33. Al final, todo fue mentira
Disminuye la velocidad hasta que se acerca a unas rocas y estas, con lentitud se mueven dejando un espacio rectangular libre.
Nos amontonamos en las ventanas como niños viendo que la navidad se aproxima.
—Pueden quedarse, pero si tocan algo sin mi permiso, les corto las manos. ¿Entendido? —pregunta con dulce voz el dueño de casa.
Si alguien le escucha, omiten decir algo. Aún no nos acostumbramos que un vampiro nos trate de esa manera tan infantil.
Estaciona el auto al lado de una pileta de la que sale agua tan cristalina que parece brillar sin que el sol esté presente.
Escaneo el espacio que está repleto de plantas y enredaderas que rodean las paredes de piedra. Un hombre, que luce joven, ni cerca de los cuarenta, se acerca a paso firme hasta nosotros.
Nos mira a todos con rostro aburrido y sonríe de lado cuando ve a Akseli.
—Se entretuvo en el camino y trajo consigo… invitados. —La última palabra suena a insulto.
¿Por qué siempre parece que nos están insultando sin que lo notemos?
—No los llamaría invitados —comenta Akseli cerrando la puerta del auto—, son más unos intrusos que pueden quedarse por un tiempo limitado.
Nos bajamos con timidez, con miedo a lo desconocido. Somos como Hansel y Gretel, entrando a la casa de la bruja que te va a comer.
El mayordomo y Akseli se alejan hablando entre susurros mientras nosotros nos quedamos embobados viendo el cambio drástico que tiene este ambiente. Unos balcones de piedra dorada resaltan en las alturas.
—Vamos humanitos, no pienso darles una visita guiada.
Allium se adelanta y la seguimos, sin dejar de ver nada. El camino se estrecha, dejando espacio para que solo una persona a la vez cruce hasta que se ensancha y se convierte en una mansión.
Una gigantesca mansión blanca pura, que se alza sobre nuestras cabezas. Simula a los Jardines colgantes de Babilonia de una manera impresionante.
—Carajo —susurra Xander de asombro.
—¿Cómo es posible que este vampiro tenga todo esto? —pregunta inquieto mi hermano.
—Porque he vivido más tiempo de lo que puedas imaginar. Me gusta tener mi espacio decorado. —Akseli se detiene en las escaleras, mirando sobre el hombro con ojos celestes tan pálidos que parecen de fantasía—. Muévanse o soltaré a los perros para que los hagan correr.
Intercambio una mirada con Wolfgang y subimos, dejando que Allium nos guíe, parece demasiado familiarizada con el entorno.
Una puerta, cinco veces el tamaño normal, se abre y entramos a lo que parece la sala principal con muebles de cuero negro.
Dejo de caminar y abro la boca asustada, hay una mujer encerrada en un tubo de vidrio que contiene agua. Ladea la cabeza al vernos, como si estuviera preguntando quiénes somos y qué hacemos ahí.
—¿Qué…? —susurra Wolfgang, impactado como todos.
Akseli se sienta en el sillón de cuero que da la espalda a la mujer que nos observa en silencio, usando un vestido casi del mismo color de los ojos del dueño de casa.
—Ofen, conoce a nuestros amiguitos humanos. Amiguitos humanos, conozcan a Ofen, mi mano derecha. —El mayordomo le entrega una copa de licor y él se lo toma con tranquilidad. Menea la mano hacia nosotros—. Tomen asiento, siempre olvido que ustedes se cansan más rápido que yo.
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El club antidisturbios ✔
VampireNo puedes correr todo el tiempo. No puedes ocultarte muy seguido. No puedes evitar que las pesadillas se vuelvan realidad. Es simple, no puedes luchar contra lo inevitable: el fin. En la academia Riott existen secretos que han sido guardados dur...