PISTAS

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El sol pega en mis ojos, siento que todo me da vueltas y como si el ruido de todas partes fuera un problema para mí. Me muevo en la cama y bajo las sábanas sintiendo lo cálidas que están.

Busco mi teléfono entre la cama y lo encuentro en una esquina, apagado. Lo enciendo viendo algunos mensajes, llamadas perdidas de ayer y hoy en la mañana. Con mucha dificultad tomo asiento en el borde de la cama y después de marcar el número de Dash espero que hable.

-¡Buenos días dormilona!

-¿Mmm? ¿Estás de bueno humor? -hago una mueca y paso la mano por mi cara -¿Que sucede?

-Encontramos al tipo de la bomba en casa. Solo quería decirte que estamos bien.

-Que bueno. Al parecer la están pasando mejor que yo.

-¿Por qué dices eso?

-Pensé que solo era matarlo y listo pero, tengo que tomarme el puto tiempo de investigar a fondo, como una maldita detective de mierda. Es estúpido, al parecer el capullo de Daniel no pudo conseguir información de verdad.

-Puedes dejarlo cuando quieras,¿Lo sabías?

-Lo sé. Pero hay algo que me hace creer que puede ayudarnos, creo que esto es... -me tiro en la cama -serio.

-No dejes que nadie te vea ¿Sí?

-Haré mi mayor esfuerzo.

Después de despedirme de Dash y bañarme, arreglar mi cabello y tomar nuevamente los papeles en mis manos y tomar la iniciativa tal vez de buscar en otra forma información el sonido del teléfono sonó en cada esquina y el nombre de Daniel se hizo presente.

No se porqué quiere hablar conmigo todos los malditos días.

Es molesto.

-Buenos días.

-¿Qué deseas?

-Estaba por la ciudad y pensé, mmmm, ¿Que estará haciendo Zara?

-Estoy haciendo el trabajo que tu no te atreves hacer -susurro con cierto fastidio en mi voz.

-Me dolió -suelta una carcajada divertida que me hace sonreír a mí -¿Quieres comer algo?

-Hablas como si estuvieras aquí.

-¿Quién dijo que no lo estoy?

Oh, santa mierda.

Un escalofrío pasa por todo mi cuerpo al momento donde pregunta con tanta calma y sensualidad.

-Estoy haciendo cosas importantes, además tu eres un atraso para la investigación.

-¿Enserio te pones difícil cuando volé horas para verte?

-Tú y yo no somos amigos, no tenías que volar horas para verme. Estoy trabajando para tu padre, haciendo el trabajo que ustedes les da miedo hacer. No quiero que confundas esto con algo.

-No voy a confundir nada. Los amigos también comen, ¿Sabías?

-No seas tan insistente, no voy a salir contigo, déjame en paz y llámame cuando tenga cosas importantes que decirme no idiotoces.

-Creo que esa advertencia tenías que haberla dado cuando estaba en casa pero creo que ya no funciona.

Escucho algunos toques en la puerta y una carcajada através del teléfono. Suelto una maldición y camino hasta la puerta rogando que Daniel no esté afuera pero mis plegarias no son escuchadas porque aquí está.

Misterio Y Placeres [En Proceso] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora