Capitulo 7

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"Espero me comprenda y no me vea como un animal exótico, sólo soy una mujer con un enorme vacío en su existencia."

El silencio entre ambas se hizo más que notorio después de aquella frase, Yelena la observaba tratando de saber qué haría con ella a partir de ahora, echarla a la calle no era una opción, había dicho que no sería su niñera, pero la mujer frente a ella no sabía cómo actuar normal ¿Tan fuerte había sido el accidente? Se levantó dispuesta a decirle que la llevaría a la habitación donde dormiría, sin embargo, el sonido de un estómago hambriento se interpuso en su camino.

Yelena: Es mejor que me acompañes. –Le susurró y ésta le hizo caso de inmediato, iba tras ella- Te quedarásen esta habitación, tiene todas las comodidades que puedas imaginar y un baño personal, la vista es impresionante ¿Te gusta? –Kate asintió callada, aunque moría por expresarse realmente, quería rendirse ante el asombro y la sorpresa, pero estaba limitada porque debía actuar normal- ¿Hay algún problema Dickinson?

Kate: -se sentó al borde de la cama para alisar el vestido que traía puesto, a pesar de ser muy revelador para ella, lo encontraba bonito- Ninguno, muchas gracias.

Yelena: -frunció el ceño, después de tanto hablar en la sala de estar, ahora estaba callada como si la hubieran abofeteado con algo- Eso no es cierto, algo te preocupa, además del hecho de que tienes hambre, si quieres que te comprenda quiero que seas sincera conmigo, no soy una mujer paciente ni alguien acostumbrada a cuidar de otro así que, por favor, dime que pasa.

Kate: No sabe cuan agradecida estoy de que me recibiera en su hogar, pero –miró el vestido que traía puesto- no traigo nada más que este vestido, este chaleco blanco, los zapatos y... -se retorció enrojeciéndose a tal punto que Yelena se preguntaba si le faltaba la respiración- señorita Belova ¿Las mujeres suelen hablar de... de ropa interior? –Se sentía tan miserable tocando un tema tan privado con una casi desconocida, no quería ser vulgar bajo ningún motivo, esos eran asuntos que tocaba con su madre nada más.

Yelena: Sí y créeme que suelen hablar de cosas muchísimo más íntimas aún. –Quizás no era mentira que la "psicópata" venía de un pueblo muy pequeño y rústico de los Estados Unidos- No me digas más, te hace falta ropa, calzado, ropa interior, maquillaje, cepillo de dientes y todas esas cosas ¿Verdad? –la morena atinó a asentir por instinto, de seguro eran las cosas que ocupaban las chicas hoy en día- Y yo debo pagar todo esto ¿Cierto?

Kate: -no conocía el sistema monetario del futuro así que con pena asintió- Prometo devolverlo.

Yelena: Quédate aquí, te traeré algo de comer, tu estómago hace que me duela más la cabeza. -Gruñó antes de cerrar con cuidado la puerta y salir de allí.

Kate apoyó el rostro en la entrada de la habitación para oír como los pasos se iban perdiendo por el final del pasillo. Cuando se aseguró de que estaba sola, volteó hacia su alrededor para mirar las cosas detenidamente con sus ojos y todo lo que estos dieran abasto. ¡Pero qué asombroso era el futuro! ¿Vivirían así todas las familias o ella pertenecía a las personas pudientes? Se acercó a la pared donde estaba puesta la televisión tan plana como una lámina de papel, sus dedos acariciaron la pantalla para sentir la suavidad de ésta. ¿Qué fin tenía este artefacto? No creía que las personas tuvieran la capacidad de encogerse de tamaño y entrar en ella, pero no preguntaría eso porque lo averiguaría por sí misma. Miró de nuevo las paredes a su alrededor, eran blancas con círculos rojos de tal forma y combinación que lucía increíble, cuadros de los mismos tonos con figuras abstractas colgaban de ellas. El suelo era de madera, pero a diferencia de la madera que ella conocía, esta era extremadamente lisa y era muy fácil que alguien se resbalara. Quiso fijarse en más detalles de las cosas que la rodeaban, había alfombras blancas y peludas, un mueble muy particular que tenía encima un objeto parecido a la televisión, pero parecido a un libro abierto de costado, la parte inferior estaba compuesta por "botones" con letras, flechas, signos y números.

Entre el amor y el tiempo | Kate & Yelena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora