4 años en Beauxbatons en vano... ¿Quién lo diría? La supuesta perfecta hija de los Malfoy trasladada a Hogwarts por tener varios problemillas en la escuela de Beauxbatons.
Pero que solo tuviera problemas en aquella escuela no significa que en Hogwa...
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Al día siguiente, sin casi tener tiempo de despedirme de la señora Pomfrey fui corriendo a la sala común.
—¡Adiós señora Pomfrey!— grité desapareciendo de su vista sorprendida por mi fuga.
Tras decir las palabras "sangre pura" la persona del retrato asintió y abrió la puerta.
Blaise, Draco y Theo estaban sentados teniendo una agradable conversación.
—¡Dana!— Draco me llamó y me acerqué a ellos. —¿Qué tal te sientes?
—¿Habéis visto a Tom?— pregunté notablemente preocupada por él.
—Mmh, no. ¿Por qué?— respondió Theo.
—Necesito hablar con él.— dije caminando con un paso apresurado hacia el pasillo de las habitaciones de los chicos.
—A hablar o a hacer otra cosa.— rió Blaise llevándose una mala mirada del rubio platinado.
Llegué a una puerta, fuera de ella, había una placa con el nombre de 'Tom Riddle'.
Toqué la puerta.
Nada.
Toqué de nuevo la puerta.
Nada.
Iba a tocarla de nuevo, cuando alguien habló por detrás de mí:
—No está ahí.
—¿Sabes dónde está?— pregunté volteandome.
—Sí.— respondió sin decir nada más.
No quise preguntarle más, ya que se pensaría que soy una psicópata; aunque eso no quita que él no lo sea.
Pensé. Le di vueltas a la cabeza, pero no caía en donde podía estar.
¡Ya sé! Quizás estuviera en la biblioteca; Tom no es de los típicos chicos que va de fiesta y le gusta estar con cualquier chica, como a su hermano. Tom es más reservado, callado y lector. Le gusta tener su espacio personal, aunque aveces no le gusta dárselas a otras personas.
Me volteé para ir rumbo a la biblioteca a buscarlo, pero Mattheo me volvió a hablar.
