Año: 1599
Edad: 199 años
-Leash- dijo Margaret con un tono severo- ¡Leash!- reclamo enojada, cargando una vela en su mano para iluminar mientras caminaban
-Dejame en paz- dijo Leash subiendo las escaleras del hostal en dónde se encontraban.
Leash abrió la puerta de su cuarto y la cerro intentando evitar que su madre entrara, pero eso no la detuvo.
-Jovencita jamás se debe azotar una puerta- la corrigió con desaprobación
Leash abrió el closet que habían compartido por algunos meses y lanzo un hechizo para que la ropa se empezará a guardar en su maletín.
-No vengas a darme lecciones de modales madre, estamos muy lejos de la realeza para eso- contesto Leash sin voltearla a ver
-No necesitamos ser parte de la realeza para tener modales- la corrigió.
Margaret la miró molesta pero siguió su ejemplo y comenzó a guardar su ropa, las dos en completo silencio.
-No se por que estás tan enojada- inicio la más grande y Leash rio con sarcasmo- No me gusta que uses ese tono- le reclamo
-No te gusta nada madre- replicó Leash de regreso
-Eso es todo, basta- dijo Margaret molesta y detuvo el hechizo con su varita, haciendo que la ropa cayera al piso- ¿Que es lo que te ocurre?- le pregunto su madre con las manos en la cintura
Leash no le contesto y paso al lado de ella, ignorandola. Levanto la ropa con sus manos y comenzó a doblarla manualmente.
-Contestame Leash- le exigió Margaret molesta
-¿Por qué?- le pregunto Leash lanzando uno de sus abrigos a la cama- ¿No es suficiente que esté viviendo tu vida? ¿Ahora también estás a cargo de cuando debo hablar?- le pregunto molesta
Su madre la miró sorprendida, Leash solía ser muy respetuosa y cariñosa con ella, no podía recordar la última vez que se habían peleado, solían discutir pero nada que no resolvieran hablando.
-¿Viviendo mi vida? ¿De que hablas hija?- le pregunto confundida
Leash cerro los ojos con frustración, parecía estresada, como si intentará no explotar del enojo.
-Me quiero quedar- le dijo finalmente- Me gusta aquí, me gusta Francia, me gusta este lugar- señaló su cuarto- No me quiero ir- insistió
-Oh, querida- Margaret se acercó a su hija y acaricio su rostro con ternura- Sabes que no podemos, tres meses es nuestro máximo...- pero ni siquiera pudo acabar lo que decía
-Ese es el problema- respondió ella empujando su mano con enojo- Ya me cansé de esto, ya me cansé de huir y movernos y no poder crear una vida en un lugar por qué la gente empieza a notar que no envejecemos ni un poco- le reclamo
-A mi tampoco me gusta el cambio, pero es por nuestra seguridad...- le intento recordar- Es lo que debemos hacer- insistió
-¡Pero no es lo que yo quería!- estalló la chica, dejando a Margaret helada- ¡Yo no quería esto!- repitió- ¡Yo no pedí esto, yo te pedí que no lo hicieras!- le recordó, con los ojos rojos, tanto como su cabello
Margaret quiso volver a acercarse a ella pero Leash tan solo se alejaba.
-Margaret...- dijo su madre, usando su segundo nombre
-No- dijo Leash inmediatamente, una risa vacía en ella- No vengas a usar ese nombre conmigo, que no es más que otra forma tuya de recordarme que mi vida te pertenece a ti, no a mí- la señaló
-¿Por qué crees que me perteneces?- le pregunto confundida- Leash eres libre, siempre te he dado la libertad de hacer lo que quieras- le recordó
-Eso no es cierto- se burló Leash- Siempre vamos a los lugares que tú quieres y nos vamos cuando lo decides, me haces usar ropa que combina con la tuya, tengo que ir contigo a todas partes por qué una niña no puede no estar acompañada- le listo- Vivo por y para ti, por qué así lo decidiste tu- le reclamo
-Leas, no entiendes ¡Hemos podido estar juntas, estamos jóvenes y sanas, estamos juntas!- intento tomar sus manos y Leash las aparto con brutalidad
-¡Voy a cumplir 200 años!- grito, las lágrimas en sus mejillas- ¡Voy a cumplir 200 años y la gente sigue regalandome muñecas y hablándome como si fuera una niña! ¡Tu vas a cumplir 400 años pero la gente te trata como adulta, y yo me voy a quedar para siempre como una niña, todo por tu culpa!- le gritó con desesperación
La flama de la vela comenzó a disiparse, temblaba ante el humor de la chica, que parecía tener un efecto inmediato en el ambiente que la rodeaba.
-¡No vengas a decirme que esta vida es nuestra, cuando es tuya!- le grito- ¡Amas verte joven y bella, amas tenerme a tu lado y saber que no puedo hacer nada por mi misma en este mundo, que siempre tendré que estar a tu lado, que siempre tendré que seguir tus órdenes y que pase lo que pase, a tus ojos y a los de los demás, tu siempre serás la adulta y yo la niña!- gritó con líneas de llanto cayendo y cayendo de sus ojos.
-¿Cómo puedes pensar eso?- pregunto Margaret lastimada- Todo lo que he hecho ha sido para protegerte, para protegernos- le explico- Te saque de ese horrendo lugar para protegerte y no he dejado de movernos para que no nos encuentren- le recordó- He entregado todo por ti- susurro con dolor
-No- dijo Leash sacudiendo su cabeza, el cuarto estaba helado y la vela apenas si las iluminaba- Me sacaste de ahí por qué empezaste a temer en lo que me estaba convirtiendo- dijo bajando su voz- Veo como me miras cuando uso magia, cuando el clima cambia cuando me enojo y como puedo hacer magia sin mi varita- le señalo- No me sacaste de ahí por mi, me sacaste por qué sabías que sin mi, padre era nada- la miró con detenimiento- Y esa era la mejor venganza que podías pensar, quitarle lo único que lo hacía valioso- le susurró
Margaret levanto la cabeza con enojo, si bien era una mujer recatada y cordial, Margaret Shiffner podía dar miedo.
-No sabes de lo que hablas- le contesto- Puedes ser poderosa y creer que tus años son suficientes, pero yo he vivido el doble que tú y he pasado por más tragedias de las que te imaginas y creeme, Leash- pronunció su nombre con molestia- Que no sabes lo que es la venganza, no sabes lo que es el dolor, no sabes lo que es el poder- relajo si mirada, mirando los ojos azules idénticos a los suyos- Y no sabes lo que es amar a alguien tanto que estás dispuesta a hacer lo que sea para mantenerlos a tu lado- le confesó.
Leash se quedó callada, con el pecho doliendole y la luz de la vela vibrando.
-Termina de empacar, tenemos un viaje a Italia mañana- y con eso, Margaret dió por cerrada la conversación, la paso de largo y abrió la puerta del cuarto pero fue azotada por un viento intenso antes de que pudiera salir.
Volteo a ver a Leash, su mano aún extendida de donde había abierto la puerta, pero estaba temblando.
-Tú no conoces mi dolor, no conoces mis heridas y tampoco conoces mi poder- la corrigió- Y dudo que en verdad quieras conocerlo, por qué entonces te darás cuenta que me has lastimado tanto como él lo ha hecho- y Margaret sintió una punzada al escuchar a su hija compararla con Fitzgerald le- Y jamás, voy a perdonarte lo que me hiciste- dijo sin duda en su tono,- Jamás voy a perdonarte este dolor- señaló su pecho
Leash hizo un movimiento con su mano y toda su ropa se guardo al instante, el frío del cuarto se fue y la vela volvió a iluminarlas.
-Tú termina de empacar- le dijo Leash- Tenemos un viaje a Italia mañana-

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En memoria a Leash Salazar
Fanfiction-¿Y si te dijera que no soy la persona que tú crees?- preguntó ella dándole la espalda -¿Por qué crees que me importa eso?- le preguntó él molesto- Hemos pasado por demasiado, no soy estúpido, sé que tienes tus secretos y no me importa- le dijo él c...