RECUERDO [1]

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Estabamos en una casa, habíamos peleado dos días antes y Logan me llevo a rastras asta ahí. Pensé que todo era un truco pero cuando lo ví sentado con el cigarro en su mano derecha y una copa de vino en la otra supe que no era solo un reflejo.

¿Por qué siempre caía a él?. Era como si el destino y todo a mi alrededor siempre me llevaba de vuelta a él. Me gustaba pero odiaba eso al mismo tiempo.

Mientras daba un par de pasos en su dirección lo maldije por lo bajo. ¡¿Por qué mierda tenía que ser tan perfecto?!.

"Callan maldito desgraciado. Eres el ser más detestable que puede existir en el puto mundo".

El odio que sentía por el era una especie de dolor que se evaporaba después de unas pocas horas y aunque tenía el material, las agallas y la fuerza para aniquilarlo sin remordimiento. No podía.

Aunque seré sincera. Tal vez una parte de mí lo deseaba pero no quería. Era y es un idiota pero era mío y era algo que siempre me llenaba por dentro.

Cuando se percató de mi presencia una sonrisa entre arrogante y de alivio se dibujó en su cara. Sentí repugnancia pero me gustó. Vivíamos en ese constante sentimientos de putrefacción pero nos encantaba.

—Llegaste más tarde de lo que creí.

—El mundo no gira a tu alrededor —saqué mis manos de los bolsillos y me tomé el tiempo para verlo.

El tatuaje que se veía debajo de sus ojos tenía un ligero color negro y rojo que hacía un hermoso contraste con su piel. Al igual que la serpiente que estaba tatuada en su vientre.

—Sabemos que el mundo no, pero tú sí —llevó la copa nuevamente a su boca y tragó tan grueso que mi garganta se secó.

—Solo quiero paz —apoyé mi cintura en el barandal oscuro quedando frente a frente con él.

Aunque habíamos estado más o menos siete meses juntos el aire de importancia, su personalidad, su altivez, su arrogancia, su perfección y su frialdad con egocentrismo era algo a lo que todavía no podía acostumbrarme del todo.

—¿Paz? —dejó la copa en una de las mesas y avanzó con lentitud —¿Eso quieres?.

Juro que parecía el mismo diablo encarnado dispuesto a provocarme con un trato irresistible.

Todo el ego que se penetró por mis poros aún puedo sentirlo en mis venas, ese sentimiento de rechazo por mí, puedo hasta sentir aún ese sentimiento de imperturbable excitación combinado con enojo.

Sus cejas estaban unidas, sus pupilas dilatadas, sus labios un tanto abiertos sacando cada cierto tiempo un poco de humo espeso. Siempre fue tan fácil hacer que perdiera el control.

Aún sabiendo que era un puto asesino, que el encantaba matar a sangre fría y que había hecho tantas cosas malas en su pasado pero todo lo que mi alma deseaba aparte de torturarlos, era tenerlo dentro.

Sacó un puñal de alguna parte de sus pantalones y jugó con él, pasándolo por sus dedos para al final caer en su mano y llevarlo hasta mí. El frío metal filoso.

¡Que alegre excitación!.
Llevó el puñal un poco más arriba de mi garganta y el filo corto un poquito mi piel de la clavícula provocando que sonriera por la plena satisfacción y excitación que sentí. Era como tener dos premios al mismo tiempo y se sentía increíble.

Cuando una gota de sangre empezó a bajar por mi cuello el se acercó tanto a mi piel que sentí su aliento mezclado con el cigarro y su lengua pasó de manera tan dolorosa y demencial que suspiré en deseo.

—Mi lengua es toda tuya —susurró mientras pasó nuevamente la lengua por mi piel.

Aveces no me quedaba más remedio que odiarlo y armarme de valor para alejarlo por nuestras absurdas peleas que solo eran problemas menores pero sin duda, el sexo era la parte favorita de mis días porque siempre terminábamos igual. Sudados y gimiendo nuestros nombres.

Misterio Y Placeres [En Proceso] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora