23. Colisionando contra las pesadillas

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23. Colisionando contra las pesadillas

Nadie entiende qué está pasando, todo es un remolino de gritos de susto y asombro y algunos corren fuera del salón, empujando para tratar de sobrevivir.

La naturaleza del ser humano, correr antes que preguntar.

Otros, como yo, nos quedamos parados, estáticos, viendo a los vampiros devorar a los que no lograron correr tan rápido. La sangre sale como una explosión de los cuellos de las presas de los monstruos.

Las películas de Tarantino no están tan lejos de la verdad.

—¡Corre Elena! ¡Largo de aquí! —exclama Xander sin comprobar que me marcho, está demasiado enfocado en ir tras los vampiros con una pistola que saca de la parte trasera de su pantalón.

Este hombre siempre va preparado.

—¡Elena!

Me enfoco en la voz de Wolfgang que se intenta abrir paso entre las personas para llegar hasta mí. Un golpe en la cabeza me tira hacia el piso y más pies me patean a su paso, pisando mis piernas.

Me levanto cuando unos brazos me sujetan de la cintura y me amoldan a su pecho.

—Busca a tus amiga y vete de aquí. Debes ponerte a salvo. —Los ojos grises de Wolfgang me alivian el dolor.

Unas sombras corren por mis lados y pronto, los miembros del club se organizan sin hablar entre ellos. Disparos, gritos, sangre y sonidos moribundos se mezclan en lo que creo que es la peor pesadilla viviente en la que he estado.

Vernon ayuda a algunos mirones que tienen la boca abierta hasta el piso. Después de esto, todos sabrán que los cuentos urbanos son tan reales como nosotros. Wolfgang saca una pistola del tobillo y me da una última mirada, hablando en silencio mientras corre hacia uno de los vampiros más cercanos.

Efy corre cuando cruzamos la mirada y me sujeta del brazo con fuerza, con miedo palpable.

—Hay que ponernos a salvo.

Solo que yo no quiero huir. Ya me cansé de ser la damisela en apuro.

—Busca a Lily y Nara. Yo me quedaré.

—¡¿Qué?! ¡Estás loca! Puedes morir sin dar un paso, esas cosas son demasiadas para nosotros. Hasta para los del club.

Un cuerpo sale volando a nuestra dirección y Wolfgang se pone de pie sin la más mínima muestra de dolor.

—¡Acaba de arruinar mi traje! ¡Esto es guerra! —exclama corriendo al encuentro de uno de los monstruos.

Da un salto en el aire y toma desprevenido al vampiro colocándose tras su espalda y le inserta una estaca de madera que la ha sacado del aire. El vampiro solo abre la boca soltando un gemido gutural profundo que me hace tapar mis oídos.

El cuerpo cae al piso, Wolfgang no se detiene a verlo morir y convertirse en humano de nuevo, y va hacia otro vampiro.

—Está bien, me equivoqué si pueden —corrige Efy.

Pega un grito cuando uno de los monstruos aparece frente a nosotras. Efy eleva la mano protegiendo su rostro y su mano le toca la mejilla al vampiro que aúlla con el contacto de su prenda.

Humo sale de su piel blanquecina y se retuerce por apartarse de mi amiga.

—¡Elena! —grita Xander al mismo tiempo que me lanza su pistola y, sujetando en el aire el arma, giro hacia el monstruo y disparo hasta que me quedo sin balas.

El club antidisturbios ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora