SHOCK

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La aparición se llevó a cabo en las afueras de la mansión, tal y como lo ordenaba el Ministerio.

-Anda... – presionó Theo en su cintura para hacerla caminar –

-Aquí estoy bien Theo – murmuró – yo voy sola a partir de este momento

-¿Estás segura?

-Si le decimos porque me has acompañado a casa, no quiero ni pensar en que tú pagarías su enojo – niega con una sonrisa de medio lado – estaré bien

-Te busco mañana – frotó su brazo tratando de animarla – descansa Hermione, y no pienses en el tonto de mi hermano

Era difícil llevar a cabo esa encomienda, no podía dejar de pensar en lo que había orillado a Ostron a decirle aquellas cosas


(Despacho de Draco Malfoy)


Los últimos rayos del sol se colaban por el estudio de Draco Malfoy, éste no había despegado los ojos de los papeles que se encontraban frente a él.

El ruido le hizo girar la cabeza rápidamente encontrando a la pequeña elfina con una charola sobre sus manos.

-Ya bajo al jardín – suspiró – no es necesario que me traigan la comida

-La señora Malfoy ha ordenado que se le trajera la cena amo – observó el ventanal tras él – ha comenzado a llover desde hace un rato y no podrán cenar en el jardín

-¿Hermione a llegado? – preguntó levantando una ceja observando acertadamente que la pequeña elfina decía la verdad –

-No amo

-¿Envió recado?

-No amo

-Cuando llegue que pase a verme – musitó levantándose de la silla y caminando hasta donde la bandeja descansaba – ¿Mi madre ya ha cenado?

-Ya cenó amo, ordenó que no se le interrumpiera hasta que ella le a mandado la cena

-Bien – asintió dejando que la pequeña criatura se retirara –

Estaba a punto de terminar el último pedazo de tarta sobre el plato, cuando el ruido de la puerta atrajo su atención.

Las gotas caían de su cuerpo, mostrando a una empapada castaña.

-¡Hermione por Merlín! – se acercó corriendo a ella mientras comenzaba a deshacerse de su abrigo – ¿Qué te pasó?

-Está lloviendo – respondió en un susurro tratando de parecer normal, pero su regular tono de alegría se encontraba apagado, eso sin contar que estaba titiritando de frío –

-Pero joder, no te quedes ahí parada – al notar en el trance en el que se encontraba la castaña, Draco se acercó todavía más buscando alguna pista en su mirada – ¿Y cómo es que una simple lluvia puede poner en ese estado a Hermione Jean Granger? – sonrió disimuladamente por su perspicaz comentario, pero al ver que no causaba ninguna reacción en ella, se puso más serio – ¡Hey! ¿Qué ha pasado?

Negó con la cabeza quitándose el otro suéter que llevaba encima.

Estaba empapada hasta el tuétano, pero su mente no podía dejar de dar vueltas.

Se quitó los zapatos con un punta pie y siguió su camino hasta encontrarse frente a la imponente chimenea.

Las llamas del fuego le hipnotizaron, y cómodamente se sentó dejando que el calor comenzara a filtrarse por su piel.

Su actitud tan desinteresada volvió a encender su enojo, así que caminó hacia ella y la volteó del hombro en una manera brusca.

-Te pregunté qué ha sucedido – remarcó cada una de las palabras – yo sé que lo que dije ayer te ofendió... o sólo te molestó, pero de vez en cuando debes ponerte en mis zapatos también, esta relación es de los dos – al sentir que nuevamente comenzaba a molestarse, dio un paso hacia atrás – ¿Acaso ya no quieres estar conmigo?

Libertad AnticipadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora