Capítulo 17. Despistes

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sábado, 13 de junio, 2015.

Día 13.


Raquel se despertó aquella mañana al escuchar el ruido de la puerta del baño. Miró la hora en su teléfono; 7:21 am, no creyó despertar tan temprano. Cerró los ojos intentando volver a dormir, pero empezó a concentrarse en su boca seca y en lo mucho que le aparecía un vaso de agua. Por lo que, junto a un suspiro, decidió pararse de la cama. Fue yendo en dirección a la cocina y al fijarse del pasillo, vio que la puerta de la habitación de Andrés y Alicia estaba abierta y no había ni un solo ruido en la casa. Se acercó al mueble de los vasos y tomó uno, se acercó al dispensador y espero que el vaso se llene. Bebió un poco y comenzó a acercarse a dicha habitación con la puerta abierta, efectivamente, no había nadie. "Lo más seguro es que hayan ido a comprar el desayuno" Pensó. Alzó una ceja, mientras en su cabeza iba creciendo una idea fabulosa. Caminó en dirección a la habitación de Martín, no la abrió, pero posó su oreja contra la puerta y pudo escuchar aún ronquidos. Sonrió para sí misma pensando

¿Hay algo mejor que el sexo mañanero?

Caminó dispuesta a su habitación, a continuar con lo que anoche no se les permitió seguir.



viernes, 12 de junio.

10:31 pm

―Shhh... ―calló Sergio a Raquel en una risa cuando esta comenzó a gemir levemente.

―Joder Sergio ―se rio también leve―. Yo no puedo hacer como tú.

―Suspira en vez de abrir la boca.

―¿Y cómo?

Sergio le mostró cómo hacía cuando Raquel comenzó a acariciar su miembro. Divertida, lo volvió a besar apartando su mano y este gruñó al perder tal contacto. Después de unos minutos, a punto de hacerse uno nuevamente, escuchó un grito de Ágata. Pararon de besarse y se quedaron viendo fijamente.

―¿Está Ágata aquí? ―preguntó Raquel confundida. Él asintió, cuando volvieron a escuchar su voz―. Oye Ágata ―dijo susurrando mirando hacia la puerta―. Que bien que besa tu novio.

Este soltó una risa divertida mirando hacia abajo. Escucharon la voz de Martín y se miraron nuevamente.

―No te digo que es una mentira tan estúpida.

Raquel ladeó la cabeza y le miró. Este se acostó a un lado y ella hizo una mueca con la boca.

―¿Qué haces? ¿No quieres terminar de hacer el drama de la vida con tu novia encontrándonos teniendo sexo? ―rio.

―Cállate ―le siguió este―. Me refiero a esto, no tiene lógica alguna que tú y yo estemos durmiendo aquí y ella esté afuera como si nada. Si Alicia fuese más inteligente, no sé, vendría a hablarme para que tú sigas pensando que salimos.

―Pero según ella tú no sabes nada de eso y sería extraño que te diga "Hey ven a saludar a Ágata" a estas horas. Pensara que estás dormido o que yo, y pues no le verá cierto chiste, si la idea es que yo me lo siga creyendo.

―Es verdad ―dijo con el dedo en su labio.

Frustrado, se paró de la cama y quitó el seguro de la puerta. Raquel le miró extrañada, pues seguían desnudos y en cualquier momento podrían entrar.

De junio a julio | SerquelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora