¿Quién carajos se resiste a Jack?

988 70 33
                                    

Digan holaaaaaaaaaa queridos habitantes

Holaa :D
Me tarde mucho en publicar lo sé, quizás me quieran matar soy consiente. Pero los quiero mucho, pido perdón por no haber publicado antes, tenía muchas cosas en la cabeza y ya inicie la universidad presencial. Pero prometo actualizar mas seguido =)♡

Son los mejores, un abrazo para todo, les envío buenas vibras a todos <3

Ashley

Mi corazón dio un vuelco malicioso, Jack había escrito una nota, corrijo Jack había escrito una carta para mí. El sentimiento que invadió mi cuerpo es indescriptible, una sensación de satisfacción, euforia, adrenalina, paz, millones de sentimientos juntos que me envuelven de manera armoniosa.
Haciéndome sentir afortunada, como si hubiera subido al cielo sin siquiera haber volado, es un sabor dulce en mi boca, uno de esos momentos en tu vida en los que te hacen sentir especial. Como si fueras una persona que de verdad es afortunada o aún mejor que merece ser amada.
Son millones de sentimientos que invaden mi alma de una manera mágica, sentía su fragancia impregnada en mi cuerpo, pero sobre todo en mi alma. Es uno de esos momentos en lo que no te sientas tan rota, en los que sientes que quizás mereces más de lo que muchas personas que han pasado por tu vida te han logrado dar. Este es un momento que marco mi vida para bien o para mal.
A veces encontramos personas que se sienten como un rayo de sol sobre una nube de tormenta, eso era Jack aunque a veces era evidente en sus ojos tan eléctricos el caos. Porque por más paz que seamos siempre hay caos en nuestro interior, ambos somos una mezcla extraña, pero realmente mágica.
Porque aunque suene muy cliché yo también lo cielo, una palabra de él y mía, tan válida como un te quiero y aún más fuerte que un te amo.
¿Nunca les ha pasado que entra una persona y revoluciona su vida?, para bien o para mal. Eso no importa en el momento, no sabemos si van a amarnos o hacernos daño, a veces nos entregamos de maneras irracionales, indescriptibles, conocemos a personas que nos pararemos hilarantes, diferentes. Empezamos lento a contar poco a poco pequeños fragmentos de nuestra vida, como nuestra banda favorita y luego nos damos cuanta que hemos hablado más de lo que creíamos, aquellas personas ya forman gran parte de nosotros, robándonos risas, llenando tu vida y algunas veces las desbordan de alegría. Nos hacen creer que lo imposible es posible, es posible que algunas cicatrices ayuden a sanar, pero también es muy probable que nuevas grietas puedan crear.
A veces no podemos controlar eso, las conexiones, las maneras en las cuales nos entregamos a las personas, en las cuales nos enamoramos. A veces quiero dar marcha a tras a todo, momentos como esta me hacen pensar en cómo paso todo porque un día estaba teniendo una crisis  en la cual no podía respirar, pero ahora estoy acá sonriendo con una persona con la que  no puedo estar. Porque su corazón le pertenece a alguien más, pero aun así he decidido aferrarme, a él, a esta noche, que quizás sea la última.
—Yo también te cielo Jack —mi voz se volvió un hilo, no sé si es porque supe que este momento sería efímero o porque me quería aferrar más él.
Me acerco a él con uno de sus brazos, mientras con el otro me rodeo. Entonces me aferré a él como si esto fuera lo único que necesitaba, mi cabeza  reposaba en su pecho, mientras él pasaba una de sus manos por mi cabello, las lágrimas salieron  de mis ojos sin poder detenerlas, chocando con su cuerpo. Me abrazo más fuerte.
—No llores por mí, no lo merezco —susurro a mi oído, justo en este momento supe que aquel momento sería efímero.
Sabía que mi corazón iba a quebrarse, sabía él terminaría de romperlo, pero el tan necio, tan libre, grito que no le importaba y que si esta iba a ser nuestra última noche, sería la mejor noche de nuestras vidas.
Paso su pulgar por mis mejillas, limpiado mis lágrimas, borrando todo el rastro de dolor que hace unos segundos se había posado en ellas. Nos separamos lentamente, sin separar la mirada el uno de otro, la conexión que siento es única y estoy completamente segura que no soy la única siente aquella mágica que de manera armoniosa nos envuelve.
—Hagamos de esta noche una inolvidable, como si fuera la única que nos quede —muy en el fondo sabía que así sería.
Él tomó mi mano de una manera gentil, su mano envolvió la mía de manera inmediata, el roce de su piel con la mía se sintió jodidamente bien. Un contraste perfecto entre cálido y frío, verano e invierno. Empezamos a caminar por el muelle, el mar se veía oscuro, profundo, pero sobre todo sabio.
—Gracias, quizás hoy suene cursi y te parezca empalagoso, pero te cielo. Le temo a muchas cosas, pero sobre todo a vivir en un mundo en el que no estés, me siento como un idiota porque estoy diciéndote cosas que quizás no tengan sentido, eres alguien  maravillosa y te cielo tanto como se puede llegar a querer al cielo —exclamó con cautela.
De una manera rápida puso su mano en mi cintura y me acerco a él, quedamos frente a frente, en sus ojos parecían haber puesto una a una todas las estrellas, eran claros, pero a la vez profundos. Examine todo su cara, como si quisiera inmortalizarla y llevarla conmigo toda la vida.
—Te cielo, aunque a veces no sé cómo hacerlo, te cielo tanto que no sé cómo explicarlo, te cielo y me da miedo. El té cielo es una palabra tuya y mía, tan válida como un te quiero y aún más fuerte que un te amo —exclame en voz baja.
Nuestras miradas parecían haber sido hechizadas, sus ojos parecían estar conectados con los míos, no pude evitarlo, el deseo se apoderó de mi ser, no pensé en lo que podía pasar, simplemente me deje llevar. Me acerqué más a él sin proveer lo que pasar, mis labios rozando con los suyos, su respiración chocando con mi rostro, sus ojos desprendiendo una chispa mágica, brillando como las mismísimas estrellas. Movió su nariz sobre la mía y entonces lo supe, si no lo besaba me arrepentiría toda la vida.
Sus labios se unieron a los míos, las estrellas y la luna nuestros únicos testigos, sus labios se movían lentamente, su aro de metal le daba el toque perfecto. Aquel momento es único, nuestros labios son como un imán que se llaman, se atrae, pero sobre todo se desean. Nuestros labios parecían sincronizados, él era todo lo que quería, todo lo que deseaba, poco a poco profundizó el beso. Por inercia posé mis manos en su cuello, mientras las suyas posaban en mi cintura, entonces lo pensé, aunque no podamos estar juntos, este momento quedará grabado en las estrellas, porque ellas si son infinitas.
Las ráfagas eléctricas se hicieron presentes, recorriendo todo mi cuerpo, su beso se siente cálido y perfecto. Mordió mi labio inferior intensificando todo, mi corazón latía desenfrenadamente, mientras las ráfagas eléctricas se intensificaron y el roce de su aro de metal era magnífico, su aliento chocando con mi rostro, mientras nuestras respiraciones estaba entrecortadas y ese nuestro primer beso bajo una noche estrellada, acompañado del mar sabio quien aprobó aquel momento. Nos separamos lentamente sin dejar de mirarnos y entonces lo supe, él es mi primer amor, mi último amor.
No hablo de que el haya sido el primer chico del cual me he enamorado, porque he conocido a muchas personas, pero hasta que lo conocí a él no sabía que era sentir, no sabía que era enamorarme, entregarle mi alama a alguien. Muchas personas pueden pasar por nuestras vidas, pero solo en el momento preciso te das cuenta de que alguien es especial, cuando te marca y  ese siempre será el primer amor. Jack Miller siempre será mi primer amor.
Tomó mi mano con gentileza, y la acercó a su corazón.
—Esto es lo que ocasionas en mí —sus latidos eran desenfrenadas, mi corazón se detuvo por un segundo.
—La mejor noche de nuestras vidas —susurré.
—Te cielo Ashley Cooper —posó un beso en mi frente.
—Yo te cielo a ti Jack Miller — tomé su mano.
Seguimos caminando por el muelle, escuchando como las olas del mar chocaban con las rocas, los cangrejos caminaban por aquel muelle de madera. Las estrellas brillaban con demasiada intensidad y la luna estaba hermosa, llenando todo el lugar con su espectacular brillo. Caminamos sin decir nada, el silencio entre nosotros dos siempre ha sido cómodo. Lo primero que mis ojos visualizaron es una pequeña tienda de mascotas de color blanca, con pequeñas figuras de distintos animales y lo que parecían pequeñas patitas. Mire a Jack confundida no sabía de qué se trataba esto.
—Es una sorpresa —una sonrisa genuina se plasmó en su rostro—. Si te lo digo ya no sería una sorpresa ¿No lo crees antipática?
—Eres un idiota ¿No lo crees? — mustié.
—Un idiota que está loco por ti —mis mejillas se tornaron carmesí.
<<Estúpido Jack.
Estúpido y  frágil corazón.
¿Por qué no puedo simplemente no quererlo?
Porque mi conciencia es muy estúpida.
Pero si yo soy tu conciencia deberías  saber manejarme.
Cállate.
Cállame.
Te gusta Jack.
No me gusta Jack>>
—¿Por qué estamos aquí? —inquirí con fastidio.
—Porque así lo quiso la vida —se encogió de hombros, tratando de restarle importancia al tema.
—Dios, ilumíname o elimíname — mustié de mala gana.
—Eres muy impaciente pequeña —hablo con firmeza.
<<¿Cómo se atreve a llamarme así?
Lo quiero matar>>
—¿Cómo me llamaste? —espeté molesta.
—Pequeña, eres como Masha —poso una mano en su barbilla, como si lo estuviera meditando—. Sin duda alguna te pareces a Masha.
—No me parezco a Masha — refuté molesta—. No me parezco en nada.
—Claro que sí, eres pequeña, tierna, divertida ¿Ya dije pequeña? —murmuro, mientras me acerco a él.
—No soy pequeña —mustié de mala gana.
—Claro que si —afirmo, doblándose para quedar de mi altura.
—Que no —di un suspiro prologando.
—Que si —en su rostro se plasmó una sonrisa triunfante.
—Que no —mustie con algo de rabia —. Cállate.
—Cállame —susurro.
Tome su rostro entre mis manos, sus labios se unieron a los míos de manera inmediata el beso no era lento, pero tampoco rápido simplemente es la combinación perfecta, poso una de sus manos en mi mejilla y la acarició. Mi corazón se detuvo, ese simple gesto logro hacerme sonreír me hizo sentir feliz. Cada vez que nuestros labios se unen es como si un hechizo se apoderara de nosotros, es una corriente magnética envolviéndonos, sus labios son suaves, cálidos y aquel aro de metal que posa en sí labio inferior genera ráfagas eléctricas.
Nos separamos lentamente, sus ojos brillaban como sin un millón de luciérnagas se hubieran apoderado de ellos, como si cientos de diamantes hubieran sido incrustados en sus ojos. Empezó a dejar besos por todo mi rostro, cubriendo todas mis pecas, como si intentara borrar todas mis inseguridades, poso otro beso en mi frente.
—Necesitó recoger algo, espérame aquí —exclamo, alejándose rápidamente, pasando por aquellas puertas de cristal.
Minutos después visualicé a Jack con dos cajas de color lila y celeste, que tenían dibujadas mariposas, girasoles y pequeñas patitas de animales. Una de ellas tenía algunos agujeros lo que me ocasiono curiosidad.
¿Qué hay dentro de las cajas?
Ladeo su cabeza mientras me miro perspicaz, la sonrisa genuina que se había plasmado en su rostro ocasiono que aquellos hoyuelos se robaran el protagonismo. Sus hermosos ojos no habían perdido aquel brillo que los caracterizan, su largo cabello negro caía hacia los lados y pequeños mechones se pegaron sobre su rostro, aquel aro plateado que reposa en su labio inferior brillaba aún más con el brillo de la luna.
—¿Qué tienes ahí? —inquirí curiosa.
—Cajas —sonrió divertido.
—Universo, ilumíname o elimíname —rodé los ojos—. Ya sé que son cajas, ¿Pero qué hay en ellas?
—Un regalo —murmuro sin despegar su mirada de mí—. Para una chica especial.
Sentí algo, como una especie de vacío. Como si toda la ilusión que me había planteado se había desvanecido, ¿Y si es un regalo para Haile?
Es estúpido, porque yo sé que él está con ella, pero sigo aferrándome a la idea de poder estar juntos. Como cuando tienes un crush esos amores imposibles y duele saber que por más que te guste, que por más que lo quieras, que así lo fuerces jamás van a poder estar.
Es más difícil superar un amor imposible, que alguien con que si hayas podido estar. Porque deja un sin sabor en la boca, es ese quizás que jamás podrás llenar.
—Entiendo —murmuré incómoda—. ¿Para quién es?
<<Por favor dime qué no pregunte esto.
Me voy a matar.
Eso llevas diciendo desde hace mucho y te sigo viendo muy vivita.
Cállate.
¿Así como callaste a Jack?
Estúpida conciencia.
Estúpido Jack>>
—Para ti —exclamo lento y suave, como si disfrutara cada palabra—. ¿Quieres abrirlas?
—¿Yo? —inquirí confundida, consternada.
—No me hagas dudar de tu inteligencia, pequeña saltamontes —como palabra de su boca sonó tan malditamente bien.
<<¿Cómo me dijo?
Estúpido Jack.
Lo voy a matar.
¿Por qué es tan estúpido?
Lo odio>>
—¿Cómo me dijiste? —pregunte indignada.
—Pequeña saltamontes —pronuncio cada palabra lentamente, como si disfrutara fastidiarme.
—Eres un idiota —mustié de mala gana.
—Un idiota que te gusta —sonrió divertido.
—Me encanta.
Dime qué no dije eso es voz alta, me quiero morir. Tierra abre un cráter y trágame, universo, un poquito de suerte, no me caería nada mal
—¿Así que te encantó? —sonrió divertido.
Solo pido que se habrá un cráter en la tierra y me tragué.
—¿Qué hay en las cajas? —inquirí haciéndome la loca.
—Ábrelas y lo sabrás —exclamo.
—¿No es más fácil si me dices? —mustie.
—Solamente ábrelas —dijo acercando una de ellas hacia mí.
—Es más fácil que me digas que hay en ellas —insistí.
—No —pronuncio lento y suave—. Si quieres saberlo, lo tendrás que averiguar por ti misma, pequeña saltamontes.
—Deja de llamarme así —rodé los ojos, tomando una de las cajas.
—Dime —hice un puchero.
—No, ábrelas —murmuro con entusiasmo.
—Ya voy —murmuré un poco entusiasmada—. Pero —no me dejó terminar la frase.
—No te voy a decir, así que haznos el favor de abrirlas —exclamo entusiasmado.
Al abrir la caja, me dio un ataque de ternura. Era lo más precioso que había visto, es que Dios es muy precioso.
Lo primero que visualice es un pequeño hámster de color beige, con manchas cafés, asomaba sus bigotes, tenía un pequeño lazo lila en forma de moño. Emanaba ternura, quería tomarlo en mis manos y llenarlo de besos.
—Me muero —chillé—. Gracias, siempre había querido un hámster.
—Lo sabía, no es nada pequeña saltamontes, créeme que si pudiera te daría todo lo que tu corazón anhelara —susurró, sus ojos desprendían un brillo sin igual.
Seguí admirando al pequeño bichito, animalito como quieran llamarlo. La caja era lila por dentro, en ella reposaba una pequeña ruedita de color blanco y mucho sisgo, hay algunas semillas de girasoles y trozos de algunas frutas. También hay un pequeño recipiente de cristal donde estaba el agua, él corría de un lado hacia otro.
—¿Cómo se llama? —pregunte sin dejar de verlo.
—Es tuyo, así que no le he puesto nombre —exclamo suavemente—. ¿Cómo quieres llamarlo?
—Hope —exclamé con entusiasmo.
—¿Hope?, ¿Por qué Hope? —pregunto curioso.
—Es un nombre bonito —me encogí de hombros.
—Ashley es un nombre bonito y no por eso le puse así al hámster —exclamo divertido.
—Eres un idiota, además Hope significa esperanza —susurré justificando el hermoso nombre.
—Me gusta Hope, pero prefiero Ashley Cooper —exclamo cada palabra suave y lento.
—Eres un idiota —mustié.
—Ya admitiste que te gustaba este idiota —dio una sonrisa de victoria.
—Solo no te voy a matar, porque Hope se quedaría sin tío —murmure.
—Yo soy su papá —se hizo el ofendido.
—Claro que no —renegué.
—Claro que si —afirmo.
—Que no.
—Que sí.
—Que no.
—Si y punto.
—Lo voy a pensar —Puse una mano en mi mentón como si lo estuviera pensando —. Lamentamos informarle que su solicitud ha sido denegada, inténtelo más tarde.
—¿Si te beso cambiarias de opinión? —exclamo suavemente.
<<Mierda.

Al final no sabemos decir adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora