Su Nombre es Poema (TGWNWAP versión castellano)

XX. Una Batalla Que Yo Elija

¡Hola, hola todos! Cada vez avanzamos más con la historia y entre que quiero y no quiero jajaja Las cosas se van tensando más y más y se acerca la batalla final (?) Jajajaja

Bueno, antes de que lean, un par de cositas:

Number 1, este capítulo va dedicado a la adorable Lu_Lemus, por un mensajito muy tierno respecto a esta historia que en verdad me alegró el día.

Segundo, los invito con mucha ilusión a pasarse por la cuenta que tengo en conjunto con una de mis mejores amigas scrxamqueen. Hace un tiempo empezamos una novela juntas y ahora estamos organizándonos para subirla a wattpad, ya está el primer capítulo. La cuenta es Callistia y la historia se llama "Memorias de Naneth" , es una novela de fantasía histórica (tipo Juego de Tronos, J.R.R Tolkien , etc). De hecho, se encontrará con unos personajes MUY parecidos a Devnet y Lancelot, asi que si los aman a ellos y les gusta esta historia, los invito a pasarse por "Memorias de Naneth". Marian y yo la estamos escribiendo con mucho, mucho amor jajaja

Y ahora, a lo bueno...

El sendero estaba completamente enlodado y la neblina estaba baja, por lo que la marcha de la caravana era lenta y bastante miserable. Los caballeros iban de dos en dos a lo largo del sendero, cada uno inmerso en su propio silencio, incertidumbre y remordimiento. Porque por más que se repitieran una y otra vez en sus cabezas que habían hecho lo correcto, que merecían la oportunidad de rechazar esa batalla, ninguno de los sármatas podía quitarse la sensación de que de alguna manera no estaban dejando atrás una batalla perdida, si no que más bien a sus amigos cuando más los necesitaban. La culpa pesaba fuertemente sobre sus hombros, cuan sombra de una nube oscura que prometía lluvia. Sus ánimos se contagiaban a quienes les rodeaban, por lo que Vanora y los niños, que viajaban a bordo de una carreta detrás de ellos, estaban particularmente callados, inmersos en su propia forma de melancolía. Ya hacía días que a los pequeños no se les había visto sonreír.

Aunque su rostro pálido y sus ojos oscuros no delataban nada, Lancelot era un caos por dentro. Sin importar cuánto lo intentara, no podía dejar de pensar en Arturo haciéndole frente a los sajones por su cuenta, sin que su mejor amigo, su mano derecha estuviese allí para ayudarlo. Le sería imposible, el hombre simplemente no sabía cómo cuidarse a sí mismo. Era, después de todo, un completo iluso, un altruista y testarudo estúpido. Una y otra vez Lancelot pensaba en todos los posibles errores que Arturo podría cometer, que eventualmente lo llevarían al suicidio. Pactar una tregua con esas ratas traicioneras, perdonarle la vida a algún Sajón por compasión para que posteriormente lo apuñalaran por la espalda, las posibilidades eran infinitas,y sin la guía de Lancelot, Arturo seguramente cometería alguna.

Y ni siquiera quería empezar con Devnet. Joder ¿¡En qué diablos pensaba la maldita idiota de todos modos !? Era tan pequeña, tan delicada, tan jodidamente frágil, esa petite suya. Ya la veía en su mente, luchando con ese arco inútil contra la armadura de los sajones ¡Y ella no llevaría ninguna! Los malditos pictos casi nunca vestían de hierro para la guerra. Ah,  y Lancelot apostaba su propio atractivo a que la pequeña idiota ni siquiera llevaba consigo la espada que él le había mandado a forjar especialmente. Jamás lo hacía, sin importar lo mucho que él insistiera en ello. ¡Devnet nunca escuchaba! Ahora, probablemente, algún bastardo vikingo iba a volarle la cabeza hasta Hibernia con su mazo.

"Ellos mismos se lo buscaron, maldito par de idiotas" el caballero pensó en modo lúgubre.

En opuesto a estos pensamientos, el resto de los habitantes de Badon, las legiones romanas, la escolta del obispo y todas las otras almas que compartían su viaje estaban dominadas por la urgencia de salvar sus propias vidas, poniendo la mayor distancia entre ellos y los sajones. Tenían pocos arrepentimientos de haber dejado su hogar, siempre y cuando llegaran a vivir para ver otro amanecer.