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Jungkook caminaba por los solitarios pasillos de la institución. La campana había sonado desde hacía diez minutos pero al castaño no podía importarle menos, después de todo la puntualidad no era su fuerte.

Al igual que no lo eran las matemáticas. Siempre las había detestado pues no las comprendía y cuando creyó que no podrían ser peor conoció a Park Jimin, su estricto y malhumorado profesor. Jungkook no lo soportaba.

Llegó al salón de matemáticas, porque si, la primera hora de la mañana del lunes daba inicio con tan odiosa materia. La puerta estaba cerrada como espero que estaría pues el profesor Park no toleraba los retrasos. Al escuchar la campana los quería puntuales en el salón, sentados en sus respectivos asientos, entonces pasaría la asistencia y después daría comienzo a la clase del día, todo tan rutinario y aburrido.

Suspiro y tocó la puerta dos veces con su mano hecha puño. Espero pacientemente a que esta fuera abierta por cualquiera de sus compañeros sin embargo no fue así. Comenzó a impacientarse y volvió a tocar la puerta esta vez con un poco más de fuerza.

A los pocos segundos la puerta fue abierta, pero no espero que quien la abriera fuera nada más y nada menos que su mismísimo profesor. Este lo miro de forma despectiva, su fría mirada atravesándole, erizandole los vellos de la nuca. Park Jimin si que daba miedo con su aura tan impotente y llena de amargura.

El rubio miro el reloj en su muñeca antes de volver la vista a su alumno frente a él.

— ¿Tiene idea de la hora que es, Jeon?— preguntó con su tono frío de siempre, ese tono de voz que a cualquiera lograba poner nervioso, sin embargo, él no se dejaría intimidar tan fácilmente.

— No lo sé, ¿podría decirme?

Jimin lo miro luciendo imperturbable y se cruzo de brazos.

— No es la primera vez que llega tarde a mi clase.

— Lo sé. — contestó sin más.

— Y si no quiere irse a la dirección con un retraso y con una suspensión de regalo le aconsejo que deje de contestarme. — le dijo seriamente. Jungkook lo miró y sonrió de lado pero decidió no decir nada más, lo menos que quería era llegar a casa con una suspensión. Jimin suspiro y observo a su alumno con su atuendo tan desprolijo e inapropiado para estar en la institución. — Lo dejaré entrar pero antes necesito que acomode su corbata. — Jungkook enderezo su corbata apretando más su nudo. Jimin continuó inspeccionándolo. — También quiero que se faje. — el castaño acato la orden sin ningún problema y sonrió una vez termino. — Y espero que esto no se vuelva a repetir. — dijo y Jungkook asintió. — De una vez le digo que tiene una inasistencia más en mi clase, entre.

Jungkook hizo una pequeña reverencia y entró mientras a sus espaldas el profesor cerraba la puerta y con un enorme suspiro volvía a su asiento detrás del escritorio.

Jungkook tomó asiento en su pupitre el cual quedaba justo delante del escritorio del profesor, y no es porque fuera muy inteligente, si no porque según el profesor Park, Jungkook tenía un bajo rendimiento en su materia debido a que el menor se la pasaba platicando en clase, por eso había optado por sentarlo al frente para poder tenerlo bajo vigilancia, aunque de nada servía pues el castaño se entretenía con todo y casi nunca le prestaba atención.

— Hola bebé, pensé que no vendrías hoy. — susurró Nayeon a sus espaldas, una hermosa chica con la que Jungkook llevaba saliendo o al menos intentando ser algo desde hacía semanas.

El castaño volteo y le dedico una hermosa sonrisa.

— ¿Cómo puedes pensar eso? Tan solo se me hizo un poco tarde. Además nunca perdería la única oportunidad que tengo de verte. — le dijo y la chica sonrió sonrojándose. Nayeon y Jungkook solo compartían una clase y esa era la del profesor gruñón, como él solía llamarle a Park, y si asistía a sus clases era porque además de que quería poder graduarse al fin del instituto, también lo hacía para ver a la hermosa pelirroja que se sentaba detrás de él.

🌹𒆜  𝑀𝓎 𝓉𝑒𝒶𝒸𝒽𝑒𝓇 🌹𒆜 || Kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora