En memoria a Leash Salazar

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Año: 1978

Edad: 18 años (578 años)

Leash no sabe como, pero de una forma u otra, siempre terminaba bailando arriba de una mesa con Lily Evans.

Bueno, Lily Potter a partir de ese momento.

Leash creía que eran muy jóvenes para casarse, apenas habían salido de Hogwarts y James y Lily anunciaron su boda y unos meses después ahí estaba, bailando con ella. Pero entendía la necesidad de mover las cosas tan rápido, la guerra no esperaba a nadie.

Al mismo tiempo, no conocía a otras personas que estuvieran más destinados para el otro como aquellos dos, por eso cuando Lily le preguntó si quería ser su dama de honor, ella accedió al instante.

-¡Esa es mi esposa!- gritó James alentando desde abajo- Wow- dijo James inmediatamente

-¿Qué?- preguntó Remus

-Es la primera vez que grito eso y ahora sí es verdad- dijo asombrado y Remus rio con fuerza.

Leash sólo actuaba así cuando había alcohol involucrado, pero no esta vez, esta vez estaba completamente sobria, pero estaba tan feliz que se le olvidaba fingir ser fría y distante, no podía serlo cuando estaba rodeada de personas que amaba.

-Vamos Evans muestra esos movimientos- la alentó Peter que claramente estaba borracho

-¡Es Potter!- gritaron ambos James y Lily emocionados, finalmente James cargó a Lily y la bajó de la mesa con un beso en los labios

-Me dan asco- dijo Sirius con una sonrisa- Salazar ¿Podrías bajarte de la mesa? Me estás seduciendo arduamente y no me haré responsable de mis futuras acciones- dijo extendiendo su mano

-No se dé que hablas Black, te seduje hace ya varios años- dijo accediendo y Sirius la ayudo al bajar.

-Y sigue funcionando- sonrió él de oreja a oreja

-Míralos- dijo Leash señalando a la hermosa pareja- Son adorables- dijo con alegría

-Nosotros nos vemos mejor- dijo Sirius encogiéndose de hombros

-No es nuestra boda- le recordó Leash- Déjalos tener este día, ya mañana volverás a ser el centro de atención- le aseguró

-¿Ah sí?- preguntó Sirius abrazándola por la cintura

-Sí, te comparé un lindo collar con una campana para que todos puedan escuchar cuando vengas- lo alentó

-Woof- dijo Sirius con una sonrisa traviesa

La boda fue pequeña, algo íntimo, los padres de Lily y James asistieron, al igual que una pequeña porción de sus amigos, puesto que no querían nada elaborado y la situación actual no les permitía exponerse a un evento con gran magnitud. Aun así, había aurores al rededor que estaban asegurándose todo saliera de manera segura.

La vida después de Hogwarts había terminado siendo 10 veces más ocupada, si bien ahora no tenían tareas, seguían teniendo asignaciones. Todos habían pasado de tomar clases a trabajar en la Orden del Fénix, la cual había sido creada por Leash y Dumbledore, delegaban diferentes tareas a todo mundo, con la esperanza de recolectar información y mantener sus barreras fuertes ante los ataques de Voldemort.

Seguían todos siendo unidos, pero era obvio que las cosas ya no eran las mías, todos seguían siendo niños, con apenas cumplida la edad de legalidad de magia. Pero no podían actuar como niños, si no como soldados, que es lo que eran ahora.

Por ello, momentos así, en donde podían volver a tomar, reír, bailar encima de las mesas y besarse hasta quedarse sin aliento, eran momentos que atesoraban arduamente.