RESACA (Parte 1)

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Departamento de Hermione Granger

(Actualidad)



Las sienes le pulsaban, pero el delicioso olor a café le llenaba las fosas nasales, y su estómago parecía no querer darle tregua.

Con un quejido estiró todos sus músculos, quienes agradecidos se estiraban y relajaban.

-Buenos días – escuchó el tono burlón de la chica –

-Cierra el pico Granger – se sentó pasando las manos por su cara y cabello recordando la noche anterior – ¿De verdad tomamos tanto?

-Yo apenas y tomé un sorbo – sonrió colocando la taza de café frente a ella y un plato de comida - creo que tú tomaste dos o tres copas – alzó los hombros sentándose junto a ella – no lo sé

-Eso no me causaría una resaca de este tamaño – gruñó bebiendo del negro líquido –

-Tal vez tú cuerpo ya no resiste tanto el alcohol – se burló escondiendo una sonrisa traviesa tras su taza –

-Eres tan graciosa – le fulminó con la mirada –

-Estoy bromeando – suspiró –

-Agradezco que mi resaca al menos te saque una sonrisa sincera – musitó viéndola – si con esto te divierto, gustosa me emborracharé diario por ti

El silencio fue absoluto, y hasta que la penetrante mirada de la castaña se instaló sobre su persona, fue capaz de levantar la mirada hacia ella. Sus ojos estaban acuosos con una media sonrisa dibujada en su rostro.

-¿Qué?

-Gracias – sonrió – por haberte vuelto mi amiga a pesar de las circunstancias

-No era sorpresa que no me agradabas al principio – alzó las cejas dando un sorbo de café – te lo dejé bastante claro... pero esa historia – suspiró – es o más estúpido y romántico que había escuchado en mi vida

-Lo fue – respondió la castaña con la mirada perdida en algún punto de su sala de estar –

-Me conmoviste – gruñó dejándose caer en el sillón – odio las resacas

-Te apoyo – asintió recostándose en el otro sillón – son de las peores cosas del mundo

-Granger – volteó a verla con los ojos entrecerrados – tú ni siquiera podrías ponerte ebria – rodó los ojos en una mueca – no creo que logres pasar de un wiski de fuego o un par de copas de vino

-¿Entonces cómo diantres explicas este horroroso dolor de cabeza? – suspiró agarrando uno de los trapos que había colocado en l a mesa –



OFICINA HERMIONE GRANGER

(Año y medio después de la libertad condicional)



-O no le dijiste – le puso un par de sobres sobre su mesa tomando asiente frente a ella – o lograste domar por completo al dragón – sonrió con malicia –

-¡Oh Pansy! – tomó el lápiz con el que se había hecho la coleta – no sabía que tenías cita hoy – tomó la agenda de una pila de libretas y documentos que estaban a rebosar en su escritorio –

-No tenía – sonrió descarada – pero es demasiado fácil burlar a tus secretarias Nott – se carcajeó – son un desastre

-No son mis secretarias – negó tratando de ocultar la sonrisa que surcaba sus labios abriendo los folder que le había puesto la pelinegra –

-Deberían, eres la más competente de los tres

-El trabajo de Theodore es otro – sonrió levantándose para buscar la carpeta – es más bien...

-¡¿Qué fue lo que te pasó?! – la pelinegra se levantó de un salto en cuanto observó el hematoma que se encontraba en su cuello – ¿Fue Ostron? ¡¿ACASO FUE DRACO?! – resopló furiosa – si se atrevió a...

-Pansy tranquila – le tomó de los hombros cerrando la puerta mientras silenciaba la oficina desde dentro – si fue Draco...

-¡CÓMO DEMONIOS SE ATREVIÓ A PONERTE UNA MANO ENCIMA!

-No me pegó – puso las manos frente a su cara –

-¿Y entonces qué significa esto? – la gira quitándole el cabello encontrando las otras cuatro marcas que se imaginaba ahí estaban – que se alegró tanto que te dejó marcada su maldita mano en el cuello –

-¡NO PASÓ DE ESA MANERA! – gritó la castaña completamente ruborizada, y levantando la blusa le mostró otros cardenales que se encontraban cerca de su cadera – tranquila 

Libertad AnticipadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora