━ Capitulo 8

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|En este punto de mi vida la muerte me resulta una solución para descansar mi alma...|

En Encanto no hay doctores, no se necesitan si tienen a Julieta. Pero para poder conseguir un servicio más especializado sobre medicina tienes que salir del pueblo, ir al hospital a unas horas de distancia, conseguir un doctor y pedirle que valla a tu vivienda. Pero casi nadie lo necesita.

Hasta el día de hoy.

Las primas fueron rescatadas alrededor de 4:20 a.m. y para las 10:45 a.m. apenas iba llegando el médico que Mariano fue a solicitar.

Isabela estaba inconsciente hasta el momento, solo se sabía que respiraba débilmente. Alguien en coma va más haya de cualquier urgencia médica, se necesita un equipo para revisarla y darle el tratamiento necesario.
Así que para cuando Dolores regreso de su "sueño" su prima ya estaba en el hospital al igual que su hija.

—¿Por que no se llevaron a Dolores también eh?

Pepa Madrigal perseguía por la construcción a su madre, la anterior la ignoraba olímpicamente. En ése instante solo le importaban dos personas y una de esas personas en definitiva era Dolores.

—¡Madre respóndeme!— un trueno escandaloso cayó en el piso de madera, deteniendo el paso de la matriarca.

—¡Cálmate y cállate ya!

—¡Contesta! ¡¿Porque no dijiste que se la llevaran también?!

—¡Porque tu hija estaba bien, no está en coma! ¡No todo rueda alrededor de ella!

—¡¿De que hablas?! ¡Ella dejó de respirar por unos segundos!

—¡Pero despertó ¿o no?!

—¿Porque hablas así?— susurró incrédula. —Cómo si no te importara que pasa con mi hija— ya no había truenos, se convirtió en una llovizna.

—Lo haría si no hubiera provocado que Isab...

—¡A MI HIJA NO LE VAS A HECHAR LA CULPA!— su grito perfectamente pudo ser oído a metros de distancia sin esfuerzo. —¡Toda su maldita vida trato de agradarte, ella se calló tantas cosas por tí! ¡Y ahora vienes y actúas como si la odiaras!

—Pues lo acaba de hechar a la basura.

Pepa río sin ninguna gracia. —¿Pues sabes qué? Tu misma me dijiste que nunca sería como mi hermana y tienes mucha razón, porque no me quedaré callada como Julieta lo hacía. Dolores tiene mucha madre que la defienda así que no voy a permitir que sea una nueva Mirabel para ti— se fue de ahí con paso firme.

Una joven de lentes al escuchar gritos buscó de dónde provenían dando con su abuela mirando la puerta de su prima desde el balcón de la segunda planta.

—Abuela, ¿que ocurrió?

—Dolores ya no es bienvenida.

—¿Es chiste-

Antes de dejarla terminar se escuchó la puerta ser abierta. Era Julieta y Agustín con una cara pálida, si la curandera ya se veía cansada, ahora peor.
Las dos mujeres caminaron hacia ellos.

—¿Cómo está?

Julieta tenía un semblante serio, pero al recibir esa pregunta fue como un golpe del cual ya se había calmado hace rato; hizo un puchero y lágrimas corrieron sin parar.

 Una voz inaudible  ━Encanto  [Dolores x Mariano] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora