𝑺𝑬 𝑴𝑰𝑨 ✫𝔱𝔬𝔪 𝔯𝔦𝔡𝔡𝔩𝔢✫

24

Al día siguiente desperté en mi cama, pero... ¿en qué momento llegué yo aquí?

Lo último que recordaba era que había estado con Tom en... los baños.

Pero algo pasó antes de eso

Me levanté de la cama tratando de recordar una y otra vez. ¿Qué estaba haciendo yo ayer antes de ir a los baños junto a Tom?

¡Eureka!

¡Iba a la Sala de los Menesteres!

Me puse los zapatos y corrí rumbo a la sala, no sin antes pasarme por la enfermería.

—Señora Pomfrey —la saludé—. ¿Está Draco aquí?

—No, Draco se ha ido temprano por la mañana. ¿Por qu...? —antes de que la mujer preguntase, salí corriendo como alma que lleva el diablo.

Cuando llegué a la Sala de los Menesteres, Draco ya no estaba, pero sí el armario, y estaba abierto.

—Mierda... Mierda, mierda... ¡Mierda! —le di una patada al armario haciéndolo revolcar un poco.

De pronto, escuché un estrépito y mil voces y gritos se hicieron oyentes en el castillo.

—¿Qué demon...? —cuando salí de la sala, me tropecé con un chico que corría como una víctima escapando de su opresor.

—¡Perdón! ¡Perdón! —gritó, y siguió su recorrido.

Más estudiantes pasaron corriendo y gritando como si la vida les fuera en ello.

Eso solo podía significar una cosa.

Los mortifagos ya estaban aquí.

Corrí en la misma dirección que varios estudiantes corrían, sin saber a dónde ir. Hasta que me encontré con la peor persona.

—Vaya, vaya. Una traidora, por aquí —Bellatrix me rodeó con la varita en mano, mirándome de arriba a abajo con desprecio y locura.

—No he traicionado, solo...

Bellatrix rió como una loca del hospital San Mungo —. Además de traidora, mentirosa.

—Déjame explicarme, Bellatrix.

—Lo sabemos todo, Dayana. Trataste de prohibirle la misión a Draco.

—Eso no es así... Yo... solo quería protegerlo —me excusé.

—Mentira —me susurró en el oído acercándome la varita el cuello.

—¡Bellatrix! —Tom interrumpió en la escena, y ésta se apartó de mí como si alguien se lo hubiera ordenado—. Vete, yo me ocuparé de ella y sus traiciones.