8. "Hay un lado de tí que solo yo conozco" (Christmas Tree - V)

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Jungkook no reconoció el número de teléfono que lo estaba llamando. Sospechaba que podría ser Taehyung, considerando que este había quedado de avisarle si podría o no reunirse con él. Desearía haber guardado su número de teléfono también, pero Tae le había pedido el suyo y ahora solo le quedaba contestar para descubrir si era él.

Si era sincero, contestó preparado para todo, ya fuera para que Tae le dijera que estaba libre para reunirse o que simplemente no podría hacerlo. Lo único para lo que no estaba preparado era que Tae pronunciara aquellas palabras.

«Te necesito»

—¿Dónde estás? ¿Qué sucede? —preguntó preocupado.

—Yo... Lo siento, estoy bien, solo necesito...—Tae sonaba exasperado consigo mismo—. Te voy a mandar una dirección. Por favor, no tardes demasiado.

—Ahí estaré.

—Gracias. —fue todo lo que dijo Jungkook antes de colgar.

Casi de inmediato su celular le notificó la llegada de un mensaje. Tae le había envíado la ubicación. Esperaba que todo estuviera bien, aunque realmente no sabía qué pensar después de aquellas inesperadas palabras que no dejaban de reproducirse en su mente una y otra vez, devolviéndole al único otro momento en que Taehyung había dicho esas palabras. Había sido la misma noche en que descubrieron la relación entre Namjoon y Hye Kyo, y la misma en que el padre de Tae murió.

«Te necesito»

Debido a que se encontraba bastante cerca al momento de recibir el mensaje, Jungkook fue el primero en llegar al lugar de encuentro, un pequeño bar en el centro de Seúl. Se dispuso a esperar la llegada de Tae cerca de la entrada, pero afortunadamente no tuvo que hacerlo demasiado tiempo, pues este apareció poco después.

Jungkook, que había estado mirando su celular con urgencia apoyado en una pared, sintió la presencia de Taehyung frente a él y levantó la mirada para encontrarse con el culpable de la preocupación que revolvía su estómago.

—Tae, ¿estás bien? —dijo acercándose.

—Hey... —dijo dándole una sonrisa que no le llegó a los ojos.

Jungkook se lo quedó mirando. Se veía herido y cansado, y por un momento creyó ver al chico vulnerable que conoció alguna vez, algo que, dada la enorme pared que Taehyung parecía tener a su alrededor desde su reencuentro, parecía imposible. Teniendo eso en cuenta, Jungkook sintió de pronto que Tae realmente no lo necesitaba, sino que más bien había caído en viejas costumbres.

—¿Jungkook? —dijo Tae suavemente al verlo tan silencioso.

Jungkook lo miró a los ojos y le regaló una pequeña sonrisa. Sin importar la razón por la que lo hubiera llamado, pensó, estaría para él.

—¿Qué quieres hacer? —preguntó.

—Podríamos entrar... No lo sé. —Tae habló sin mucho ánimo, lo que no le fue indiferente a Jungkook.

—Tengo una idea mejor. —propuso y Taehyung lo miró con curiosidad—. Vamos a comprar unas cervezas, algo para comer y vamos a una plaza aquí cerca, nos sentamos en una banca...

—¿No es muy temprano como para beber en una plaza? —lo interrumpió Tae.

—Son casi las siete, y es un lugar tranquilo, no vamos a molestar a nadie.

—¿Las siete? —preguntó Taehyung, sorprendido de que hubiera estado caminando sin rumbo por tanto tiempo.

—Ya está prácticamente oscuro, ¿dónde anda tu cabeza? —preguntó Jk un poco divertido por el despiste de su acompañante.

I. Hasta que las estrellas dejen de brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora