El sábado por la mañana me levanté muy temprano, Mauricio pasaría por mí a las ocho, ya que teníamos que tomar la carretera debido a que el bautizo se llevaría a cabo fuera de la ciudad.
Para esa ocasión había elegido un hermoso vestido halter en satín color perla con grandes flores púrpuras, estuve mirándome al espejo un largo rato, sin duda me hacía sentir muy guapa. Opté por hacerme un medio recogido en el cabello, como la recepción sería en un jardín, había escogido unos zapatos de plataforma que combinaban a la perfección con mi atuendo.
Mi novio me esperaba afuera de la pensión recargado en su deportivo rojo, vestía un hermoso traje en tono arena combinado con una fina camisa en color blanco que lo hacía lucir guapísimo, nunca lo había visto tan apuesto como ese día, el color del traje lo hacía parecer aún más alto de lo que era. Al verme bajar se aproximó hasta mí.
—Joss, en verdad me dejas sin aliento. ¡Eres una mujer muy hermosa!
—Y tú, ¡El novio más guapo del mundo! —Contesté arrojándome en sus brazos.
Nos besamos un poco y tomándome de la mano me hizo girar sobre mi propio eje.
—No me canso de mirarte, todos sentirán envidia por la bella novia que tengo.
Al cabo de unos minutos tomábamos la carretera rumbo a Guanajuato.
Sobra decir que era la primera vez que lo hacía, así que me dediqué a admirar el paisaje, quería captar cada detalle de lo que veía, estaba buscando inspiración ya que a través de la pintura podía expresar con mucha facilidad todas mis emociones.
Nos detuvimos a comer algo en un poblado sobre la carretera, una hora después seguimos nuestro camino hacia el norte, en el estéreo sonaba The liberties, una banda de rock inglesa que según me explicó Mauricio, había desaparecido hace algunos años, lo cual me pareció una lástima, ya que su música era muy buena.
El clima era inmejorable, la sensación de calor inundaba el ambiente, y el viento fresco le agregaba un toque confortante.
Mauricio se empeñó en que nos detuviéramos en un claro sobre la carretera ya que quería tomar fotos mías con aquel paisaje como fondo. Recién había adquirido una Nikon semi profesional y aseguraba que las tomas que podía lograr eran insuperables, sin muchas ganas, accedí, a fin de cuentas, él así era feliz y no me costaba ningún trabajo complacerlo.
A pesar de estar disfrutando mucho el trayecto, me sentía ansiosa por llegar a nuestro destino, no veía la hora de saber si lograría ver a Sebastián, sin embargo, no me atreví a preguntar si es que asistiría, me encontraba entre una mezcla extraña de incertidumbre y deseos de descubrirlo por mis propios medios, las manos se me ponían heladas a medida que recorríamos los kilómetros.
Gracias a la brillante idea de Mauricio de detenernos a la mitad del trayecto, llegamos tarde por veinte minutos. A lo lejos podíamos distinguir el atrio del santuario donde no se encontraba casi nadie.
Al llegar a la iglesia nos detuvimos en el vestíbulo, tratando de ubicar lugares disponibles entre la congregación.
Era un santuario bellísimo estilo barroco construido en cantera rosa a principios del siglo XVII, decorada con tres retablos al óleo, uno de ellos dedicado a Santa Teresa de Jesús en el momento en que un ángel la hiere con una flecha en el corazón. A un costado fue colocado San Juan Bautista con sus padres San Zacarías y Santa Isabel, a mi izquierda observé dos esculturas de San Juan Evangelista y San Mateo en tamaño natural.
Como una visión celestial, de pie en el altar, advertí de inmediato la presencia de Sebastián, distinguido y guapo a rabiar, podía pasar horas admirándolo en ese hermoso traje color perla bien ceñido a su atlética figura.
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El hombre del parque (Primera Parte)
Storie d'amoreEsta historia gira en torno al tormentoso y apasionado romance entre Jocelyn Moncada y Sebastián Mendoza, quienes se encuentran de manera accidental dando inicio a una relación exquisita y desgarradora, que va atrapando al lector conforme se desplie...