Quiero protegerte, déjame hacerlo [Nishimura Riki]

14

El primer año sin ti, es verdaderamente doloroso.

No pude ver tu sonrisa una vez más, terminamos la universidad. Despierta y dime que todo estará bien, que seguiremos luchando por nuestros sueños; quiero ver esa sonrisa de niña pequeña que tanto me regalabas a cada mañana, decirte por fin lo que siento y que luego de todo, sigo queriendo estar contigo. 

Mis sentimientos siguen intactos. Jungwon tiene pareja, me alegra que salga con alguien la verdad y el pequeño Ta-ki está en cursos para mantener su mente ocupada y tratar de no pensar en el miedo que tenemos sin que despiertes. 

Pasó un año; sigues igual de hermosa desde la primera vez, tu cabello, está mas largo mi pequeña, tu cara ha cambiado también. Pero siempre has sido perfecta. 

Toque tus manos y estaban fría, me espanté, pero recordé que es el cambio de clima que te tiene en ese estado. Miré bien tu pulso, estaba calmado, tus manos volvieron a ser cálidas. 

Me separé de ti y escuchaba muchas veces mi corazón crujir, me estaba destrozando a mi misma. 

Fui egoísta cuando me pelee con mis dos mejores amigos, veo que las cosas no funcionan a mi manera, tan solo pronunciabas mi nombre y corazón latía con fuerzas, y lo seguiría haciendo. 

Todavía no comienzan mis clases, estamos en tiempo de vacaciones que despertarás antes de que acaben las vacaciones. Nos graduamos, tus notas fueron tan buena que te pasaron aun estando en coma, te amo mi pequeña, esperó cuando despiertes me dediques esa sonrisa. 

Te amo tanto. 

[. . .]

Dos años sin ella, aquel castaño que ya era pelinegro estaba destrozado, su corazón sería siendo de ella.

Caminando de manera perdida por aquellas calles de Japón, en busca de respuestas. Había comenzado la universidad, con lo cual el tiempo no le alcanzaba para visitar a su amada pelinegro, aquella que la veía en sus sueños y que quería ver con tan prisa. 

Los tres mejores amigos seguían igual de unidos, pero su pila aún no despertaba, querían verla. 

Estaba dando un paseo leve por el parque, escuchando el cantar de los pájaros, la risa de los niños y el parque inundando de gente por todos lados. Era normal, aquellos parques siempre se llenaban y eran famosos por su ambiente; ese parque le recordaba a ella, era relajante, alegre, colorido y era un pilar feliz para aquellos presentes. 

Los momentos preciosos, las palabras que tanto abundaban su corazón vacío y tan sediento de ella, aquellas cosas que supo hacer y cada sonrisa que ella le regalaba con gran entusiasmo, fueron las mismas que pudieron cautivarlo por su gran corazón cálido. 

Él siempre la amo, con mucha intensidad, desde antes de que ocurriera todo. El miedo lo invadió, el rechazo se hacia presente en su mente y pensaba de más, quería hacer todo bien, no quería cometer errores. 

Ahora estaba arrepentido de no haberlo dicho antes. No podía dejar de sentirse culpable de no haber tenido el valor de decirlo por miedo a que ese amor fuera no correspondido. 

Miraba al cielo, era tan hermoso y despejado, se dijo así mismo: 

— "𝑸𝒖𝒊𝒔𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒒𝒖í 𝒆𝒔𝒕𝒖𝒗𝒊𝒆𝒓𝒂𝒔, 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒓𝒗𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒍 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐 𝒂𝒈𝒂𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔, 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒍𝒐𝒄𝒐𝒔 𝒆𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒂𝒅𝒐𝒔" 

Luego siguió caminando, perdido en si mismo. Pensativo, arrepentido, deprimido y tan nostálgico. Recordó las veces que le habló a la luna con esperanzas de que ella lo escuchará, cuando ella perfectamente sentía su presencia, ella también lo amaba, se dio cuenta antes del accidente. 

Su mente ocupada, sedienta de ella y de su amor, fueron los duelos con si mismos cada noche. Su diablo interior le decía que lo dejará, que su amor moriría tarde o temprano, mientras su ángel le decía que ella lo amaría y lo recibiría con una gran sonrisa al despertar. 

Él sonrió inconscientemente sonrió por el pensamiento de aquel pequeño ángel, era lo que él anhelaba con todo el alma. 

Una llamada interrumpió el momento, su celular sonaba intensamente.

Vio de quién se trataba.

Inhalo y contestó.

 Jungwon, ¿pasó algo?

Nishimura, ven rápido al hospital —Ordenó rápido.

 ¿Qué? ¿le pasó algo a Hin-san?

No, nada de eso. Ven, por favor —Súplico.

 Ya iré —Contestó desesperadamente

Sin dudar ni un segundo se dirigió al destino donde se encontraba aquella castaña que tanto vagaba por su mente constantemente.

Llegó a el hospital y corrió directamente donde estaba su habitación. Se encontró a sus dos mejores amigos a primera vista, cuando por fin decidió mirar al lugar donde estaba la pelinegra, encontrándose con ella de manera impactante. 

Su corazón comenzó a latir con tan solo saber que ella estaba mirándola, con aquel brillo tan característico. Seguía igual de hermosa, incluso más.

Jungwon habló, rompiendo el mirar del pelinegro hacia su amada.

— Dice que no se acuerda de nosotros —Respondiendo cabizbaja. 

— ¿Qué? —Lo miró inquieto y miedoso

Los dos menores negaron, mientras los ojos del pelinegro se acumulaban de lagrimas, quien tenía la cabeza baja mirando el suelo. 

— ¡Oigan dejen de mentirle a Nishimura! —Regañó a los menores quienes comenzaron a reír. 

El pelinegro alto alzó su cabeza mirándola y ella lo saludó con una sonrisa. 

— Mi pequeño ha crecido, te extrañé mucho senpai —Ella rió juguetonamente haciendo que sus ojos se cerrarán. 

Las mejillas de aquel pelinegro alto comenzaron a arder con intensidad, sus manos sudaban por los nervios, las lagrimas salieron de tanta alegría. 

No dudo corrió hacia ella. 

La abrazó, colocó sus manos rodeando su cintura, escondiendo su cabeza en el cuello de la pelinegra, mientras que con intensidad lloraba. 

Aquella pelinegra correspondió el abrazo al igual que él, con euforia, y felicidad. La calidez se sentía en ambos cuerpos, ambos lloraban mutuamente por extrañarse demasiado.

El pelinegro una vez más tuvo esperanzas para decirle lo que siente. 

El momento más mágico y eufórico de su historia de amor  había comenzado; luego de tantas cosas, ambos estaban destinados a estar juntos, sin interrupciones. Solo eran ambos, mutuos, su destino era amarse con intensidad. 

Aquellos jóvenes estaban sedientos de su propio amor, su reencuentro siempre será conmemorable.