09.

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Miércoles, el día de la semana que más odiaba por las absurdas pláticas en grupo que había. Era un pequeño grupo de siete personas sentados sobre sillas en forma de círculo mientras contaban sus problemas y el porqué estaban ahí, había de toda clase, intento de suicidio fallido, bulimia, anorexia, depresión, bipolaridad, trastorno de la personalidad, entre otros. Algo curioso es que Mely era la única con esquizofrenia mientras en aquel grupo había tres intentos fallidos de suicido, dos con anorexia y uno con depresión grave, aunque los demás igual lo tenían solo que ligero.

La razón por la que odiaba ese lugar era porque siempre se burlaban de ella y sus amigos imaginarios lo cual la hacía enojar, al igual que Niki, solo que él no estaba ahí en ese momento y todo le daba igual, solo quería encontrar a Niki, saber que no se había ido.

—Bueno Mely, es tu turno —dijo la instructora.

—Claro...—aclaró su garganta sentándose derecha—. Me llamo Park Mely, sufro de esquizofrenia desde los cinco años y...me estoy curando.

—¿Dónde están tus amigos ahora? —preguntó un chico.

—No están, desde hace un par de días dejé de verlos.

—¿Dónde está ese chico guapo llamado Niki? —preguntó una chica.

—Él...también se fue —apretó sus labios—. Pero está bien, es decir, podré ser normal de nuevo, ya no escucharé voces todo el tiempo, ni ver sombras en cada esquina o detrás de la gente.

—¿Qué tal de corchea? —volvió a preguntar el chico—, era el único normal.

—El igual se fue, junto a los otros cuatro.

—Lamento que Niki se haya ido —dijo otro chico—, sabemos lo especial que era para ti por todo lo que nos has contado sobre él.

—Gracias...—suspiró—. Supongo que era lo mejor. De hecho ayer tuve mi ultima discusión con el, sobre que había veces en las que podía tocarme y otras no pero le dije porque era parte de mi imaginación, y mi subconsciente era el que hacía que se sintiera real, ahí fue cuando le grite que no era real y...se fue.

—Mely aprendió a aceptar la realidad waa —dijo otro chico sonriente—. Creo que eres la primera esquizofrénica que ha pisado este círculo en aceptar la realidad.

—Tienes razón Jungmo. Estamos muy felices por ti Mely —dijo la misma chica.

—Gracias chicos.

Pero ella no estaba tan feliz por lo que había logrado. Luego de dos horas en aquella plática esta terminó pues los demás si tenían cosas que contar lo cual casi no le importaba a Mely, solamente quería ir para curarse no para hacer conocidos. Mientras los demás ayudaban a recoger las sillas Mely se iba sin dejar rastro alguno, como un fantasma, siempre escapaba sin que se dieran cuenta yendo a su lugar favorito en el edificio, el jardín.

Era el lugar más tranquilo con menos gente en donde podía pensar sin ser molestada. Caminó en silencio hasta el primer piso bajando las escaleras con cuidado de no caerse pues eran algo resbaladizas, al estar en el primer piso caminó hasta la salida que daba hacia el jardín caminando lentamente pues quería disfrutar cada segundo del hermoso silencio que inundaba el pasillo con una de sus manos acariciando la pared mientras caminaba sin sentir algo fuera de lo normal, solo era la lisa pared, sin huecos en donde parecían haber ojos observándola.

La puerta por suerte estaba abierta, volteó hacia atrás verificando que no hubiera nadie que la detuviera pues casi no la dejaban salir debido a que tenían que estar monitoreándola y verificar que no hablara sola pues eso significaba que todavía tenía una ilusión por la cual deshacerse. Salió del edificio caminando a prisa a su banca favorita la cual daba a una pequeña laguna en la cual habían dos patos.

Soltó un suspiro recostándose en la banca, cerró los ojos, disfrutando del sonido de la naturaleza sin escuchar alguna voz humana o de sus ilusiones, todo se había ido, sus amigos, las voces, las sombras, el sentimiento de ser observado todo el tiempo, se había ido, incluido Niki, ya que al parecer no estaba ahí el cual también era su lugar favorito. Oh eso creyó.

—Sabía que te encontraría aquí —dijo sentándose junto a ella, sin verla—. Sé que estás molesta, y no quieres verme así que...solamente vine a despe-

—No te vayas —murmuró sin verlo.

—¿Ah?.

—Si te vas...no tendré a nadie —dijo un poco más alto, sin mirarlo.

—Tienes a tu hermano.

—¿Estás celoso?.

—Él te puede tocar.

—Pero él no puede pasar las puertas, tampoco puede llorar lágrimas amarillas mucho menos volverse casi un demonio cuando se enoja.

—Lamento mucho lo que pasó esa vez...

—Está bien, no me molesta. Entonces...¿te quedarás?.

—Hoy, mañana y siempre querida Mely...

Sintió un pequeño escalofrío en su mano derecha, lado en el cual se encontraba Niki. Cuando abrió los ojos y volteó hacia esta notó que Niki tenía su mano sobre la de ella, formó una pequeña sonrisa con sus labios al saber que Niki estaba junto a ella, que podía sentir su tacto, que estaría con el para siempre.

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Al anochecer, Mely se encontraba en su habitación sentada sobre su cama recostada en la pared mientras terminaba el dibujo del día anterior y Niki estaba acostado en la cama, durmiendo cómodamente. Al terminar su dibujo lo apreció alejando la libreta de ella mientras la sostenía con ambas manos para sonreírle, pasó la hoja para iniciar un nuevo dibujo, sin tener alguna idea quiso preguntarle a Niki pero cuando lo miró para preguntarle, notó que estaba dormido.

—Tan tierno como siempre.

Ahora se encontraba dibujando un jaguar, animal al cual le recordaba Niki por su rostro, solo que en lugar de tener los circulos negros y piel amarilla, lo haría negro con circulos azules y amarillos, como los de la camisa de Niki, sabía que le encantaría cuando lo vieran.

—Mely —dijo la enfermera entrando a la habitación, llamando su atención—. Es hora de dormir linda.

—Está bien.

Salió de la cama para dejar la libreta y colores sobre su escritorio, la enfermera le entregó las pastillas que debía tomarse y una vez lo hizo regresó a la cama para dormir dándose cuenta que Niki estaba bajo las sábanas, con cuidado, se acostó junto a él para así, dormir profundamente gracias a sus pastillas de dormir.

—¡Mely! —la llamó Niki haciendo que despertara—. ¿Dónde estamos?.

—¿D-donde que?...

Preguntó adormilada sentándose con cuidado, pero cuando lo hizo y logró ver con claridad se dió cuenta que la cama en la que dormían estaba en medio de una pradera con hierbas altas. Abrió sus ojos de par en par dejando caer su boca en un enorme 0 al ver a su alrededor.

—¿D-d-donde estamos Niki?! —preguntó asustada.

—No tengo idea Mely, estoy igual de confundido que tú —dijo mientras miraba alrededor—. ¿No es el prado que dibujaste?.

—No, porque estaba lleno de flores.

Salió de la cama pisando la húmeda tierra sintiendo como la hierba acariciaba sus pies y la tierra mojaba la planta de sus pies a cual se metía ligeramente entre sus dedos. Sorprendida por que fuera muy real estiró uno de sus brazos hacia una de las hierbas para acariciarla.

—Woa...

—¿Estamos soñando? —preguntó Niki.

—Las ilusiones no tienen sueños —lo miró—, ¿lo olvidaste?.

—¿Luego de que me fuera sigues igual de amargada? —dijo indignado.

—ríe ligeramente—Es broma Niki. Sinceramente, no creo que estemos soñando juntos, sería muy raro...

—Entonces soy parte de tu sueño, genial.

—Pero no parece un sueño, todo se ve tan real. Las hierbas, la tierra, el aire, el olor, los árboles a lo lejos, la cama...—lo miró— tienes sombra.

—¿Tengo sombra?! —miró hacia el suelo, dándose cuenta que era cierto—. ¡Mely tengo sombra! —dijo emocionado.

—Sii tienes sombra Niki! —dijo igual de emocionada.

—¡Mely tengo sombra!.

Dijo emocionado queriendo tomarla de los hombros, ambos sabían que la mano la traspasará pero aún así no se detuvo y acercó sus manos hasta sus hombros y de milagro, la tocó. La sonrisa de ambos desapareció apreciando como las manos de Niki cubrían perfectamente los hombros de Mely.

—M-me estás...

—Tocando —dijo Niki.

Ambos se miraron de nuevo. Niki retrocedió un poco, parecía asustado y confundido a la vez al igual que Mely quien se decía a sí misma que solo era un sueño, que nada era real, que Niki era de su imaginación y no podía tocarlo, que estaba dormida y nada era cierto. Pero sin duda, era un sueño del cual no quería despertar.

—Hazlo de nuevo —dijo Mely.

Niki alzó una de sus manos poco a poco, acercándola a Mely, esta hizo lo mismo acercando su mano hacia la de Niki hasta que ambas chocaron. Entrelazó sus dedos con cuidado sintiendo las cálidas y suaves manos del otro.

—Niki...me estás tocando —dijo sonriente.

—Eso hago Mely...¡Mely te estoy tocando!.

Sin pensarlo dos veces Mely se lanzó hacia él, abrazándolo y cuando lo hizo Niki se quedó congelado. Las lágrimas inundaron por completo los ojos de Mely los cuales apretaba con fuerza mientras formaba una sonrisa con sus labios la cual temblaba débilmente, estaba feliz, realmente feliz. Había jurado escuchar como el corazón de Niki latía, lo cual la hizo sentir a salvo.

—Te amo...Niki...

—Y yo a ti Mely.

Respondió al corresponder con delicadeza a su abrazo mientras las lágrimas recorrían sus mejillas.

Amigo Imaginario - NikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora