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Caleb

4 días. 

Ese era el tiempo que llevaba sin hablar con Alexa aunque, en realidad, si no contábamos el último mensaje que me respondió había sido por la noche, la noche que cuido a sus primos, eran más. 

Me dijo que al día siguiente me llamaría, esperé todo el día pero esta llamada nunca llegó por lo que decidí mandarle un mensaje por la noche, bueno, fueron tres mensajes. Pero tampoco fueron respondidos, al igual que los que le mandé durante los demás días aunque estos acabaron siendo eliminados. 

El pensamiento de que estaba siendo muy pesado no se iba de mi cabeza por lo que los borraba. Quizá se había cansado ya de mí, o quizá ha estado ocupada. Debería dejar de pensarlo ya pero, mentiría sí decía que no estaba extrañado, bueno, preocupado mejor dicho.

—Caleb, ¿nos estás escuchando? 

La voz de mi hermano me sacó de mis pensamientos. Había vuelto a quedarme atontado mirando al suelo y en estos momentos era en los que menos debería hacerlo. 

De nuevo los Demonios habían hecho acto de presencia, incorporando a nuevos miembros e intentando jodernos también al hacerlo. Esto no se nos hacía muy raro ya que siempre eran así pero esta vez tenían un objetivo, Jayden Rymer, el hermano mayor de Aiden. 

Todo esto parece que no tiene sentido pero las pocas normas que hay en los Ángeles Oscuros son bastante estrictas y una de ellas era que no podías tener familiares en otra banda ya que había posibilidad de se hiciera algo en contra de la misma. 

—No, perdón —dije, removiendo mi cabeza ligeramente hacia los lados. Di un rápido vistazo al gimnasio en el que estábamos antes de mirar de nuevo a mi hermano —. ¿Qué decíais? 

—¿Qué podemos hacer? Tú eres el que piensa, yo no sé que hacer y a ese —señaló a Aiden, llevaba un rato en el que solo se dedicaba a pegarle al sacó de boxeo frente a él de manera bruta y rápida —...no le vamos a hacer caso. Está enfadado y no piensa. 

—No sé qué hacer, deberíamos dejar que se encarguen los jefes —respondí, volviendo a mirar a mi hermano. 

—¡Ni de coña dejo que esos se encarguen! –exclamó Aiden. 

—¡Tú cállate! —le gritó Blake, girando medio cuerpo hacia él al decirlo. 

—Dejemos que papá se encargue —le dije directamente a mi hermano, mi padre era uno de los jefes de esta zona y siempre arregla estas cosas. 

Traté de ignorar el eco de los golpes de Aiden pero ya estaba a punto a causarme dolor de cabeza por lo que decidí levantarme del banco en el que estaba apoyado, impulsándome con las manos. 

—¿Ya te vas? —inquirió mi hermano al verme. 

—No me encuentro bien —me excusé.

—¿Es por...? 

—Solo es que no he dormido bien, no te preocupes —mentí, aunque no era del todo mentira. 

—Si necesitas hablar...

—Blake, estoy bien enserio, no te preocupes —volví a interrumpirlo.  

A medida que me despedía me acercaba más a la puerta, estaba bastante más cerca de nosotros de lo que creía ya que llegué segundos después. Coloqué las palmas de mis manos empujando aquella puerta, abriéndola lentamente. Antes de salir de allí le dediqué una última mirada a mi hermano. 

—Luego nos vemos —le dije. 

—Esta bien. —Asintió, poco convencido. 

—Te dejo sola con la bestia —murmuré, refiriéndome a Aiden —, suerte. 

Ángeles Oscuros [#2] (TERMINADO)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora