13. Convirtiéndose en Super Normal

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El convertir al superhéroe en un hombre super normal no era tarea fácil ya partiendo por como vestirlo. Max podía mantener con su poder mental su rostro diferente hacia la vista de los demás, pero su cuerpo era otro cuento ya  que le tomaría mucho desgaste cambiarlo, por lo que eso sólo lo podíamos esconder con ropas casuales y realmente con todo lo que se probaba parecía un modelo internacional, un príncipe vikingo o un concursante de mister universo, por lo que jamás podría dejar de llamar la atención y personalmente cuando utilizaba esas camisas , poleras y pantalones ajustados, donde sus músculos se veían apretados a punto de estallar; estos hacían que casi tuviera orgasmos a cada minuto pues mi novio era tan sexy que eso era imposible ocultarlo. 

El sólo hecho de que se parara con los brazos en las caderas me hacía imaginarme el traje y recordar lo portentoso que era; y su sonrisa uf!!... su sonrisa, con traje; con polera; o con camisa; de todas formas hacía desear querer penetrarlo y hacerlo mío; lo deseaba vestido como fuera y sin vestir también. Ese hombre era mío y él lo sabía y se hacia desear, flectando de vez en vez sus bíceps o hinchando sus pectorales sólo para hacerme perder la cabeza y querer arrancarle cualquier vestimenta que llevara puesta. No necesitaba fanfarronear con sus poderes para que yo lo poseyera; él era deseado así por ser él mismo y obviamente yo no era el único que sentía eso cuando paseaba tranquilamente por la calle y eso me tenía bastante complicado.

La idea de Néstor era diferenciar la doble vida del héroe para evitar super problemas en nuestra relación de pareja, así que Max sería un humano común y corriente en nuestra vida cotidiana y un superhéroe en los demás horarios y ambos deberíamos acostumbrarnos a ello. Empezamos lentamente, una vez que ya teníamos algunos outfit casuales para diferentes jornadas, los tres fuimos al supermercado.

Pedimos un auto de alquiler y empezamos nuestra experiencia de normalidad, ya en el comienzo Max iba un poco alterado por no poder volar, así que recordando nuestra ultima experiencia en auto, le volví a sujetar las manos, pero de todas formas sentía su nerviosismo... literalmente lo sentíamos todos dentro porque hacia temblar el auto con su rápido movimiento de pies, lo que Néstor comentando con el conductor asoció inteligentemente a los baches del camino.

Yo: "Max tranquilízate!!"

Max: "Perdón. Cuánto falta?"

Yo: "Casi nada"

Max: "Desde el cielo el supermercado se veía que estaba mucho más cerca".

El chofer al escuchar ese comentario, miro por el retrovisor obviamente sin entender y pensando seguramente en que mi novio se había drogado alguna vez.

Cuando al fin llegamos, me abalancé a tomar rápidamente la puerta para abrirla antes que Max la descompusiera; Néstor me miró pues seguro no entendía mi comportamiento, pero yo no permitiría un deja vu.

Ya en el supermercado le pasé inocentemente el carrito a mi novio para que no anduviese con las manos vacías y lo llevaba levantado frente a él como que fuera una caja, a lo cual lo miré con mi cara de reproche y lo hice bajar mostrándole como lo llevaban los demás con las ruedas girando en el suelo; de seguro esto iba a ser mas difícil de lo que pensaba. 

Algunas situaciones eran bastante chistosas, como cuando le enseñe como palpar fuerte los tomates para saber si estaban  maduros, pero lamentablemente para algunos tomates, Max no medía su fuerza correspondiente y los hacía puré con cada intento por mas verdes que éstos estuviesen. O cuando no pude encontrar helada mi bebida favorita soplo y congeló todas las botellas de la góndola, así que le solicite que rápida y furtivamente deshabilitara las cámaras o este paseo se complicaría. Néstor por su parte recorría por otros pasillos seguramente dándonos espacios para ver nuestro comportamiento y evaluarnos.

MaxiManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora