Prólogo

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Sentado en el asiento trasero del auto familiar, Taehyung miraba cómo su madre lloraba silenciosamente frente a su casa mientras su hermano guardaba la última maleta que les faltaba. La vio mantenerse ahí, de pie, sin inmutarse cuando su hermano le tocó la bocina para que entrara al auto, pues estaba demasiado perdida en sus pensamientos como para notar cualquier sonido o movimiento a su alrededor.

Taehyung sabía, más allá de ver su rostro acongojado, que su madre estaba sufriendo y merecía tener un momento para despedirse de su hogar; sin embargo, a pesar de lo mucho que quisiera respetar su espacio en ese momento que era tan difícil no solo para ella, sino que también para él y su hermano, necesitaba que su madre reaccionara. No creía ser capaz de seguir esperando.

—Mamá, vámonos ya... —dijo cansado y con voz ronca, resultado de haber llorado sin parar durante las últimas horas.

Su madre, como si saliera de un trance, finalmente reaccionó ante su voz y se giró en su dirección para mirarlo. Posó sus ojos sobre los suyos como si estuviera tratando de transmitirle algo, pero que Tae no fue capaz de descifrar hasta que la vio caminar hacia él con rostro preocupado y una clara intención plasmada en su rostro. Taehyung le dirigió una mirada de advertencia al verla acercarse hasta la ventana desde la cual había estado observándola.

—Tae... —comenzó a decir ella cuidadosamente.

—No.

—Le puedo pedir a tu hermano que nos lleve hasta allá primero para que puedas despedirte de él. —continuó su madre sin rendirse.

Taehyung no se molestó en responderle. En vez de eso, solo miró a su hermano mayor, que lucía como si no soportara ni un minuto más junto a la mujer a su lado, y le suplicó con la mirada que lo sacara luego de ese lugar. Sabía que Jin no se negaría.

—Ya es hora. Si seguimos detenidos aquí, no alcanzarán su vuelo. —indicó su hermano abriendo la puerta del copiloto para que ella entrara.

—Jin, guarda silencio, ellos necesitan despedirse... —Sus palabras fueron cortadas por la voz exaltada de su hijo menor.

—¡Ya basta, mamá! —Taehyung salió del auto y se paró frente a su madre—. ¿Es que no lo entiendes? No quiero verlo, no quiero despedirme. Ya nos dijimos todo lo que teníamos que decirnos y ya no queda nada más entre nosotros. Se acabó, ya es suficiente, por favor...

Las palabras de Taehyung resonaron en los oídos de su madre que soltó un sollozo ahogado e ingresó al auto abruptamente para que Jin pudiera llevarlos hasta el aeropuerto, desde donde partirían su viaje sin retorno. El pensamiento de lo que estaba dejando atrás llenó de tristeza a Taehyung que, resguardado por el silencio que lo rodeaba, miraba con lágrimas en sus ojos la última foto que le quedaba con el chico que estaba seguro de que siempre sería el único dueño de su corazón.

—Te voy a extrañar... Jungkook.


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I. Hasta que las estrellas dejen de brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora