Los dos días que siguieron fueron insaciables con el tiempo y energía de Taehyung. Si no estaba abrumado de preocupación por Jungkook o culpabilidad por tener un hermano con el alma tan miserable, estaba ocupado hablando con el detective para encontrar pistas para encontrar a quien fuera que estuviera trabajando para Jin. Ese día en la oficina, Tae lo había escuchado dar órdenes a alguien, y era imperante que encontrara a esa persona.
Lo peor de todo era que, aparte del detective al cual había contactado con sumo cuidado y apenas había contado parte de la situación a la que se enfrentaba, no podía contarle a nadie. Su hermano había sido muy efectivo demostrándole que lo tenía vigilado y que estaría poniendo en peligro a Jungkook o cualquier otra persona si le contaba lo que tenía planeado.
Apenas podía dormir del estrés y ansiedad que toda la situación le estaba causando, aunque estaría mintiendo si dijera que su hermano era el único que lo había mantenido despierto las últimas noches a pesar de sentir el calor y calma que emanaba el cuerpo a su lado. También estaba el hecho de que era dolorosamente consciente de que hubo un pequeño momento de duda en la mente de Jungkook que lo impulsó a besar a alguien más.
Se acomodó en su cama para quedar de costado y admirar su rostro plácidamente dormido. Viéndolo así, tan sereno, y basado en lo que le había dicho respecto a la sensación que tenía en compañía de esa nueva persona en su vida, se dio cuenta de que entendía muy bien la motivación consciente o inconsciente que lo impulsó a hacer lo que hizo. Que alguien te transmita paz en medio del caos puede sentirse como lo mejor que te puede pasar, y él mismo se había sentido así con Rosé desde el momento en que la conoció hasta que su relación terminó. Era innegable para él que Ro hubiera sido una compañera de vida maravillosa, pero había tomado una decisión y escogió a Jungkook; y Jungkook, que había conocido a alguien que lo alejaba de la montaña de tristezas que su familia le daba, también había escogido estar a su lado.
Tae sonrió fugazmente al sentir una nueva ola de confianza en su relación y se acercó para abrazarse al cuerpo de Kookie, que se movió un poco al sentirlo y se acomodó dormido para abrazarlo también. Tae logró disfrutar del momento solo un poco antes de que recordara que todo se podía desmoronar si Jin lograba su cometido. Tenía que detenerlo fuera como fuera, y fue ese pensamiento que lo acompañó hasta que logró dormir.
La mañana siguiente, tal y como había estado haciendo los días anteriores, se despertó muy temprano, pues ya se le había hecho una costumbre despertar mucho antes que Jungkook debido a las innumerables preocupaciones que lo rondaban. Como no podía volver a dormir, se dejó llevar por un repentino afán por ser productivo en algo no relacionado a los últimos acontecimientos en su vida, y se dispuso a darse una ducha e ir a la cocina a preparar el desayuno para ambos.
Cuando tuvo todo listo, y aunque tenía toda la intención de esperar que Jungkook despertara, su estómago comenzó a rugir tan fuerte que no pudo aguantarse y se preparó una tostada acompañada del delicioso té que había preparado. Sin embargo, cuando estuvo a punto de comenzar a comer, pensó que en vez de empezar por su cuenta quizás debería ir a despertar a Jungkook para poder desayunar con él y pasar un momento tranquilo antes del caos que esperaba fuera su día una vez más.
Lamentablemente, no pudo concretar ese pensamiento, pues de pronto el teléfono desechable que había comprado para mantenerse en contacto con el detective sin ser detectado por su malvado hermano sonó notificando la llegada de un mensaje. Antes de leerlo, Tae puso el dispositivo en silencio y miró hacia el pasillo para comprobar que Jungkook seguía profundamente dormido. Hace unos segundos había querido despertarlo, pero ahora que tenía que hablar con el detective, lo que menos necesitaba era lidiar con tener que dar explicaciones que ni siquiera sabría cómo dar.
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I. Hasta que las estrellas dejen de brillar
FanficEse día de otoño, el día en que todo terminó, olvidaron todas sus promesas, la ilusión y el amor que sentían por el otro, y la reemplazaron por rencor, dolor y... odio. Juraron no volver a encontrarse. Sin embargo, no esperaban que el destino jugar...