CAPÍTULO 4- Sueños y fantasías

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—Ella es Nea? Es muy bonita, pero...-

Unos meses después, estaba en una reunión.

Me encontraba hablando con Amy, mientras sostenía a mi pequeña Nea en brazos.

—Lo se, es Albina—

Precipité sus palabras con esa simple respuesta, mientras acariciaba el rubio semi-transparente, resplandeciente del  cabello de mi pequeña hija de aproximadamente dos meses. Durante esos dos meses hemos estado intentando lidiar con su enfermedad, aunque claro, al ser un bebé aun era fácil mantenerla alejada del sol y otros peligros, pero a medida que vaya creciendo será mas difícil.

—Ya... lo he notado...—Amy no dejaba de mirarla fijamente. A su vez, su mirada y expresiones faciales expresaban un sentimiento de querer decirme algo pero a la vez no poder hacerlo—

Sin embargo, Nea no era la única hija que tenía. También estaba Alex, pero el, a diferencia de Nea, no había nacido con ningún tipo de complicación o enfermedad grave como era el caso de su Hermana, sino que era un niño completamente sano y normal.

—Quizás algún día Flasho y Alex puedan conocerse y sean grandes amigos—Soltó Amy casualmente con una sonrisa en su rostro. Irónicamente había pensado en lo mismo que yo. Pero aún es muy pronto para que eso ocurra. Flasho era su hijo y de sonic, nació meses después de Alex y Nea—

—Quizás en un futuro esté bien, supongo—dije en respuesta a su comentario—

—Oh, sabes? Hablando de amistades...—Amy se acerca a mi oído y me susurra unas palabras—He oído que Blaze ya tiene un heredero para el trono. —

—Ah, es verdad. —

Ella sonríe, y procede a susurrarme nuevamente.

—No parece tener intenciones de tener otro hijo, ¡Pero al menos tendrá a alguien que se ocupe de las labores de su reino cuando sea mayor!

(...)

Apenas mi mano alcanzó a cerrar la puerta principal, cuando repentinamente en frente de mi, aparece Cosmo con una sonrisa en su rostro lista para darnos la bienvenida a mi y a nuestra pequeña hija.

—Bienvenido a casa—Dijo formalmente mientras que a su vez hacía una reverencia estirando su vestido de ambos extremos e inclinando la cabeza—

Rápidamente no tarde en pensar en lo extraño que me parecía que hiciera eso, aunque ciertamente me recordaba a alguien.

—Eres demasiado formal aveces—

—Lo se, pero pensé que sería apropiado saludarte así de ahora en adelante—

Al oír sus palabras, solo sonreí mientras acariciaba su cabeza con mi única mano disponible.

—Esta bien, Cosmo. No es necesario que seas tan formal—

Simplemente quiero ser una "buena esposa"—

—Para mi ya eres eso y mucho más—Dije mientras bajaba mi mano de su cabeza hacía su mejilla.

"Mientras no haga locuras como las de aquella vez, entonces esta bien para mi, supongo"

Pensé mientras mi mano tocaba la suave piel de su mejilla. No pude evitar pensar en aquel aterrador suceso de hace dos meses que me dejó durmiendo en el sofá durante un mes entero casi. Pero afortunadamente, ese "hecho" no volvió a repetirse aún, así que supongo que puedo volver a dormir tranquilo... espero.

Luego de esa mini charla, dejé a Nea en su cuarto que compartía junto con Alex, y fui a descansar luego de un no tan pesado pero si arduo día de trabajo.

Mañana sería otro día, y debía estar listo para afrontarlo.
Para mí, pese a que este no era el futuro que anhelaba, tampoco es tan malo. Casado, con dos hijos y un hogar estable... creo que estoy bien con eso.

—Si... esto parece un sueño—

—¿Un Sueño? Yo creo que es mas real de lo qué piensas—

Dirigí mi mirada hacía la puerta del baño, donde se encontraba Cosmo, quién me miraba fijamente con una sonrisa en su rostro.

"Parece que ya terminó de bañarse" su cuerpo estaba envuelto únicamente por una toalla color blanco

—Ah, solo estaba pensando en voz alta. Aveces pienso que todo esto es un sueño, una fantasía.—

Mientras yo decía esas palabras, Cosmo se acercaba lentamente hacia mí.

—Pero no lo es—

—¿Como puedes estar segura de eso?—

Ella sonríe

—Si ahora mismo te pellizcara, tu lo sentirías, no?—dijo mientras tocaba mi mejilla con un dedo—Y según tengo entendido, en los sueños no puedes sentir ese tipo de cosas—

Muchas veces me pellizcaba a mi mismo y hacía ese tipo de cosas para comprobar que todo esto que estaba viviendo era real y aparentemente si lo era. Sin embargo, no importa las veces que me hiciera daño a mi mismo, este sueño no iba a acabarse.

—Lo se, lo he intentado múltiples veces. Aún así, a lo que me refiero es que siento que todo es demasiado surrealista...—

—¿Surrealista?—

—Hace muchos años, cuando solo era un niño me aislé completamente del mundo. No quería salir de mi cuarto y siempre estaba solo. Dejé de creer en mi y comencé a odiarme profundamente. Dejé de creer que tenía un futuro y comencé a pensar que todo sería mejor si yo no estuviese vivo—

Desde ese momento, mi mente se encerró a si misma en una cápsula que me hacía creer que jamás sería capaz de volver a lograr algo grande en mi vida, pero...

—Aún así, desde que volviste a mi vida, todo cambio tan rápido y de manera tan repentina... de verdad, han pasado casi 6 años de eso y todavía no puedo terminar de asimilarlo—

Desde que Cosmo volvió a mi vida, todo ha mejorado de la noche a la mañana y todas las cosas con las que años atrás solo fantaseaba se volvieron una realidad inminente que me negaba a creer, pensaba que era otro sueño, otra alucinación dañina y para protegerme, lo único que hice fue empezar a creer que nada era real.

—Lo entiendo perfectamente, aveces también creo eso. Pero...—Cosmo hizo una breve pausa antes de volver a sonreírme como había hecho hace minutos atrás—De alguna forma u otra se que nada de lo que estoy viviendo es un "sueño" o una "mentira"—

—¿De verdad?, como puedes estar tan segura?—

—Por que así como hay cosas buenas, también ocurren cosas malas, no? Y en sueño o fantasía no creo que sea conveniente que ocurran cosas malas—

—Puede ser. Pero...—

Y antes de que este extraño debate pueda seguir, Cosmo me da un apasionado beso en los labios.

—¡Pero llevamos mas de 5 minutos hablando de esto y no te has percatado de que estoy encima tuyo, vistiendo únicamente una toalla!—

Entonces, dejé que Cosmo vestida con una simple toalla de baño que podría desprenderse en cualquier momento, se colocara encima mío sin que siquiera me percatase.

—Y-yo, ahm, b-bueno...—

Me quedé sin palabras, y solo podía aceptar mi inminente derrota.

Continuara...

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