Capítulo 23.

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Luisita parpadeó, las formas en su habitación las veía borrosas e indescifrables mientras trataba de dar sentido a su entorno. El sonido del teléfono resonó en el apartamento, y se cubrió con las mantas sobre la cabeza. Se negó a levantarse en ese momento. Se había quedado hasta muy tarde leyendo para acabar con El color púrpura, y más tarde aún para escribirle un correo a Meli detallando cuánto lo había amado.

El teléfono volvió a sonar, y a medio sonido, fue interrumpido por la voz misericordiosa de Marina diciendo:

- Casa de enroscadura de Luisita y Marina. ¿Cómo puedo pegarle?

Luisita se relajo cuando la llamada resultó ser para Marina. Tenía que desechar de nuevo la idea de dormir porque lo siguiente que supo, fue que Marina estaba encima de ella, rebotando en la cama.

- Despierta... ¡Oh mi Dios! - Marina estaba diciendo, con la voz una octava más alta de lo habitual - Adivina quién acaba de llamarme.

Luisita, abrió un ojo, lo cerró y abrió el otro. Marina estaba encima de ella, mirándola con entusiasmo, y la rubia nunca había querido hacerle daño a alguien tan mal en su vida. Cerró los ojos otra vez sólo para ser sacudida. Ella gimió.

- Te odio, déjame en paz - murmuró.

- ¡Luisita, era el director de casting de la película para la que audicione. Quieren que vuelva e interprete algún otro papel!

La noticia se filtro a través de la nebulosa conciencia de
Luisita.

- Wow - logró decir, su voz ronca y llena de sueño - Te prometo estar muy emocionada en unas seis horas.

El rebote se reanudo y Luisita trató de recordar si había dejado algo cercano que podría ser utilizado como arma. El rebote se detuvo.

- Joder, esta habitación es más fría que la mía - dijo Marina, y un momento después levantó las sábanas y se deslizó en ellas, estremeciéndose - Espera, yo quiero hacer cucharita contigo mientras te cuente el resto de la conversación telefónica - Marina se sentía euforica - Oh, estás caliente.

- Te odio tanto ahora - se quejó Luisita, como Marina se envolvía alrededor de ella. Hizo una mueca cuando los pies fríos rozaron su pierna.

- Está bien - dijo Marina, una vez que termino de acomodarse - Y la mujer, Sierra Murphy me dijo algo así, como: "¿Te opones a hacer escenas de desnudos?" y yo estaba como: "Uh, depende de qué tipo", y ella estaba como: "Bueno, ¿habría un problema de rodajes de una escena de sexo?" y yo dije: "Al igual que... porno?" y ella se rió y fue como: "No, no. De buen gusto, por supuesto. Pero tendrías que desnudarte un poco" y yo estaba como: "Bueno, sí, eso está bien" - hizo una pausa - ¿Estás escuchando?

- Tu boca está al lado de mi oreja, ¿cómo podría no hacerlo?

- Muy bien. Así, pues ella era como: "Oh bueno, bueno. Nos gustaría que leas una parte diferente" y yo estaba como: "¡Grandioso!" y entonces... ¿estás lista para lo que sigue?

Luisita suspiró en su almohada.

- Sí...

- Entonces ella era como: "¿Te opondrías a hacer una escena de sexo con una mujer?"

Los ojos de Luisita se abrieron.

- ¿En serio?

Marina se rió.

- ¿Te estoy volviendo loca que este sobre ti así?

- No, me enciende en realidad - dijo Luisita y sonrió.

- Oh, baby - Marina se echó a reír y se desenredo de Luisita - En realidad, me estoy volviendo loca. Se siente un poco bien - hizo una pausa para enderezar la otra almohada - Entonces, ¿qué te parece? Puede ser que llegue a tener relaciones sexuales con una chica en cámara.

El lado ciego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora