Capítulo 17.

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- ¿No es como el décimo traje que te has probado? - preguntó Marina desde la puerta - No me malinterpretes, estoy totalmente de acuerdo con esta locura, pero no es muy como tu.

Luisita contemplaba su reflejo en el espejo de cuerpo entero, frunciendo el ceño ante la imagen antes de darse vuelta.

- Me estoy volviendo loca. Quiero decir, elegir un traje debería ser fácil cuando lo único que quiero es algo que, diga, 'Soy una artista sofisticada pero modesta', pero eso era antes de saber que Anthony sería mi cita, y que mis padres estarían allí. Ahora necesito algo más. Ahora necesito algo que diga, 'Hey, soy sexy, pero todavía no quiero salir contigo, Anthony, y yo sigo siendo una buena chica católica', sin dejar de transmitir lo de que soy una artista sofisticada sin dejar de ser modesta - hizo una pausa para examinar la pila de ropa sobre la cama - ¿A cuál de ustedes llevaré?

- ¿Sabes que los trajes no pueden hablar, verdad? - Marina frunció el ceño brevemente.

Luisita suspiró y se dirigió hacia el armario, desprendiéndose de la ropa con la que iba.

- No ayudas.

- Me gustaría tener una cámara para capturar este momento.

- Estoy muy contenta de que no la tengas. Conociéndote, probablemente la subas a YouTube - Luisita metió la cabeza en un vestido, y se volvió hacia el espejo - Demasiado putilla. ¿Por qué mis vestidos son tan cachondos?

- Um, esos son todos míos.

- Eso lo explica todo.

Marina sonrió.

- Hablas como una verdadera mejor amiga - se acercó a la cama y a la pila de ropa. Comenzó a clasificar a través del caos. Cogió una falda larga de la pila y se lo lanzó a Luisita - Ahí está tu imagen cristiana - lanzó una camisa con botones que Luisita sabía que era un poco demasiado fuerte - Ahí está tu imagen sexy, pero no fuera de los límites - se acercó a la cómoda y escogió un par de aretes y un collar a juego - Y aquí está tu imagen artística pero sofisticada.

Luisita frunció el ceño con la vista en la ropa.

- ¿Cómo hiciste eso?

- Magia. Puedes pedirme prestadas mis botas nuevas. Van a ir a la perfección.

- Creía que las ibas a usar.

- Cambio de planes. Tengo una estrella porno con convicciones religiosas y morales para seducir. Se trata de las tetas y los zapatos de tacón alto esta noche.

- Buena suerte con eso.

- Gracias. Me voy a la ducha. ¿Estás emocionada?

- ¿Acerca de la ducha? Pues sí, mi corazón palpita.

- Tonta. Sabes a lo que me refiero.

Luisita dejó escapar un suspiro.

- Mi estómago ha estado en nudos todo el día.

- Relájate. Va a ser genial. Tu obra va a estar volando por las paredes.

Luisita se echó a reír.

- A 950 dólares cada una, yo no lo creo. Le dije al tío en la galería que estaba loco de poner ese precio, pero él dijo que era una cantidad normal para este tipo de evento.

- Debería haberlos puesto a un precio de $ 10.000.

- ¡Ja! Claro. ¿Por qué no un millón?

Marina sonrió.

- Apuesto a que alguien los compra.

- Apuesto a que alguien tendría que estar loco - Luisita sonrió - Pero gracias por los comentarios halagadores. Ellos ayudan.

El lado ciego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora