4. Con la mano en el fuego

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4. Con la mano en el fuego

Una de las cosas que me encantan de la academia Riott, es que tiene áreas verdes extensas donde pueden encontrar paz sin necesidad de caminar mucho. 

Efy y Nara me saludan desde la parte exterior donde están sentadas sobre una manta roja a cuadros y con algunos bocaditos. 

—¿Y Lily? —pregunto apenas tomo asiento a su lado.

—Llegará después de su última clase, quiere conquistar a tu hermano hablando en francés. 

Hago una mueca. El solo hecho de pensar en mi hermano con alguien más me provoca ganas de vomitar. 

No, que asco.

Efy me pasa unas frutillas con chocolate y me las como sin respirar. No tenía idea que las frutas pueden saber tan bien. Aunque todo se lo debo al chocolate. 

Uno de los chicos del club de los dragones pasan por nuestro lado caminando a paso lento hacia el interior del bosque, donde algunos también han ido a caminar siguiendo los carteles de límite. 

Es fácil reconocerlos, todos llevan un prendedor de dragón que encuentras en la parte delantera de su camiseta. 

—¿Qué hay más allá del bosque? —pregunto sujetando otra frutilla. 

—Muchos árboles, hierba y musgo. Y un riachuelo que cruza el bosque. Pero no hay nada interesante a kilómetros y kilómetros de distancia —me responde Nara viendo en su celular—. En las noches hace mucho frío y se crea una neblina digna de una película de miedo. 

—Lily dijo que viste a los del club yendo por el bosque en la madrugada —suelta Efy sutilmente. 

—¿No se supone que es prohibido para todos? 

—Lo es —me responde Nara. Encoge un hombro—. Tal vez sólo querían ir de excursión por el bosque y acampar. 

Efy bufa y me río cuando una gota de su saliva cae en la mano de Nara. Comienzan a pelear verbalmente haciendo que me aparte para que al final nos riamos todas. 

Los pasos rápidos de Lily corriendo hacia nuestro lado nos hacen reír cuando casi cae al piso.

—Les… tengo un… chisme. —Se sienta a mi lado respirando con rapidez hasta que se recupera—. Uno de los guardias desapareció la noche anterior. 

—¿Qué noche? —pregunto.  

—Hace dos noches —abre los ojos—, la misma noche que los viste irse por el bosque. 

—¿Coincidencia? —pregunta Efy. 

—No lo creo —responde Nara. 

¿Qué probabilidades pueden existir? 

Vi al guardia salir por la puerta lateral, la que decía salida, debió haber sido ese guardia ¿no? ¿O el que vi antes de ir a dormir? 

Aunque existen decenas de guardias que recorren el perímetro, quizás uno de ellos siguió a los del club y se perdió. 

—¿Y si sigue en el bosque? —pronuncio intrigada. 

—No sería adecuado ir, ¿verdad? —Nos quedamos calladas mientras Lily mira hacia los árboles que van tomando más profundidad con cada paso que das—. ¿Verdad? Oh, no. Que alguien me responda algo. 

—Salir al bosque en la mañana es peligro, pero en la noche es un suicidio. ¿Y lo vamos a hacer por un guardia? No lo creo. —Nara cruza los brazos con delicadeza sobre su pecho. 

El club antidisturbios ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora