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∆ Hilo rojo ∆

Algunas personas nacen con el don de ver los hilos del destino, uno de ellos es Katsuki Bakugō, es el afortunado de ver no cualquier tipo de hilo sino la del amor.

Por mucho que vea el rubio, no se inmuta; en toda su vida jamás se le pasó por la mente unir parejas como una maldita hada o cupido, no, eso no se adecua a su persona.

Bakugō es de las personas que no cree en esas tonterías aunque lo vea a diario, además de que tampoco le importa buscar a su destinado o pareja.

Aunque, hasta ahora no haya aparecido eso no significa que el destino nos los empareje pronto.

Era un día soleado, el rubio paseaba por el campus de la universidad donde se preparaba para ser Administrador de empresas y poder surgir en la vida.

- Hey, Kacchan!- Izuku saludo con una sonrisa; el peliverde era su mejor amigo desde la niñez.

Solto un gruñido al escuchar su voz, eso no significaba que le molestaba la presencia del chico solo era porque siempre perdía los estribos muy rápido.

Lo peor de todo, es que hace meses atrás encontró el destinado del peliverde, era nada más y menos que, Todoroki Shōto, un universitario de primera; guapo y con muchos talentos, Izuku jamás se a cruzado con el bicolor pero Katsuki al ver que había aparecido el hilo del destino de su amigo fue hacia el otro extremo dándole una excusa al pecoso.

Así fue como encontró al bastardo mitad mitad.

- Hola, Deku- Saludo después de unos segundos.

Emprendió el paso junto a su amigo, una parte chiquita adoraba la compañía del peliverde, solo una parte.

- Hoy hay una función en el cine de nuestra película favorita...¡Gratis!.- Menciono Midoriya emocionado mientras le daba un boleto.

En sus labios se formó una rara sonrisa.

- Ground Zero: La última Tempestad.

El rubio se sintió emocionado pero no lo demostraría estando junto a Deku, guardo el boleto en su mochila; luego tomo la cabeza del oji-verde y la despeinó, era su forma de agradecerle; el menor se quejó pero no dejó su sonrisa de lado, abrazo a su amigo y este se quejó, sabía muy bien que a Bakugō no le gustaba los abrazos en público pero era su castigo, cuando lo soltó salió corriendo pero no duró mucho ya que choco con una persona, cayéndose por el impacto.

- Oh, cuanto lo siento ¿Estás bien?.

Midoriya miro hacia arriba viendo a un hermoso chico de cabello doble color, ojos de igual forma y un cuerpo perfecto.

"Es un príncipe"

Pensó totalmente seguro, cuando se dió cuenta que lo estaba mirando por mucho tiempo se sonrojo y tomó su mano.

- Si, muchas gracias, no fue nada. - Hablo mirando a otro lado.

- Debes de tener cuidado, podrías lastimarte.

- Si!... lo tendré en cuenta, d-debo de irme! - Midoriya huyó y Bakugō no tardó en reírse.

A veces su amigo podía ser tan cobarde.

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El rubio trato de huir, pero no pudo ya que un brazo se interpuso en su camino, dejándolo capturado entre un cuerpo.

- ¿Puedes dejarme ir? - No miraba a esa persona a la cara, no lo iba a hacer, se negaba rotundamente a hacerlo.

Por qué si lo hacía, se ruborizaria hasta las orejas; ese hombre que lo tenía capturado entre su cuerpo... Era su destinado, su otra mitad, el amor de su vida, como putas quieran llamarlo.

[KIRIBAKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora