Taehyung había buscado a su madre básicamente por cada rincón de Seúl y no había logrado absolutamente nada. Como había quedado claro que no se había comunicado con ningunos de los amigos de su madre ni tampoco habían sabido de ella en ninguno de los lugares que solía frecuentar, se había quedado de manos atadas. Le hubiera gustado saber qué era lo que su madre planeaba desapareciendo de esa manera; no entendía nada, ¿cuál era el punto de decir que necesitaba arreglar errores del pasado si no iba a comunicarse con nadie de su pasado? ¿Acaso había sido mentira? ¿No pensaba remediar nada y solo había escapado a vivir una vida nueva en algún lugar recóndito al final del mundo?
Estaba harto. Quería volver a casa. No, iba a volver a casa.
Hoy mismo, se decidió.
Se dispuso a comprar su ticket de vuelta a Inglaterra sin perder un segundo más, sin embargo, fue interrumpido por una llamada sorpresiva desde un número desconocido. Kim Taehyung jamás contestaba las llamadas de números desconocidos, simplemente era una práctica que había adquirido durante los años después de que lo intentaran estafar dos veces vía llamada telefónica, no obstante, esta vez sí lo hizo. No contestó de inmediato, pues los hábitos son difíciles de romper, pero finalmente lo hizo pensando que quizás una de las tantas personas que había contactado podía estar tratando de comunicarse con él para hablarle de su madre.
Ahora, días más tarde, Taehyung maldecía con todas sus fuerzas el momento en el que decidió contestar; porque si no lo hubiera hecho, no estaría ahí.
Si no hubiera contestado, no habría tomado la impulsiva decisión de quedarse en Seúl ni se habría visto en la necesidad de conseguir trabajo para distraer su mente mientras resolvía qué hacer. No habría tenido que llamar a Jimin, ni habría sido contactado por uno de los colegas de este para ofrecerle un contrato temporal como fotógrafo de último minuto.
Si no hubiera contestado estaría con Rosé, en casa, riendo feliz.
Si no hubiera contestado, no estaría con el corazón en la mano mirando a la única persona que había amado con todo su corazón, y la misma que se lo había roto en un arranque de ira.
Jungkook.
Y es que la persona que lo llamó esa tarde fue su propia madre. Ella, la misma persona a la que buscaba con tanto ahínco, lo había llamado para decirle que volviera a casa y que no malgastara su tiempo y energía pensando en ella. Lamentablemente para Hye Kyo, sus palabras no calmaron a su hijo y la conversación no resultó del todo bien, especialmente cuando ella se negó a contar el más mínimo detalle de su viaje y simplemente se limitó a contestar que se encontraba bien e infinitamente feliz por primera vez en mucho tiempo; y aunque Tae insistió en saber con quién estaba, sólo recibió evasivas. Finalmente, después de minutos en los cuales Taehyung insistió reiteradamente en saber más, su madre zanjó la conversación diciéndole que se concentrará en los preparativos de su boda, y que regresará a su vida con Rosé y dejara de perder el tiempo.
La duda permaneció en su mente una vez cortó la llamada, sopesando qué hacer; sin embargo, en el fondo Tae ya sabía que la decisión ya estaba tomada. Irónicamente, había sido precisamente la insistencia de su madre porque se olvidara del asunto lo que hizo que Taehyung se convenciera de que no podía volver aún. No sabía muy bien por qué, pero necesitaba saber qué estaba pasando.
Mientras el recuerdo de aquello que lo llevó a su situación actual pasaba rápidamente por su mente, su cuerpo tenso se mantuvo firme en su posición. Sin importar lo afectado que estuviera, su orgullo y el profesionalismo que lo caracterizaba eran más fuertes, por lo que se llamó la atención a sí mismo justo antes de componerse, ponerse su coraza y mirar al hombre frente a él, ese mismo que alguna vez creyó amar incluso más que a sí mismo, como el modelo que era y nada más.
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I. Hasta que las estrellas dejen de brillar
FanficEse día de otoño, el día en que todo terminó, olvidaron todas sus promesas, la ilusión y el amor que sentían por el otro, y la reemplazaron por rencor, dolor y... odio. Juraron no volver a encontrarse. Sin embargo, no esperaban que el destino jugar...