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Caleb Relish

—¿Por qué tenemos que ir a eso? —volvió a preguntar Aiden, molesto para variar, a mi lado. Ya esta empezando a ponerme de los nervios.

—Aiden, para de quejarte —sentencié, andando por las oscuras calles con las manos dentro de los bolsillos de mis vaqueros —. Nos han mandado a hacerlo así que lo haremos.

—Sigo sin entender como es que siguen mandándonos a vender droga, eso es para novatos joder —se quejó de nuevo, ignorando mi petición.

—Técnicamente somos novatos.

—Tu padre sabe que no lo somos, llevamos aquí desde los quince —contraatacó justificándose y, aunque tenía razón, no podía dársela porque si no ya querría darse la vuelta.

Porque después de todo no mentía, desde pequeños nos habíamos movido por este ambiente por lo que sabemos cómo van las cosas y, cuando empezamos, bastante más antes de la cuenta, ya aprendimos bastantes cosas así que cuando nos unimos ya sabíamos más cosas que los principiantes de verdad. Al principio iba a unirme yo solo ya que mi padre y mi hermano son Ángeles Oscuros pero, a pesar de mis quejas por no querer hacerlo, fui en parte obligado y, bueno, Aiden quiso hacerlo también.

A partir de los quince nos mandaron a hacer a tareas pequeñas cómo repartir droga para venderla a gente de nuestra edad o mandar mensajes a gente como advertencias pero, cuando cumplimos la mayoría de edad y nos unimos del todo haciéndonos el tatuaje de las alas negras en la espalda como promesa de lealtad, fue cuando empezaron los cargos algo más grandes. Amenazar, golpear e incluso matar, pero eso solo fueron dos ocasiones puntuales y yo ni si quiera pude estar delante de eso se encargaron Aiden y Blake, mi hermano.

—Pero el jefe dice que somos novatos porque entramos hace dos años, así que somos novatos —sentencié, dando por terminada la conversación.

—Estúpido jefe —murmuró Aiden.

—Deja de quejarte.

—Perdona que me queje señor paciencia pero es que lo que menos quiero es meterme en una fiesta de los pijos esos.

—Yo tampoco pero si dejas de quejarte a lo mejor se nos hace más ameno. 

Ya se notaba que estaba cansado de los reproches de mi amigo, se pone muy pesado si lo obligan a hacer algo que no quiere.

—Oye, ¿y Blake?

—Hoy iba a pelear sino estaría aquí.

—Sigo sin saber como tu padre lo deja pelear ahí.

—Sabe que Blake nunca pierde —respondí mientras miraba al frente. 

Habíamos llegado y apenas me había dado cuenta, lo hice cuando cruzaba la puerta para entrar. No me extrañé al encontrarme con lo mismo de siempre, gente abarrotada por todo el salón, música extremadamente alta y gente borracha liándose por todos lados. No me quejo, estaría casi igual si me gustara el alcohol pero para mi mala suerte no me gusta.

Aiden pasó primero por la puerta, adentrándose entre la gente por lo que decidí seguirlo. Supongo que haríamos lo de siempre, irnos a una esquina, coger dos cervezas y vender maría.

Al instante me di cuenta de que aceptamos en nuestras suposiciones cuando nos colocamos justo al lado de la puerta de lo que parecía la puerta de la cocina. Rápidamente Aiden se apoyo en la pared con una expresión seria por lo que yo hice lo mismo.

—Que comience la noche —dije, irónicamente.

—Ojalá acabé pronto —murmuró él.

Todos allí parecían fotocopias unos de otros, eran jodidamente iguales. Todos los tíos llevaban un típico polo de distintos colores, esto parecía un arcoíris. Mientras que las chicas también eran casi iguales, la mayoría rubias con aspecto de Barbies y vestidos que deslumbraban casi dejándote ciego por las luces neon que relucían sobre los colores claros. Estábamos en un barrio bastante pijo por lo que la apariencia de estos compaginaba.

Ángeles Oscuros [#2] (TERMINADO)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora