-LISTO, TODO LISTO

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—¿Sabes? —muerde dos donas al mismo tiempo —creo que necesitas un psicólogo.

—¿A si? —muerdo una dona de chocolate —tu necesitas un manicomio.

Reímos los dos a carcajadas por lo que estamos diciendo. Hemos pasado dos horas riendo de las anécdotas de los chicos en los diferentes lugares a los que fuimos durante el tiempo que estuvimos juntos.

No hablamos precisamente de "Oye, después que saliste por la pueda y jamás volviste todo fue aburrido". Más hablamos tipo "¿Recuerdas cuando Levi se cayó en medio edificio porque dejé una de las armas en el suelo?".

Total diversión.

Tengo una alerta que me dice: ¡ES UN TAYLOR!, ¡ES CALLAN! Pero la estamos pasando chévere.

—Oye hagamos una cosa —se quita una lágrima de sus ojos provocada por la risa.

—¿Ujum? —ayy no, ya viene con sus cosas raras.

Preparada para cualquier tipo de comentario en:

3.

2.

1.

—No digamos malas palabras, ¿Qué te parece?

Parpadeo un par de veces.

¡¿Qué?!

¡¿Que?!

Esperen, ¿Que?

—Callan, ¿Todo bien? —lo miro con curiosidad.

Asiente convencido y lleva la pajita de la soda a su boca.

—Solo quiero que seamos diferentes, mantenernos ocupados en otra cosa que no sea "el caso".

Esto es.... Nuevo.

Estoy sin... Palabras.

¿Acaba de sugerir eso? ¿Enserio?

¿No es una alucinación por qué tome alguna droga sin darme cuenta?

—Si, ¿Que tiene? Es solo una tregua. Hacer algo diferente. No creo que sea tan difícil para ti, ¿O sí?

¿No decir malas palabras?

¿Será difícil?

—¿Puedo decirlas una última vez? —asiente en repuesta.

Veo como se le quiere escapar una sonrisa, la tapa con sus manos llenas de anillos y cierra sus ojos con tanta fuerza como es posible.

Idiota.

—Adelante.

—¡¡Coño, mierda, puto, gilipollas, hijo de puta, mal nacido!! —cuando termino tengo que tomar aire y este rompe en risas.

Se dobla en el asiento haciendo que lo quede viendo. ¿Ahora que le dió? Tira su cabeza hacía tras y trata de calmarse pero es casi imposible también ligeramente empiezo a reír porque su risa es contagiosa.

Primera vez que lo veo reír a carcajadas después de tanto tiempo.

¿Cuánto? ¿Cinco meses que no lo escuchaba reír tan cerca de mí?

—Eres un.... —se para de reír y me mira.

La tregua, cierto.

—Eres un tonto —suelto con decepción y el suelta una mini risita.

Nos quedamos mirando un segundo. Su rostro se ve más maduro. La barba, su tatuaje alado del ojo, sus misterioso ojos con este toque tan oscuro que solo se le ve increíble a él. Todo le queda bien, las ropas formales e informales y sin ropa, se ve mucho mejor.

Misterio Y Placeres [En Proceso] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora