El fin de semana pasa rápido, ahora me encuentro entrando al coche para ir a por los chicos, hago el mismo recorrido de siempre y así, llegamos al campus.
Cada uno va por una dirección diferente, yo me voy hacia mi despacho, cuando pasó por el despacho de Eva veo luz dentro de él, mis ganas de tocar la puerta se ven reprimidas cuando escucho una voz dentro-Bueno, señorita Durand... ¿piensa hacer algo ahora? Ya sabe, hay charla las primeras horas... podríamos ir a tomar algo
-Profesor Miller, siento ser aguafiestas, pero estoy un poco ocupada
-Será solo un ratito, si quiere le puedo traer un café aquí y nos quedamos en su despacho
Se escuchan unos pasos, y mi cabeza asimila que es el acercándose a ella, decido no escuchar más su conversación, así que voy directa a mi despacho, entro y cierro la puerta. En el escritorio está el libro que se encontraba encima de el mueble el otro día, cuando me dispongo a leerlo, la puerta de mi despacho se abre
-Lo de avisar no lo llevamos bien
-Perdón, pensé que estabas ocupada
-¿Por?
-No sé, sensación supongo
-Para ti nunca estoy ocupada -Dice cerrando la puerta y acercándose a mi-
-Me siento privilegiada entonces
Apoya sus manos en el escritorio que nos separa y me mira a los ojos
-La charla del sábado... ¿se te olvidó?
Abro los ojos como platos, se me había olvidado por completo, joder
-Y bueno, ya no hablemos de no saludar a los demás
-Creo que necesito aprender modales
-O ponerse gafas
-Llevo lentillas -digo con cierto tono molesto-
Eva se ríe y me mira con cierta dulzura y calma que me transmite y recorre cada centímetro de mi piel
-Perdón por meterme, no sé te veía muy buena cara... ¿pasó algo esa noche?
-Tuve un ataque de ansiedad, fui al médico, me llevaron los chicos, pero preferí volver sola a casa... fue un problema del que espero haberme librado ya o por lo menos dejarlo apartado un tiempo
-Sabes que cualquier cosa aparte de cualquier duda aquí puedes comentarla, e intentaré hacer todo lo posible por ayudarte
Sonrío a Eva, pero poco a poco la sonrisa se desvanece recordando el problema, ella levanta una deja y yo la vuelvo a mirar
-No es algo que se pueda solucionar hablando, mis padre se divorciaron, mi padre es un hombre de negocios, nunca está en casa... cuando era más pequeña sí, pero ahora soy fuerte e independiente -Eva se ríe y yo también- mi madre es consumidora, vivía en mi casa, desde que mi padre se fue siempre hubo abusos constantes. El otro día fue uno de ellos, pero por fin la eché de casa
Eva se queda callada, entiendo que no le sale ninguna palabra de la boca, pero en un momento, coge mi mano y me mira con serenidad
-Piensa que has dado un paso muy grande y de lo que has aguantando, el buen corazón que tienes y todo lo que llevas encima, esto te ha hecho más fuerte, siento que hayas tenido que pasar por esto, no ha sido fácil, pero ahora le has plantado cara
Sonrío a Eva y está vez soy yo quien le coge la mano. El momento no dura mucho, ya que alguien pica a la puerta.
Me levanto de mi sitio y voy a abrir
ESTÁS LEYENDO
La profesora asignada
Teen FictionSi pudiera pedir un deseo sería el poder admirarte todos los días de mi vida hasta que la negra condena que se cierne sobre cada uno de nosotros actuará conmigo y en ese caso poder buscarte en el siguiente rayo de luz