Capítulo 19

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Pensar que me había cohibido hace días de sus caricias y de sus arrebatadores besos.

Sabía perfectamente que una vida llena de paz y tranquilidad no la tendría, estando con Demian Ivanovic saben el Demonio Ruso no la tendría, porque yana y sencillamente era un mafioso, ladrón, traficante, pertenecía a un sindicato, un delincuente, un asesino, etc.

Aunque tampoco tenía claro como catalogar lo que estábamos sintiendo.

La verdad no quería ni pensar que me dijera, Alaia sabes somos polvos o cogederas ocacionales nada más, cada quien por su lado. No y no aquello me dolería mucho, aunque bueno hace unos minutos le dije que correría el riesgo.

Venga Alaia después de matar el tigre le tiene miedo al cuero Mija?

No para nada, igual sea lo que pasará lo asumiria como una adulta, todo normal y después me iria lejos a llorar como la pendeja que volvió a abrir su corazón.

Sacudí la cabeza alejando aquellos pensamientos de los cuales no estaba segura que fueran así. Heche mi rostro hacia atrás y mire a Demian aferrado a mi cuerpo, vamos no había dormido nada y mi vejiga explotaría si no orinaba cuanto antes.

Con sumo cuidado quite su mano y la solté en la cama, corrí al baño y caí en la poseta.

Una sonrisa dibujo mi rostro. Ahora él era él dueño absoluto de mis sonrisas locas. Me metí en la regadera y limpie mi cuerpo dándome cuenta que tenía unos moretones.

- Dios mío!- exclamé a medida que me lavaba y miraba un moretón o rasguño nuevo.

Definitivamente ese atentado era y no era para mi, al final no tenía enemigos en París. Mis verdaderos enemigos yacían en Venezuela.

De nuevo vinieron imagines borrosas la mirada inquietante de Demian al verme, Gabriel con ganas de ligarse, Fernando con ganas de matarme, Maya con su ojos vacíos sin vida, Guillermo haciéndome daño, Luisa luchando por su vida.

Valla todo un drama!

En algún momento tenía que regresar a casa y de alguna u otra manera lo ansiaba rápido, añoraba el cariño familiar ese con el que hace menos de unos diez día había dejado atrás, todo por protegerlos.

Dañarlos? Jamás.

Cerré la regadera y cepille mi cabello mojado mientras que envolvía una toalla en el. Busque en las gavetas encontrando algo con que cubrirme y hallé una camiseta blanca enorme con su increíble olor a menta.

Nuevo olor preferido; Menta.

Caminé aun con la sonrisita que nadie me la quitaba, me sentía feliz. Y me detuve al mirar a Demian desnudo de espaldas, oh mierda sus nalgas eran un insentivo a mi mirada obsena, con el teléfono en la oreja, hablando en los yo no sé cuántos idiomas sabe el desvergonzado.

La verdad? Odiaba que hablar en esos putos idiomas y no entendía nada, si de por sí estaba en lo básico cuando Xiaoqui me estaba dando una pequeñas clases ahorita... joder Xiaoqui? Estará preocupada por mi? Claro al final estábamos empezando una amistad.

Caminé hacia él y este se dio la vuelta cuando lo alcanzaba.

Y su sonrisa me cautivó. Demonios! Me iba enamorar de verdad o quizás ya lo estaba.?

- Tienes unas nalgas de infarto hombre.-dije secando mi cabello con la toalla.

Demian dejo el teléfono cerca de una mesita y camino tipo top modelo, saben sin dejar el poder que brotaba por cada poro del.- Gracias por el cumplido.- dijo acariciando mis mejillas a solo un paso de chocar con mi pecho.

Alaia: El Demonio Ruso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora