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Año: 1975

Edad: 16 años (576 años)

Leash parecía hecha de piedra, se había quedado estática en su lugar, sus manos se habían quedado a la mitad de la preparación de la poción, pero parecía no darse cuenta de ello. Los ojos grises del chico estaban bailando por el rostro de ella, intentando encontrar alguna seña que le permitiera seguir adelante.

-Sirius, dejémoslo así- pidió Leash en voz baja, muy baja, después de muchos intentos por hablar.

Él se sorprendió por la suavidad de la voz de ella, no era una petición, sino que Leash estaba casi rogando. Leash estaba aterrada.

Pero eso era algo que Sirius no entendía ¿Por qué ella estaba asustada? Él había sido quien se había equivocado y casi mataba a Snape, él era quien había sido casi expulsado, él era quien había perdido a sus amigos por meses, él fue quien recibió esos comentarios por parte de ella, él era quien debía estar asustado.

-Pero no puedo dejarlo así Leash- insistió Sirius- Sé que me he disculpado miles de veces, pero no es suficiente para mí. Odio a Snape- admitió y Leash lo miró molesta.

-No es una buena forma de disculparse- dijo Leash con espina, pero aliviada al ver que la conversación no iba a ser de su error.

-Peeeero- dijo Sirius extendiendo la palabra- No quería que saliera dañado, no creí que iba a pasar lo que pasó, pero debí haberlo pensado y no lo hice y lo puse en peligro y aunque ya me disculpe con él, quiero disculparme contigo- continuó

Leash siguió con la asignación que debía terminar, no podía verlo durante tanto tiempo sin empezar a sonrojarse, así que quería ocultarlo.

-No tienes por qué disculparte conmigo- contestó ella- El daño se lo hiciste a Severus y ya te disculpaste y ya pagaste por ello, déjalo ir, ya- dijo ella con seguridad.

Sirius podía notar lo que ella estaba haciendo, quería terminar la conversación en ese momento, quería que él se fuera y la dejará en paz, pero rara vez Sirius hacía lo que ella quería. Caminó hasta el escritorio donde ella trabajaba y aunque no dejo su tarea, se tensó al momento.

-Leash- dijo Sirius en voz baja- Yo estuve ahí esa noche, yo vi el enojo y la furia en tus ojos- continuó- Pero también vi el dolor, la decepción y la tristeza- agregó- A ti también te hice daño- dijo tragando saliva- Y jamás podré perdonarme por eso- susurró

Leash pudo encontrar la verdad en su voz, lo miró al rostro sin importarle lo cerca que estaban del otro, sus palabras eran ahora más importantes.

-Lo hiciste- dijo Leash con sinceridad- Pero como ya te dije, yo te perdoné, así que, deja de torturarte Sirius, estamos bien- sonrió con torpeza, apreciaba las palabras de su amigo, pero si seguían cavando en ese tema, empezarían a hablar de lo que ella evitaba a toda costa.

Sirius no creyó en sus palabras.

-Si estamos bien- dijo él, concentrado en no dejar ahí las cosas- ¿Por qué no me habías hablado en meses?- le preguntó

Leash, con mucho esfuerzo, apartó sus ojos azules de él, estaban acercándose a un terreno peligroso del cual Leash se había pasado huyendo por años.

-No estaba lista, pero ahora lo estoy y te aseguro que estamos bien, somos amigos de nuevo- dijo con una rápida sonrisa.

Sirius era más alto que ella apenas por unos milímetros, pero era lo suficiente para hacer que Leash se cohibiera con la pregunta que él hizo después.

-¿Amigos?- preguntó él con molestia- ¿Sólo amigos?- la cuestionó

El rostro de Leash se iluminó de rubor y lo volteó a ver con una mezcla de espanto y sorpresa.

-¡Por supuesto que sólo somos amigos!- dijo exaltada y con la voz una octava más alta de lo normal.

Sirius apretó su mandíbula, por más que intentaba ser valiente, a él también le aterraba este tema, pero sabía que si no lo abordaban ahora, él se volvería loco.

-No me hagas decirlo Leash- dijo negando con la cabeza, apenas moviéndose de su lugar.

-Entonces no lo digas- dijo ella con su voz rota, lo miró directamente a los ojos y se podía ver en ellos la desesperación que se estaba esforzando en controlar- Por favor, no digas nada, dejémoslo así Sirius, te lo ruego- dijo en un susurro de piedad.

Sirius tomó la mano de ella y sintió lo fría que estaba a comparación de la calidez de su roce.

-No puedo verte todos los días y fingir que no te escuche aquellas dos noches Spencer- dijo con la misma delicadeza y si no Leash no se estuviera muriendo de miedo, hubiera volteado los ojos por el nombre.

Sirius sentía que su pecho iba a explotar en cualquier momento, ni siquiera sabía a donde quería llegar con esto, había pensado en ella cada segundo de sus días desde aquella noche en la sala común de Slytherin. No podía sacársela de la cabeza y había podido evitar enfrentarse a sus sentimientos por algunos meses, pero ya no, si no le decía esto, tendría un colapso.

-Dijiste que te gustaba- soltó finalmente y escuchó como Leash dejo de respirar- Dijiste...- lo dudo- Dijiste que me amabas- terminó

Leash se quedó viendo sus manos entrelazadas, incapaz de ver su rostro, ella sabía que él lo recordaba todo, estaba consciente de ello, pero le gustaba fingir que era falso. Pero tenerlo aquí, tan cerca, hablando del tema, la llenaban de un pánico que hacía años no sentía.

-Sí...- dijo ella, y tragó saliva- Lo estaba- y con eso, quitó su mano de la suya y se volvió a concentrar en su pócima.

Sirius la miró perplejo, su mano se sentía tan vacía ahora que no sostenía la de ella, pero fue la frialdad con la que ella volteó la situación que lo confundieron.

-No puedes esperar que crea eso- dijo Sirius aún en confusión.

-Creo que es perfectamente creíble que después de lo que hiciste, yo haya perdido sentimientos- dijo con crueldad, pero a Sirius ni le importó.

-Creíble, claro ¿Pero cierto? No- dijo con certeza, espero que Leash lo mirará y entonces se cansó de las mentiras de ella. Tomó su rostro en sus manos y Leash abrió sus ojos como platos.- No me mientas, deja de mentirme, tan sólo quiero que hablemos de esto- le pidió

-No... no quiero hablar- dijo ella con dificultad

-Entonces no hables- dijo él perdiéndose en los ojos de ella- Escúchame, por favor- le pidió- Necesito que me escuches- dijo acercándose ella, inconscientemente.

Y entonces, Leash lo notó, la adoración en su mirada, la cristalización, el brillo en sus ojos y la perdición en sus pupilas. Leash lo supo inmediatamente y entonces, en verdad se aterró.

Apartó a Sirius de un empujón tan fuerte que casi lo tira al piso, Sirius la miró ya fuera de su trance.

-Lo siento, no... no puedo- dijo ella rápidamente y salió corriendo del salón, sin darse cuenta de que Sirius la siguió de cerca. 

En memoria a Leash SalazarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora