Ella coge el ordenador y me enseña los trabajos de los niños, el cual les mandó hace unos días para que lo mandaran por el Aula virtual
-...
-¿Eva?
-Pero... pero... ¿David de Donatello? No amigos... eso no existe... en realidad se llama duende del campo... ¿cuando explico se me hace caso? Por lo que veo no
-A ver...
-Evelyn... no hay disculpa, no la hay, es imposible que haya una disculpa, no la hay... Duende del campo...
Veo como deja el ordenador a un lado y se incorpora un poco
-Voy a por algo de comer, ¿me pones la venda?
-Sí, claro -digo cogiendo la venda- pero tú quédate aquí, dime donde está y voy yo a por lo que quieras
Eva levanta la pierna y poco a poco voy poniendo la venda, lo suficientemente apretada para que no le lastime al andar, no sé si será muy bueno, pero yo hago caso
-Es que no tengo nada pensado, necesito mirar la comida y decidir allí
-Saco foto y te la mando por WhatsApp y me dices
Eva se ríe y me mira -necesito moverme un poco, me lo pide el cuerpo, venga, y así vemos algo en la tele
Terminé de ponerle la venda y la ayude a irnos hacia el salón, ella cogió unas gominolas que tenía en un cajón y fuimos directas al sofá a ver una película, antes de nada, mandé un mensaje por el grupo de los chicos diciendo que yo no iría y les expliqué un poco la situación, le mandaron mensajes a Eva para que se mejorara y yo les mandé una foto con Eva.
Llevábamos casi una hora de película cuando siento como la cabeza de Eva empieza a hacer más fuerza en mi hombro, me giro para verla y evidentemente esta dormida, pero un fogonazo en la pantalla de la televisión hace que abra los ojos rápidamente perturbando la paz que reinaba en ella hasta hace un momento, cuando me mira para decirme algo veo que tiene los ojos rojos y se les ve cansados
-Perdón -dice desperezándose y rascándose los ojos-
-No pidas perdón, venga, te llevo a la cama
-Vale
Vamos de la sala a su habitación, la ayudo a meterse en la cama y ella me sonríe pero cuando está dentro de esta empieza a poner cara de malestar
-¿Pasa algo?
-Me voy a quitar la venda, me molesta, no sé cómo describirlo, pero es horrible la sensación
Empieza a quitarse la venda y rápidamente se ve que la pierna está más hinchada que antes
-Eva... esto...
-La crema ayudará -dice con una sonrisa quitándole hierro al asunto-
Le pongo la crema otra vez con todo el cuidado que puedo, puedo apreciar otra vez su cara, la expresión de dolor que está poniendo la cual intenta tapar con una sonrisa pero no lo consigue.
Cuando termino me quedo observando la pierna, ha sido un buen golpe, no me gustaría imaginar la ansiedad del momento y como lo ha tenido que vivir, sacando ese pensamiento de mi cabeza, guardo la crema y la venda.
-Venga, descansa
-¿Te vas a ir?
-Me voy a quedar en el sofá, tranquila
Eva me indica que coja una manta de su armario y cuando la tengo, me dirijo al salón. Me tumbo en en sofá y pongo la sabana por encima, antes de dormirme veo un poco la tele con en sonido muy bajo, pero poco a poco ese sonido se va convirtiendo en una melodía la cual me tranquiliza y me arrastra hasta el sueño.
Noto como al lado de mis piernas empieza y como segundos después aparta un mechón de mi cara, poco a poco abro los ojos y delante de mi encuentro la mejor escena y la que quiero que se repita cada vez que me despierte. Sus ojos azules, aún adormilados se cruzan con los míos y acto seguido una sonrisa se forma en la cara de la diosa que tengo delante
-No era mi intención molestarte, estabas muy tranquila durmiendo
-No te preocupes -digo con una sonrisa- ¿Qué hora es?
-Son las diez y media, he preparado el desayuno
Me incorporo un poco y me fijo en su pierna, ya no está tan hinchada como ayer, pero el hematoma se a extendido más
-No te preocupes, es normal
-¿La venda?
-Creo que es mejor así, pero me pondré unos leggings, así no me molestará tanto al andar
Mientras me habla me doy cuenta que la tirita de su mejilla se ve de un tono rojizo, lo cual me indica que la herida ha sangrado y probablemente aún lo está haciendo
-Siéntate, voy a por las cosas
Me levanto del sofá y voy a su habitación, cojo las tiritas, el agua oxigenada y también las tiritas
-¿Pero? -dice cuando me ve apareciendo con todo en la mano-
-Te está sangrando la herida, no te voy a hacer daño, no te preocupes
Ella muestra una sonrisa burlona, se perfectamente en lo que acaba de pensar, y acto seguido una sonrisa surge en mi cara
-Eres una mal pensada
-¿Soy yo la única?
Hago caso omiso a su pregunta y pongo toda mi atención en si herida, retiro la tirita y limpio la herida con un poco de agua oxigenada, cuando termino le pongo la tirita y me dispongo a guardar las cosas otra vez en su mesilla. Cuando estoy volviendo de su habitación la veo en la cocina tomando una copa de vino
-¿Quieres?... ah... espera, te ha comido la lengua el gato -dice extendido una copa de vino-
Mi cara se torna a una expresión de duda mientras alcanzo la copa de vino y le doy un sorbo. Ella se ríe y termina su copa para después volver a llenarla
-¿Qué quieres comer?
-Lo que usted quiera -digo mientras bebo de la copa-
-¿Le apetece comida china?
-Sí, es una buena opción
-Pues tome -me pasa la tarjeta del restaurante donde pone el número- Llame, yo tengo que ir al baño
Bebiendo de golpe la segunda copa de vino, se levanta y va camino al baño, mientras camina se le puede apreciar una pequeña cojera, la cual me resulta muy graciosa. Miro el número y marco este en mi teléfono, antes de llamarlo todo tipo de imágenes graciosas y denigrantes pasan por mi cabeza -Hola soy unos fideos- y es que sí, me da mucha vergüenza, y soy capaz de confundirme.
Después de concienciarme y decido llamar de una vez... pero ¿qué pido? No me ha dicho si quiere algo en especial. Mientras el debate de que pedir invade mi cabeza ella sale del baño. Con una sonrisa se acerca a mi y vuelve a llenar su copa
-¿Ya pediste?
-No, no me has dicho que querías para comer
Ella se ríe y acto seguido acordamos lo que queremos para comer. Vuelvo a mirar el móvil y llamo
Holii, bueno, espero que os esté gustando y lo estéis pasando bien leyendo.
Gracias ❤️
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La profesora asignada
Ficção AdolescenteSi pudiera pedir un deseo sería el poder admirarte todos los días de mi vida hasta que la negra condena que se cierne sobre cada uno de nosotros actuará conmigo y en ese caso poder buscarte en el siguiente rayo de luz