Capítulo 16. Resumen

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―¿Es muy tarde? ―preguntó Ágata cuando Alicia le abrió la puerta.

―Algo así ―confesó en una ligera sonrisa.

―Es viernes, pensé que estarían despiertos ―se excusó mientras alzaba sus hombros.

Alicia se hizo a un lado para que pasara.

―Tía ¿Puedo pasar a tu baño? ―preguntó. Alicia frunció el ceño antes de darse la vuelta para verla. Cerró la puerta y se giró―. Es que no estaba en casa, salí a ver unas cosas y bueno de paso fue que vine para acá.

―Ah sí, claro. Adelante ―le hizo un ademán con la mano―. Iré por un vaso de agua.

Ágata asintió y comenzó a dirigirse al baño.

Alicia tomó el vaso y se quedó pensando, sentía que todo se le venía encima. Cerró los ojos y comenzó a ir hacia la sala de estar con el objeto en la mano. Cuando Ágata salió, volteó lentamente a la puerta de al lado, pues era la habitación donde estaba Sergio. Esta sonrió levemente tras escuchar suspiros de él, demasiado fuertes, a decir verdad. Empezó a ir a la sala nuevamente y se sentó en el sofá de en frente de donde estaba Alicia, parada.

―¿No te vas a sentar? ―preguntó Ágata mientras se cruzaba de piernas.

―Estuve sentada todo el día. Si estoy cansada, será también de eso ―dijo mientras apoyaba su vaso de agua en una de las mesas auxiliares.

―¿Qué hace Sergio? ―sonrió, coqueta, pero por dentro, estaba deseando preguntarle por qué demonios había dicho que estaba de novio con Raquel.

―¿Sergio? ―preguntó y posó su mirada en la puerta de su habitación―. Debe estar durmiendo, ha trabajado duro estos días. Te digo tía hemos estado de aquí para allá.

―¿Trabajando? ―preguntó frunciendo el ceño. Alicia le señaló un par de cajas que aún estaban ahí mismo en la sala de estar.

―Han hecho la venta de garaje por fin.

―Tía que putada, ni me enteré ―dijo parándose yendo hacia las cajas―. Debería husmear para ver qué me puedo llevar.

―No hablamos en estos días.

Ágata tomó una caja de tamaño mediano y la alzó de los costados. Se giró y en eso, se escuchó que se abrió una puerta. Las dos posaron su vista en la persona que había salido de dicha habitación y Ágata abrió la boca soltando una risotada.

―¿Qué coño hace Martín aquí? ―preguntó contenta, dejando la caja en el sofá y rodeándolo para así, ir a abrazarle.

―Ágata que gusto ―sonrió Martín recibiendo su abrazo, apretándola fuerte―. He venido a ver a Alicia ¿Vos me creerías si te digo que por su parte he sido el menos recibido en esta casa? ―se rio y la soltó para poder verla.

―Así es de grosera ―sonrió y la volteó a ver.

―Claro, pero le perdono. Ha hecho lo de la venta para sacar las cajas de la habitación donde me iba a quedar. No entiendo por qué me trató así ―se burló y Ágata le siguió alzando las cejas.

―Yo había entendido que había sido por otra cosa ―comentó en voz baja.

Alicia frunció el ceño, pues no le había contado el por qué. Pero luego se relajó, pues Andrés le había dicho a Raquel que volvería a dormir con Sergio porque la habitación no estaría lista. Así que no había mucho que explicar. Creyó aún más que todo lo tenía controlado.

―Estás de suerte ¿sabías? Lo que hay en esas cajas dijo Andrés que ya serían para donar, no son muchas. Realmente se vendió casi todo ―dijo Martín acercándose a la caja que ella tenía en sus manos hace un momento.

De junio a julio | SerquelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora