DIECISÉIS.- New York

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▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬✑Dedicado a mis psics, especialmente a Gaby, Mony y Sof, que estuvieron chingando para que actualizara, las quiero💗💗

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Dedicado a mis psics, especialmente a Gaby, Mony y Sof, que estuvieron chingando para que actualizara, las quiero💗💗


—¿A dónde va con ese bolso de viaje?—preguntó Isaza confundido.

—Nueva York—respondió Villamil con simpleza.

—¿Qué?

—Lo que escucha. Voy a Nueva York por mi Julieta—dijo.

—¿Que no me contó que esa chica, Mariella le dejó en claro que se iba a casar con su prometido y a usted lo mandó a la mierda?—preguntó Isaza sin entender.

—Algo así—Juan Pablo se encogió de hombros.

—¿Y usted quiere ir a buscarla y quedarse sin dignidad?

—Publicó el artículo hace unos días y apenas lo leí hace cuarenta minutos.

—¿Eso qué tiene que ver?

—Esas palabras que leí lo cambiaron todo, debo ir a buscarla. No voy a dejar que pasen otros quinientos años.

—¿Quinientos años?, ¿de qué está hablando, Villa?—Isaza miró a su mejor amigo como si se hubiera golpeado la cabeza.

—Cosas mías. Yo me entiendo—musitó él con una sonrisilla bajo la mirada confundida del otro.

—Villa, creo que se está precipitando. Si ella no lo ha buscado...

—Sí la montaña no viene a tí, tú vas a ella—lo interrumpió el ojiverde.

—¿Qué pasó con Gabriela?

—Hablamos y estamos bien. No volveremos a estar juntos de otra manera. Lo nuestro estuvo enterrado hace bastante tiempo. No vale la pena escarbar en eso—dijo él—. Qué irónico, le pedí literalmente que se enamorara de alguien más y quien terminó sintiendo algo por otra persona fui yo—Villa negó con la cabeza mientras otra sonrisa se le escapaba.

Isaza volvió a mirar a su mejor amigo como si fuera un raro espécimen. No lo había visto así de feliz desde hace tiempo y era toda una sorpresa verlo hacer algo tan precipitado, no era común que él, que actuaba y se regía bajo la lógica, se comportara así.

—¿De verdad logró enamorarse en solo unos días?

—Aunque lo dude, Isaza—dijo él—. Con Mariella sentí en un día lo que no había sentido en años de relación con otras personas—suspiró—. Tal parece que el sentimiento venció mis reglas—murmuró con una sonrisa divertida—. Romeo se dio por vencido hace quinientos años, yo no. Iré por mi Julieta y la bajaré del balcón. Además, no estoy enamorado, pero planeo estarlo.

—¿De cuándo a acá se compara con Romeo?

—Sí supiera—murmuró él—. En fin, no me haga perder más el tiempo, ¿me da un aventón al aeropuerto? Antes que lo pregunte, acabo de comprar hace rato el boleto en línea. Sale en dos horas pero debo estar ahí ya.

Buscando el rostro de Julieta |  j.p. villamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora