5. Por una causa común

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5. Por una causa común

Vine preparada para este momento.

Muchos intentos después, horquillas de cabello costosas después y palabras de mis amigas que me apure porque los pasos de los guardias se están escuchando después, consigo abrir la indomable puerta que me hizo luchar mucho.

—Debes enseñarme esta técnica en algún momento —susurra Nara con una sonrisa.

Entramos en silencio, cerrando la puerta con lentitud y nos quedamos quietas hasta que los pasos del guardia se alejan.

A una distancia prudente, nos movemos por el espacio hacia la parte trasera de donde se sienta la secretaria. Los armarios tienen el abecedario, con los apellidos de todos los alumnos ordenados.

La linterna de Nara me alumbra cuando abro el cajón con la letra del apellido de Xander.

—Estamos buscando mal. Este es del año sesenta. —Nara apunta hacia una esquina de las carpetas y cierro con fuerza.

Lo vuelvo a dejar en el espacio donde lo tomé, esto es una pérdida de tiempo.

—¿Acaso estamos en los años noventa? —volteamos hacia Efy que nos mira con cara de que somos tontas—. Somos la generación del internet —señala hacia la iMac que adorna el espacio de trabajo de la secretaria.

Solo hay un problema con las Mac, siempre pero siempre te van a pedir una contraseña.

—¿Cuál puede ser la contraseña de una señora que nació hace cincuenta años? —Tomo asiento en la silla giratoria. Enciendo la pantalla y me pide de inmediato la contraseña.

—Intenta con contraseña —dice Lily.

Aunque la opción no es la mejor, la introduzco y el mensaje de error salta haciendo que frunza la boca.

—¿1234? —opina Efy.

Lo hago, pero vuelve a saltar el error de mensaje.

Exhalo porque las opciones se nos están agotando. Golpeo el teclado frustrada y se cae en mis piernas provocando un ruido fuerte.

Nos quedamos quietas esperando que alguien fuera del lugar nos haya escuchado. Ni siquiera respiramos hasta que nos aseguramos que estamos a salvo.

—Eso fue inoportuno Elena —reprocha Nara.

—No, no lo fue. —Lily señala la nota adhesiva rosada que está pegada en la mesa.

Es la contraseña de la computadora y agradezco que haya recurrido a tener que escribirla para no olvidarla. Dejo el teclado en el mismo lugar y escribo la contraseña Mimi5910, debe ser el nombre de alguna mascota y suena mucho a un gato.

Una imagen genérica de una montaña de color rojo está de fondo de pantalla. Nos acomodamos entre las cuatro para ver la información que está organizada en carpetas.

—Aquí —dice Lily apuntando hacia la carpeta que indica el nuevo año escolar.

Hago clic y se abren más carpetas con los nombres en orden alfabético, busco el apellido Hunt hasta que lo encuentro e ingreso para ver la vida de Xander.

—¿Estuvo en Gotas de Esmeralda? Eso es imposible —Nara me hace hacia un lado tomando el control del ratón.

Bajo la mirada hacia donde señala, estaba muy entretenida viendo la fotografía en la que no sonríe.

Lo mismo que ahora, solo que un poco más joven.

—¿Por qué? ¿Qué tiene ese lugar de especial? —volteo hacia Nara y su cabello rubio que se está escapando del gorro de lana.

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