnet alzó el rostro hacia el cielo, intentando juzgar la hora según la posición del sol, mas resultaba prácticamente imposible debido a la bóveda arbórea sobre sus cabezas. Seguro sería pasado el medio día. Las chicas habían almorzado temprano para poder irse a nadar. Era pleno verano y los días transcurrían de manera parsimoniosa, cálida y apacible.  Flotando de espaldas al igual que su prima, observó los movimientos de las hojas al viento por varios segundos y cerró los ojos, escuchando el chapotear del agua que causaba Guinevere al nadar.
-Devnet, vamos. No podemos llegar tarde-le urgió la reina desde la orilla, dónde ya había comenzado a secarse.

La joven mestiza suspiro y se hundió completamente, aislándose por tan sólo un segundo más del resto del mundo, ella y las profundidades, nada más. La emoción recorría cada centímetro de su cuerpo, poniéndole la piel de gallina y agudizándole el sentido del tacto, por lo que sentía el contacto del agua en todas partes, desde entremedio de los pies hasta las raíces del cabello, incluso sus pestañas. Escuchó su corazón una, dos, tres veces en sus oídos, soltó lentamente el aire en sus pulmones, viéndolo elevarse en burbujas plateadas que le acariciaron el rostro, y finalmente de impulsó hacia arriba.

-¡Devnet!-Gwen la llamó por tercera vez, aunque su tono tenía un tinte exasperado que la hizo soltar una risita.

-Ya voy, mujer, ya voy. No empezarán sin mi-le aseguró, muy confiada. Su prima de limitó a poner los ojos en blanco y emitir un bufido de impaciencia.

Después de vestirse, las chicas se encaminaron con las largas cabelleras pesadas por la humedad, hacia donde las esperaban los guardias de su escolta, bajo las sombras de los árboles. Ganis, en aldeano de la villa de Honorius que había servido a Arturo era quien lideraba a la escolta de la reina. Hacia tiempo ya que había dejado atrás los reparos que le suponían la idea de una mujer guerrera, y había jurado lealtad a la Reina Guinevere, comandando su escolta con religiosa entrega. Al ver a Gwen y Devnet, se inclinó graciosamente, a la vez que gesticulaba a sus segundos que trajesen a los caballos de las damas.

-Majestad, Lady Devnet. ¿Desean volver ya?-preguntó, con la nariz aún apuntando hacia el suelo.

Gwen se adelantó y toco suavemente la nuca del hombre, incitándolo a levantar la cabeza -Así es, Ganis. Ya estamos bastante atrasadas-le lanzó a su prima una mirada acusadora.

Su Nombre es Poema (TGWNWAP versión castellano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora