Nota #8: Eyes set to kill- Give you my all

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Listen to all this glass shatter.

Once pierced my ears and made them bleed.

Now it sounds so beautiful,

Because you're you're beautiful, You're beautiful.

La pareja se había quedado dormida durante la tarde y la noche. Despertándose Astrid a las seis de la mañana aun siendo abrazada por Fernanda, quien estaba respirando de manera pacífica con una sonrisa en su rostro, lo cual hacía que a la gótica5 se le saltara un latido, suspirando, no podía evitar observar lo tranquila que se veía su querida pareja.

«Novia»

Pensó la dibujante mientras se le pintó una gran felicidad en su rostro.

Se sentía realizada al estar compartiendo esos momentos con Fernanda, era un sueño hecho realidad para ella, la había visto de lejos toda la vida, desde la primaria hasta la universidad, sin embargo, desde el inicio de la carrera le había empezado a gustar mucho más la bajista, pero solo la veía de lejos.

Jamás le pasó por la mente que ella podría llegar a estar con la chica más hermosa del campus y a pesar de ello aquí estaba. Viendo su semblante, su belleza, su preciosa piel que parecía brillar con la poca luz que había en el cuarto. Su pecho alzándose lentamente con su respiración; Astrid trazó con sus dedos algunos de los tatuajes que tenía la jovencita, era tan perfecta a su manera, una princesa ante sus ojos.

—¿Princesita? —susurró para intentar despertar a Fernanda, habiendo pasado cuarenta minutos mientras ella la había estado contemplando.

La bajista por su parte solo musitó como si hiciera un puchero, intentando regresar a dormir.

—Amor, tenemos que levantarnos, tocaras en seis horas, hay cosas que hacer antes —mencionó la Lowllet mientras se alzó un poco saliéndose del abrazo de su amada, para recargarse en su diestra, se inclinó y besó los labios de la chica que somnolienta, la cual se despertó de manera lenta, hundiendo su mirada en la de su querida novia.

Se puso una almohada en su boca.

—¡Aliento mañanero! —se sonrojó Fernanda quien incorporándose.

Astrid sacó de su maleta un cepillo de dientes para que se lavaran la boca juntas.

Al terminar lo dicho, Fernanda abrazaba por atrás a su amada, dándole pequeños besos en la coronilla haciendo que esta se sonrojara.

—¿Cómo dormiste amor? —preguntó la bajista.

—Excelentemente bien en tus brazos, me sentí en las nubes —se volteó sobre su eje quedando enfrente de la bajista, para pararse de puntitas y besar sus labios, a lo cual respondía muy animada la músico.

—Hija...hoy es tu...

Se escuchó la voz de su padre salir de su cuarto quedándose paralizado ante lo que veía.

Ambas chicas eran tomadas por sorpresa, la dibujante intentaba separarse de Fernanda, pero esta no la dejó, pegándole más a ella.

—¿Así que ella es Astrid? —preguntó su padre viendo a la gótica, dándole su mano para estrecharla.

— Buenos días, señor Lancaster —se zafaba un poco para saludarlo.

—¡Es maravilloso conocerte! Fernandita me ha contado un poco de ti, me alegra tenerte en la casa.

—Gracias a usted por dejarme quedar! —sonrió de manera cortes.

—Bueno, las dejo solas. —dijo el señor —, hija estaré de viaje la próxima semana, iré a Michigan a cerrar unos tratos con los socios y a ver a tus abuelos.

La nota perfecta  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora