A veces querer a alguien no es suficiente

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Digan holaaaaaaaaaa queridos habitantes

Ashley

Durante mucho tiempo creí que nunca me iba a enamorar, pensé que aquello era una fantasía y que las personas únicamente estaban con otras por miedo estar sola. Mi familia me dejo a ún lado así que los libros y el arte se volvieron mi lugar seguro, levante muros impenetrables para que así nadie me pudieran lastimar.

Sobreviví a batallas contra mi propia cabeza, ya que esta no se callaba jamás, tape mis inseguridades con muchas capas de maquillaje y sonreí a pesar de que mi alma gritaba que ya no quería vivir más.

Pensé que si pedía ayuda los demás me hundirían, deje de comer porque supuse que de esta manera las personas me verían "bonita", fingí estar bien cuando mi mundo se derrumbaba en trozos llevándome hasta el fondo, cada que creía encontrar una salida una vez más me hundía.

Consideré que él me salvaría, que si él estaba a mi lado nada me vencería, sentí una revolución en mi corazón como si por fin una mariposa me salvaría, como si pudiera vencer a todas las enfermedades mentales. Pero luego me di cuenta de que no sería así, quizás yo no se una persona que pueda ser salvada y mucho menos amada.

Quizás no debí dejar que entrara tan fácil a mi vida, tal vez no debí permitir que mi necio corazón quisiera estar con él, no debí contarle mis miedos muchos menos mis sueños, supongo que quieres a alguien nunca planeas que de tu vida se marche que un abrir y cerrar de ojos todo cambie, no contemplamos que veces la persona con la cual anhelamos estar ya está con alguien más.

Me prometí no hacerle daño, pero nunca le pedí que él también me prometiera mi, nunca pensé que la partida de alguien me haría tanto daño, que nuevamente estaría desorientada casi perdida.

A veces queremos tanto a alguien que no sabemos como manejarlo, la persona que menos esperas se vuelve importante y en el momento todo parece perfecto como si fuera sacado de un cuento, pero todo cambia no mides cuanto das y terminas siendo destrozada. Millones de mentiras, promesas vacías, expectativas que tu cabezo creo, pero jamás serán cumplidas, idealizamos tanto a una persona que cuando nos enteramos de que no es lo que creíamos que seria es demasiado tarde. Tus defensas ya están abajo y están a punto de quebrarte.

Después de todo me sentí usada, como si todo lo bonito que algún dijo ya no valiera nada, como si solo fuera una chica más que podía utilizar y luego desechar, ¿yo era tan fácil de ser desechada?.

Por primera vez en mi vida había tomado la ayuda ofrecida, ahora estaba esperando frente a las enormes puertas de mármol de la que sería mi psicóloga, no sabía por donde debía empezar porque todo se resumía a mi miserable vida.

—Ashley Cooper —anunciaron dentro de aquel consultorio.

Me detuve de golpe en las enormes puertas ¿valdrá la pena entrar?

Gire la perilla de la puerta e ingrese al lugar, encontrándome a una mujer de tez blanca, ojos azules, una nariz recta y labios gruesos, su cabello oscuro como la noche y una sonrisa de oreja a oreja.

—Siéntate, mi nombre en Jennifer Murphy, puedes llamarme Jen —dio una sonrisa cordial—. ¿Cómo te sientes hoy Ashley?

<<Sin ganas de vivir.

¿De verdad crees que ella te va a ayudar?

No seas tan patética Ashley>>

—Cansada —me limité a responder.

—¿Por qué te sientes cansada? —inquirió.

—Por todo —respondí secamente.

—¿Qué es todo? —inquirió nuevamente.

Al final no sabemos decir adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora