4 años en Beauxbatons en vano... ¿Quién lo diría? La supuesta perfecta hija de los Malfoy trasladada a Hogwarts por tener varios problemillas en la escuela de Beauxbatons.
Pero que solo tuviera problemas en aquella escuela no significa que en Hogwa...
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La gran puerta se abrió de sorpresa, enseñando una gran sala. Era un lugar amplio, con estanterías de libros sobre la defensa de las artes oscuras, detectores de tenebrismo, con sillones, y poofs para practicar los hechizos aturdidores.
Todos los estudiantes que se encontraban ahí se voltearon a mirarme. Se quedaron sin habla, algunos con la boca bien abierta, otros quitaron sus miradas de mí y otros me miraban con desprecio.
—B-bueno, os dije que traería a alguien para enseñaros.— Harry me señaló nervioso por la reacción de sus amigos.
—Que yo sepa, ella práctica artes oscuras no defensa.— habló Angelina Johnson.
—Por eso está aquí, ella nos ayudará también con las artes oscuras; sabe perfectamente de ello.
En cuanto me acerqué a ellos, todos retrocedieron.
Yo reí. —Tranquilos, no os voy a echar un Avada Kedavra.— hice una pausa. —De momento.
—Bien, comenzad a practicar el expeceto patronum.— ordenó Harry acercándose a mi.
—¿Saben hacerlo?— le pregunté, Harry asintió.
—¿Por qué no lo hacéis vosotros también?— preguntó Cho con una sonrisa amable. —Así lo hacemos todos.
—Buena idea.— Harry se acercó a ellos para practicar, pero yo me quedé quieta con los brazos cruzados.
Harry volvió a acercarse a mí. —¿No vas a practicar?
—No me hace falta.— le respondí fríamente.
—¿Te pasa algo?— me miró fijamente a los ojos.
Yo bajé la cabeza nerviosa. —No tengo un patronus.
Harry me miró con la boca entre abierta preocupadamente. Lo entendió perfectamente y eso me hizo tranquilizarme.
—B-bien.— me sonrió levemente.
—Creo que ya es hora de comenzar a usar el patronum contra un dementor.— cambié de tema.
—¿U-un dementor?— abrió sus ojos.
—Claro, no creerás que vamos a practicar contra un boggart, ¿verdad?
—¿Y como harás aparecer a un dementor?
—Artes oscuras.— le guiñé el ojo posicionándome entre la gente.
—¡Empezaremos con la práctica contra el dementor!— llamé la atención de todos.
—¿¡Dementor?!— preguntaron todos sorprendidos.
—¿Quién es el primero?— pregunté ignorando sus murmullos.
Todos agacharon sus cabezas con temor a ser elegidos.
