7. Quién dijo que Yo No Mentía?

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La noticia de la entrevista a la figura más icónica en toda la historia de la humanidad corrió como espuma, como lo hacen todos los rumores por cada red social existente en la Tierra; el mundo estaba expectante y ansioso de descubrir todos los secretos de quien hasta hace poco, era aquel superhéroe que no había dedicado palabra a ningún ser humano, a ninguno hasta que me conoció.

Todos los ojos estaban puestos en alguna pantalla para no perderse detalle de la transmisión; yo me encontraba cómodamente en nuestra casa listo para ver la función que con tanta dedicación habíamos preparado. Fue así como justo a la hora señalada las cámaras comenzaron mostrando como desde los cielos bajaba el super ser de taje rojo y capa; incluso al verlo en televisión me provocaba fuertes sensaciones sexuales. La periodista y su camarógrafo subieron a la camioneta donde según nuestras instrucciones previas, debería estar todo el equipo necesario; seguramente esperaban las instrucciones  del lugar a donde se deberían dirigir, por lo que para mí no  fue sorprendente ver el espectáculo preparado; elevándose dando unas vueltas para el deleite del público llevando en su mano derecha la camioneta con dos sorprendidos funcionarios de la cadena noticiosa; claro que la parte de jugar con la camioneta como malabarista no estaba en el libreto, pero Max a veces tenía esas salidas de libreto. Seguramente pasado el mareo, ya les había dicho que cerraran sus ojos pues venía la escena más sorprendente, cuando comenzó a volar más rápido y se hizo luz desapareciendo del foco de las cámaras y seguramente ya aterrizando en el lugar que habíamos elegido para la transmisión.

Un recóndito páramo en las tierras altas de Escocia serviría  de plató para la superentrevista; un lugar de difícil acceso sólo conocido por nosotros, sin hitos ni paisajes singulares que lo hagan reconocible por algún espectador y que ni siquiera las periodista y su acompañante supieran donde estaban. Así Max discretamente se encargaría de buscar y inutilizar con sus hermosos ojos azules, cualquier dispositivo GPS o que indicara donde podían estar, de manera tal de evitar visitas inesperadas y cualquier intrusión no deseada.

Una cámara fijada en el vehículo grababa desde el primer momento para que la humanidad no perdiera detalles, Max cuando se le indicó que estaban próximos a comenzar aunque se le ofreció un banquillo tomó su posición de brazos en las caderas, pecho hinchado y mostrando sus abdominales de ensueño que lo hacían irresistible a las cámaras. La periodista por su parte se sentó muy cercana a él con la mirada a la altura de su masculinidad, lo que para mí fue una notable falta de respeto, pero mi novio amado no le dio ni la menor importancia, por lo que la diva buscó tomar confianza haciéndole preguntas muy suaves y normales como su color y comida favorita, estatura, mascotas y la primera respuesta llamativa fue cuando le consulto sobre su peso.

Maximan: "Bueno en realidad no tengo peso como ustedes, yo puedo pesar lo que quiera".

Periodista: "Wow que envidia", río falsamente la mujer, "Por eso puedes volar. Mmm!! y siguiendo con tus poderes, por qué los tienes, eres humano?

Maximan: "Pues claro que soy humano, nací en un pequeño pueblo de su país el cual por razones obvias me reservo el nombre y en cuanto a mis poderes, se deben  a la suerte de quedar expuesto a un meteorito muy extraño que me encontré en una montaña y que luego se desintegró.

En realidad esa respuesta ni siquiera la habíamos preparado, porque Max ya me había dicho su origen en uno de nuestros tantos almuerzos de azotea, pero al respecto había mentido descomunalmente... pero le había mentido a la periodista o me había mentido a mi?...

Periodista: " Dices que todo esto se debió a sólo una casualidad del destino?"

Maximan: "Exactamente"

Periodista: "Debes ser el hombre más afortunado de la humanidad y uno de los más guapos debo decir". Esto lo dice acariciando osadamente su pierna muy cerca de su miembro viril frente a las miradas atentas de todo el mundo; Max que hasta ese momento respondía manteniendo su posición, se alejó un paso y la miró con desdén tornándose por un segundo rojos sus ahora enojados ojos,  a lo que la periodista claramente entendió que debía guardar su lugar.

MaxiManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora