la pequeña orgía

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Los caminos de México de norte a sur.
Yolanda me contó...

CAPÍTULO 15 extra.

Paulina con gula le lamía y le chupaba desde el fundillito hasta el clítoris, en donde ponía a bailar la punta de su lengua, haciendo sentir estremecimientos en el cuerpo de Marisol, para después de unos minutos soltar esa mojada papayita. Ahora, Paulina y Yolanda las dos hincadas se fundían en un beso lesbiano en los labios, saboreando el bizcochito de su amiga y amante.
El trailero, miraba besarse una y otra vez, a Paulina y a Yolanda, mientras que Marisol con las piernas bien abiertas continuaba lamiéndose uno de sus senos con su lengua, mirándolo todo el tiempo lo que estas putas hacían.
Hasta que Luis la escuchó decir:
-Anda cógeme, mi bizcochito es todo tuyo pantera. -
Las dos jóvenes hincadas miraron a Luis dar dos pasos al frente, enseguida, ellas abrieron sus bocas, una de cada lado le lamian todo el garrote, chupándole desde los huevos hasta la punta, en donde las chicas se besaban en los labios, después de un par de minutos al dejarlo bien mojado.
Luis se hincó enfrente de Marisol, poniendo la gruesa punta de su garrote en la entrada del caliente, y mojado bizcochito de esta desconocida.
Empujándoselo muy despacio,
sintiendo las húmedas paredes vaginales, tragarse todo su grueso garrote, escuchando a Marisol quejarse:
- ¡Ah! ¡Que rico me entra! ¡Ah! ¡Ah! -
Ahora, Luis con cada mano le agarraba las pantorrillas,
manteniéndole bien abiertas las piernas, intentando caderear para hundírselo, comenzando un delicioso movimiento en la caliente papayita.
En ese instante, miraba a cada chica situarse en cada lado de Marisol, ahora, le ponían ellas su boca en cada seno, comenzándole a chupar sus pezones haciéndola estremecer entre todas las caricias que le daban, escuchando esos deliciosos gemidos de placer:
- ¡Ah! ¡Qué rico! ¡Ah! ¡Diosa! ¡Ah! ¡Yolanda! ¡Ah! -
Así estuvieron por unos minutos, lamiéndole su cuerpo, metiéndole y sacándole el grueso garrote en ese goloso bizcochito, hasta que Paulina le ordenó a Marisol:
-Vamos putita ponte en cuatro, que el pantera te vea las nalgas en su máxima expresión, yo me acuesto y me chupas toda mi papayita. -
Luis al escuchar la orden que la diosa dio, sacó su garrote, observando el bizcochito, que quedaba entre abierto, mirando a Marisol, enseguida quitarse del sillón diciéndole:
-Vamos a mi recámara, para poder estar más cómodos los cuatro. -
Después de proponerle esto, la chica comenzó a caminar meneando sus grandes nalgas morenas, seguida de Yolanda.
Quien caminando la abrazo repegandole sus senos a la espalda, caminando detrás de ellas, Paulina y Luis.
Quien con su mano derecha le iba acariciando las nalgas a la diosa,
mientras ella volteaba su cara besándolo en los labios.
Al entrar a la recámara, de inmediato Paulina se hincó en la orilla de la cama mostrándoles sus grandes nalgas separando un poco las piernas mostrándoles todo su bizcochito, giraba ella su cabeza mirando a sus amigas diciéndoles:
-Que el pantera pruebe nuestros bizcochitos y después que se venga en ti Marisol. -
Yolanda sonrió ante lo que les propuso Paulina, contestando:
-Vamos, cógenos pantera, somos todas tuyas, danos entre las nalgas. -
Diciendo estas palabras, ya estaban arrodillándose al lado izquierdo de la diosa, recostando su cara en sus antebrazos, dejándole sus nalgas bien paradas, entre separando sus piernas, mirándosele sus labios vaginales, y sus vellitos castaños, haciendo más delicioso este panorama.
Ahora, Marisol se arrodilló a la derecha de Paulina, mostrándole sus enormes nalgas cafés, entre separando sus piernas, mostrándole ese bizcochote de vellitos negros, dándole un beso en los labios a Paulina, sintiendo como le manoseaban las nalgas Luis.
Quien boquiabierto, miraba estas tres chicas bien empinadas, esperando su grueso y tieso garrote.
La diosa, volteaba su cara a la izquierda, acercando sus labios a la boca de Yolanda, recibiendo los besos de su amiga, quien sacaba su lengua introduciéndosela entre los dientes. Luis estaba contemplando este maravilloso y excitante espectáculo, con su mano izquierda, se agarraba su garrote colocándolo en los labios vaginales de Marisol, sintiéndolos bien calientes y mojados metiéndole siete pulgadas.
Comenzando, un delicioso mete y saca en esas enormes nalgas, mientras su mano izquierda le acariciaba las nalgas de la diosa, escuchando los quejidos de la joven:
- ¡Ah! ¡Qué rico! ¡Ah! ¡Así! ¡Así! ¡Ah! ¡Ah! -
Después de bombear su bizcochito, por tres minutos, le sacó su garrote a Marisol, dándole una nalgada, que sonó en el cuarto.
Ahora, Luis se colocó detrás de la diosa, con sus manos le acaricio las nalgas abriéndoselas un poco mirando ese delicioso fundillito, le puso la punta de su grueso garrote en la entrada de su papayita, metiéndoselo hasta donde se lo permitieron sus grandes nalgas, escuchando su grito de placer:
- ¡Ah! ¡Dame pantera! ¡Ah! ¡Dame! ¡Ah! -
Luis movía su cadera metiéndole y sacándole su garrote de esa caliente papayita, tratando de introducirle unas nueve pulgadas entre esas nalgas escuchando sus quejidos de placer.
Mientras con su mano derecha, trataba de acariciar todas las nalgas de Marisol, su mano izquierda tocaba las nalgas de Yolanda.
Quien ante las caricias, más le paraba su trasero, sintiendo ambas mujeres como este cabrón les metía las manos en sus mojados bizcochitos manoseándolas por completo.
El trailero seguía cadereando, sin detenerse ni un momento en la
papayita de Paulina, hasta pasados cuatro minutos le sacó su duro garrote.
Ahora, Luis se colocaba detrás de Yolanda, le puso la punta de su garrote sintiendo abrirse esos calientes labios vaginales, metiéndole hasta nueve pulgadas de placer a la joven, escuchando quejarse:
- ¡Ah! ¡Dámela toda! ¡Ah! ¡Qué rico! ¡Ah! -
Luis con sus dos manos la agarró de su caderita, comenzando a sacarle y meterle su garrote hasta donde sus grandes nalgas se lo permitían.
Luis miraba a Paulina besar en los labios a Marisol y después a Yolanda, ahora, colocándole el pantera su mano derecha acariciándole todo el bizcochito a Paulina, estas tres deliciosas mujeres eran fuego puro en sus manos, tal vez, había muerto y estaba en el paraíso.
Después de estar bombeándole ese bizcochito que gritaba por más placer.
Luis le sacó su garrote de la papayita de Yolanda, dándole una nalgada que retumbo en la recámara dejándole la mano marcada en esa piel blanca. Recorriéndose Luis hasta donde estaba Marisol, comenzando hacer ese rico mete y saca de garrote entre las piernas, manoseándole esas enormes nalgas que estaban deliciosas.
Dando Luis cuatro vueltas, jodiendo a una, a otra y a la otra chica, escuchándose en el cuarto los quejidos de placer, y las nalgadas que él les daba a las tres chicas.
Luis, ahora estaba con su garrote entre las nalgas de Yolanda, agarrándole su cinturita, cuando miró a Paulina que hincadita fue
acomodarse en medio de la cama, acostándose la chica poniendo su bizcochito cerca de la cara de Marisol, dejando las piernas bien abiertas de par en par, mostrándole toda su
papayita ansiosa de esas ricas y calientes caricias lesbianas.
Marisol hincada se fue colocando más adentro de la cama, pero, todavía estaba dejando sus grandes nalgas bien paradas para que Luis siguiera haciendo lo que quisiera con estas.
Con una sonrisa de inmediato admiró ese manjar que tenía enfrente, si era una deliciosa papayita para mamársela completita hasta que se derramará.
Luis le bombeaba el bizcochito a Yolanda, en ese delicioso e interminable mete y saca de garrote, sintiendo bien caliente la panochita. Ahora, volteaba su cara mirando esas grandes nalgas que tenía Marisol, enseguida, le sacó su garrote del delicioso bizcochito de Yolanda.
Luis dio dos pasos estirando sus brazos acariciando las nalgas con sus manos, subiéndose Luis de rodillas en la cama, poniéndose detrás de la morena.
Acomodándole su grueso garrote, en los labios vaginales, que estaban sumamente calientes, entonces, regresó a ese delicioso mete y saca entre las grandes nalgas de Marisol.
Quien bien empinada, comenzaba a lamerle todo el bizcochito de Paulina, quien sentía la lengua de su amiga lamerle todo su clítoris, haciendo que comenzara a caderear ante tan delicadas caricias, soltando unos gemidos de placer la diosa:
- ¡Ah! ¡Así! ¡Ah! ¡Así! ¡Así! ¡Ah! ¡Marisol! ¡Ah! -
Yolanda hincada sobre la cama, se acercó besando en los labios a Luis, mientras con su mano derecha le acariciaba las nalgas a Marisol, mirando claramente cómo desaparecía el garrote entre sus nalgas.
Sintiendo Yolanda como Luis con
lujuria le acariciaba sus dos senos, dejando de manosear las nalgas de Marisol.
Yolanda le colocó sus grandes senos, en la cara de Luis, quien de inmediato abrió sus labios chupando uno de los pezones rosas, mientras cadereaba entre las nalgas de Marisol.
Yolanda con sus dos manos, se juntó sus grandes senos poniéndole sus pezones en la boca del pantera.
Quien enseguida los mamaba, chupaba y lamia disfrutando de estas dos hembras, mirando como Marisol no soltaba la panochita de Paulina chupándosela con mucha gula, hasta que después de dos minutos.
Yolanda le quitó sus senos de la boca ya con algunos chupetones.
Ahora, Yolanda se movió de su lugar, se fue de puras rodillas hasta donde estaba la cara de Paulina, quien al ver acomodarse ese bizcochito en su cara, una pierna en una oreja, y la otra en la otra oreja, de inmediato con su boca y con su lengua comenzó a chuparlo y a lamerlo.
Mientras que Yolanda bajaba su mano derecha, acariciándose su clítoris de una manera muy suave, buscando la culminación, disfrutando las chupadas de papayita que le daba la diosa.
Yolanda con su mano izquierda, se acariciaba sus grandes senos tocándose con sus dedos los pezones, mirando a Luis, caderear con furia entre las nalgas de Marisol.
Quien le chupaba de una forma desesperada el bizcochito de Paulina, que mantenía sus piernas bien abiertas para ella, todos trataban de sacar placer y de encontrar el caliente orgasmo, entre estas caricias y así, poder llegar al clímax en esta
pequeña orgía sobre la cama.
No pasaron más de seis minutos, con la mano derecha Yolanda se masturbaba su panochita, sintiendo las chupadas que le brindaba la diosa en sus labios vaginales, esa lengua no paraba ni un instante de lamerle y mamarle toda su caliente y mojada papayita.
Desesperada, con su mano izquierda
se apretaba uno de sus senos, levantó la cara que estaba ya muy roja, entre cerro los ojos, sintiendo un delicioso calor apoderarse de todo su cuerpo.
El clímax se acercaba a cada segundo, llegando la chica a su buscado orgasmo, alcanzando ahora la culminación de este acto bisexual, temblando su cuerpo se escuchaba en la recámara todos sus quejidos de placer:
- ¡Ah! ¡Diosa! ¡Ah! ¡Ah! ¡Me! ¡Ah! ¡Ah! ¡Me vengo diosa! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! -
Marisol sentía ese garrote, calentarla más a cada instante, pero, la muy golosa no despegaba su boca del bizcochito de Paulina, quien dejó de mamar el bizcochito de Yolanda.
La diosa con sus manos, se apretó sus pezones, sintiendo ella también, un delicioso escalofrió viajar por toda su columna vertebral.
Ya sus grandes senos, estaban bien hinchados, sus pezones los tenía bien duros, su bizcochito estaba sensible al tacto, sintiendo algunos brincos involuntarios que daba su cuerpo ante la lengua de su amante.
Marisol seguía bailando su lengua, en el sensible clítoris, explotando en un caliente orgasmo, consiguió la muy puta llegar al ansiado éxtasis, gritando al mundo su venida uniéndose a los quejidos de Yolanda.
- ¡Ah! ¡Me vengo! ¡Ah! ¡Marisol! ¡Ah! ¡Ah! ¡Me estoy! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! -
- ¡Ah! ¡Diosa! ¡Que! ¡Ah! ¡Rico! ¡Ah! ¡Ah! -
Ante los gritos de las chicas.
Luis colocó sus manos en la cadera de Marisol, y comenzó a darle de fuertes empellones en las nalgas, tratando de hacer que esta cabrona también se
viniera.
Ella se sentía sumamente caliente, que casi llegaba al clímax.
Ahora, Marisol se colocó su mano derecha en su bizcochito, tratando de masturbarlo en la posición que se encontraba, sintiendo ese grueso garrote entrar y salir en su panochita sin darle ninguna tregua.
Pero, no pasaron ni veinte segundos, y la muy puta, se sintió presa de un calor que invadió todo su cuerpo.
Mientras que el grueso garrote, que estaba entre las nalgas, sentía como se iba hinchando más a cada bombeada, agarrándola Luis, fuertemente de la cadera, logrando ella llegar a su éxtasis, su caliente orgasmo, le explotaba entre sus piernas, sintiendo alcanzar en ese momento, el séptimo cielo, entre los gritos de placer:
- ¡Ah! ¡No pares! ¡Ah! ¡Que! ¡Ah! ¡Me! ¡Ah! ¡Ah! ¡Me! ¡Ah! ¡Vengó! ¡Ah! ¡Ah! -
Entre la culminación de ella, su bizcochito se contraía de una forma placentera, las metidas y las sacadas de garrote, se hacían interminables en esa papayita.
Marisol en la posición en que estaba, entre los empellones que recibía, sus grandes senos se meneaban de adelante para atrás, rosando de una
forma deliciosa, sus grandes pezones con la colcha de la cama, haciendo que Marisol, caminara descalza sobre las nubes haciéndole más delicioso todo su éxtasis, recorriéndole en su
cuerpo algunos espasmos.
Ante los gritos de las tres mujeres. Luis sintió la leche en la punta, un escalofrió recorrió su vértebra anunciándole su eyaculación.
Él con furia, le metió seis veces más su grueso e hinchado garrote, apretó con fuerza sus piernas impulsando
toda su leche caliente, hasta que sacó su garrote del derramado bizcochito que se contraía de una forma deliciosa.
Enseguida, con su mano derecha se comenzó agitar el garrote de arriba para abajo, miraba y escuchaba a las tres mujeres uniendo sus gemidos en este coro erótico, gritando el también en la recámara al alcanzar el clímax:
- ¡Me vengó! ¡Ah! ¡Qué nalgas! ¡Ah! ¡Me! ¡Ah! ¡Oh! -
Enseguida, del garrote comenzaron a salir calientes chorros de leche, uno tras otro chorro, embarrándole a la chicuela la espalda y las nalgas, a pesar de ser una pinche desconocida, que honestamente, comparada con sus dos amigas, Marisol estaba hecha una pinche cerda, pero, la lujuria era la lujuria.
Ya que lo deslechó de una forma deliciosa, batiéndole la espalda y las nalgas de su caliente atole.
Ahora, en su venida disfrutaba de estas enormes nalgas.
Luis abría la boca y entre cerraba los ojos, temblándole las piernas con esta deslechada, recorriéndole escalofríos y espasmos en todo su cuerpo, al alcanzar la eyaculación, sintiéndose flotar entre las nubes con estas tres mujeres.
Marisol todavía continuaba con las nalgas bien paradas, tallándole Luis la sensible cabeza en su pequeño fundillito, soltando aún unos chorros de leche caliente en este.
Cuando Luis reaccionó, regresando a "tierra", bajó la vista mirando a
Yolanda y a Paulina, con una gran sonrisa traviesa, ellas ya estaban hincadas sobre la cama, una de cada lado de Marisol, ambas con su lengua le lamian la espalda a su amiga,
tragándose toda la leche caliente, que él había aventado, bajándose muy despacio, lamiendo y chupando cada centímetro de su cuerpo hasta llegar a las nalgas.
Metiéndole la lengua en su fundillito, tratando de limpiarlo muy bien, lamian una y otra como si de eso se alimentaran este par de putas.
A continuación, las dos chicuelas, una de cada lado, le chuparon el deslechado garrote a Luis, subiendo y bajando con su lengua en este.
El trailero con sus manos les acariciaba muy suavemente el cabello, disfrutando de estas lamidas de garrote que recibía de estas dos lenguas.
Yolanda abrió sus labios, chupándole toda la punta, agitándolo con su mano derecha, ambicionando extraer hasta la última gota de espermas que le
salía, como si de eso se alimentara la pinche zorra.
Estaba limpiándoselo de una forma perfecta, quitando sus labios del garrote y enseguida la diosa le colocaba sus labios chupando, y mamándole toda la punta del garrote, retorciéndose Luis, de puro placer con estas deliciosas boquitas.
Cuando ellas decidieron terminar, de chupárselo, ahora, las dos jóvenes se besaban de una forma apasionante, y caliente en los labios, compartiendo el sabor del semen.
Cuando concluyeron los besos entre las dos chicas, giraron sus rostros mirando ahora a Marisol.
Quien ya estaba de rodillas aun lado de ellas, besándolas en los labios a sus dos hermosas amantes. Con sus manos Marisol las aproximaba hacia ella, aprisionándole la boca a una chica y después a la otra, las tres mujeres esbozaban una sonrisa perversa.
Mientras Luis, de pie las miraba, no podía creer el a ver encontrado a este trio de putas.
Quienes cogían de una forma tan divina. El trailero entrecerraba los ojos pensando:
-Benditos sean los caminos de México de norte a sur y de este a oeste. Como para quedarse en ese lugar a vivir, por un buen tiempo. -
-Deberíamos de bañarnos todos juntos. -
Sugirió Marisol mirando a sus dos bellas amantes. Paulina le contestó:
-Pues ya estamos desnudas, vamos pantera síguenos vamos a la regadera. -
- ¡Claro! Primero las damas, pinche trio de zorras. -
Yolanda al escuchar estas palabras, giró su cara mirándolo a los ojos, con una sonrisa, le expresó:
-Le quitaste lo bonito a las damas, pendejo. -
Luis sonrió, al mirar ponerse de pie a las tres chicas. Caminando Marisol por delante, seguida de Yolanda y después Paulina, quien abrazaba a su amiga repegandole sus senos en
la espalda caminando juntas.
Luis caminó detrás de ellas,
admirando esas deliciosas nalgas que tenía Paulina, y que le dieron tanto placer.
Ingresaron los cuatro jóvenes al baño, en donde juntos se turnaban la regadera, entre caricias y manoseadas se ducharon por veinte minutos.
Al terminar de bañarse, enseguida se vistieron entre risas yéndose a sentar en la sala.
Marisol fue para la cocina y del refrigerador sacó las cervezas frías de marca Guante al Hígado M.R.
Ya en la sala se escuchaba destapar las latas de cerveza.
Yolanda y Paulina estaban sentadas juntas en un sillón de dos asientos, Marisol y Luis estaban sentados en el otro sillón de tres asientos, estaban ubicados los sillones haciendo una escuadra.
La mesa en medio con las cervezas, había un cenicero, una cajetilla de cigarros Cáncer Filters 100's M.R. un encendedor de color negro.
Después del delicioso sexo, ellos más tranquilos platicaban su experiencia.
-Entonces, Paulina, por tu trabajo estabas hasta casa de la chingada mi reina. -
Comentó Marisol a Paulina. Quien bebió de su cerveza, la diosa sonrió mirándola a la cara, entonces le contestó:
-Me encanta como hablas tu español, y sí, estaba casi hasta la frontera, muy cerquita de la chingada. -
-Qué bueno, que te encontraste al pantera, es todo un cogelón de putas, el cabrón. -
-Sí, sin ningún problema, él acepto a traerme hasta acá, es buen perro el cabrón. -
Le contestó Paulina, mirándolo con una sonrisa.

Está historia continuará...

Gracias por seguirme.

Los invitó a leer mis novelas publicadas aquí en wattpad
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Soy Humberto David Arellano Vázquez. Aries.
davidarellano400







las cartas de"EL CLUB 69 DE ARIES" Yolanda me contó....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora